Debate tras Gamonal: ¿Debe participar la ciudadanía en las decisiones sobre urbanismo?
El Ayuntamiento de Burgos pretendía reconvertir una calle del barrio de Gamonal en bulevar y los vecinos se negaron. El proyecto urbanístico, presupuestado en ocho millones de euros, reduciría el tráfico de vehículos a motor, a cambio de mayor tránsito peatonal y de bicicletas. Resolvía, en teoría, el problema de aparcamiento de la zona poniendo a disposición de la vecinos plazas de aparcamiento por 19.800 euros para un uso máximo de 40 años.
Los vecinos no querían estas obras y lucharon, con el apoyo de ciudades de todo el país, hasta que lograron su paralización definitiva el pasado 17 de enero. El barrio tenía necesidades más urgente, argumentaban, como que no se cerrase una guardería a falta de 13.000 euros. Denunciaban también los tejemanejes y la corrupción urbanística del PP local y el constructor y dueño de varios medios de comunicación, Antonio Miguel Méndez Pozo.
El caso de Gamonal se ha convertido en un símbolo del poder del pueblo sobre el diseño urbanístico del espacio que habita. Hay quien argumenta, sin embargo, que los disturbios que se produjeron confirman una dinámica que invita a "prescindir de la participación ciudadana en las decisiones urbanísticas", como dice Víctor Soriano i Piqueras, mientras el arquitecto y profesor de urbanismo José María García‐Pablos Ripoll critica que la ciudad se rija "entre un absolutismo ni siquiera ilustrado y la triste burocracia".