Argentina se asoma al abismo tras bandazos en política económica
Argentina se enfrenta a la peor crisis monetaria en años. El peso se ha desplomado un 20% en la última semana frente al dólar: oficialmente, para comprar un dólar hacen falta 8 pesos, el doble que en 2011. Pero en el mercado negro, un dólar cuesta ya 11 pesos. Y el Gobierno no sabe qué hacer, a juzgar por los bandazos que ha dado en su política monetaria durante toda la semana pasada, que incluye la decisión de aflojar las restricciones a la compra de dólares y a la importación que entra en vigor este lunes y que contradice la línea que se ha seguido durante tres años.
Las bolsas asiáticas y la Bolsa española se están resintiendo al comienzo de la sesión por el desconcierto. El IBEX ha cedido un 0,70% hasta los 9.800 puntos.
El pasado lunes, el Ejecutivo de Cristina Fernández de Kirchner endureció las restricciones a la compra de dólares y a las importaciones que emprendió en 2011, en un intento de convencer a la población de que emplear y ahorrar en pesos era más conveniente y cómodo que en dólares, moneda preferida por los ahorradores, que no confían en la divisa oficial.
El peso se fue desplomando respecto al dólar cada vez más a lo largo de la semana, y la constante subida de la divisa extranjera provocó un pánico entre los ahorradores, que se apresuraron a cambiar antes de que continuara su ascenso, lo que acentuó su apreciación frente al peso. Para el viernes, el Gobierno dio un giro de 180º en su política y relajó las limitaciones a la compra de dólares, en un intento de aparentar normalidad y tranquilizar a los ahorradores. Y no está resultando.
Es la mayor devaluación en años, en un país al que todavía sale caro endeudarse en el exterior después de su incapacidad para pagar la deuda externa en 2002. Las reservas del Banco Central están a mínimos, pues se han reducido a menos de la mitad en tres años (desde los 47.821 millones de dólares de 2011 hasta los 29.263 millones actuales). El Gobierno lo achaca a haber pagado sus deudas, pero en parte se debe a la lucha contra la fuga de divisas. El banco debe gastar cada cierto tiempo grandes cantidades de dólares para que la escasez de esta moneda no eleve su valor en el mercado argentino.
REGRESA LA INFLACIÓN
Esta situación de produce en medio de una fuerte inflación, mal endémico del país que ha restado competitividad a la economía y debilita su moneda frente al dólar. Los precios y salarios no hacen más que subir en Argentina, pero la economía no produce como para justificar esas subidas, que tampoco se justifican con la demanda. El aumento del dinero en circulación resta valor a la moneda, y cada vez son necesarios más pesos para comprar los mismos bienes.
Los economistas coinciden en que una política populista, ocupada sólo en dar pero no en producir, es la causante de la inflación endémica de Argentina. "Argentina tiene niveles de presión fiscal europeos sin tener las empresas y capacidad de crecimiento ni la riqueza acumulada de los europeos", considera José Carlos Díez en Cinco Días.
La crisis de la moneda ha provocado una crisis energética, pues las compañías son incapaces de mantener el suministro a esos precios. El descontento popular es cada vez mayor, especialmente tras los escándalos de corrupción que han sacudido el Gobierno de Kirchner en el último año.
El Ejecutivo se ha sacudido toda responsabilidad en la catastrófica devaluación de la semana pasada, acusando a empresas antigubernamentales de tratar de desestabilizar el país. En concreto, han acusado a Shell de haber comenzado la devaluación, tratando de comprar 3,5 millones de dólares a 8,40 pesos, cuando el cambio oficial estaba en 7,20.
Pero las medidas no han tenido éxito. El peso ha continuado descendiendo, lo que a su vez aumenta el deseo de comprar dólares por parte de los ahorradores, que cada vez se fían menos de la moneda oficial. Y la devaluación del peso argentino afecta directamente a la Bolsa española, que se desplomó el viernes un 12%, la mayor caída en lo que va de año.