En la muerte de Santiago Carrillo: ¿Qué pasó en Paracuellos?

En la muerte de Santiago Carrillo: ¿Qué pasó en Paracuellos?

Se sabe qué pasó en Paracuellos. Nadie duda de que fue una masacre. Y que hubo una pistola humeante. Pero, hasta el momento, ningún historiador ha conseguido saber con absoluta certeza quién la disparó.

En las últimas décadas no había ni una sola vez en la que el periodista que se sentaba frente a Santiago Carrillo no le hiciera, tarde o temprano, la misma pregunta. A veces no era necesario ni siquiera plantear la cuestión. Bastaba con mencionar un nombre: Paracuellos.

A primera hora de la mañana del 7 de noviembre de 1936, pocos meses después de estallar la Guerra Civil, llegaron al pueblo madrileño de Paracuellos del Jarama tres autobuses de dos pisos junto a varios camiones llenos de milicianos. En una zona próxima a la vega del río ordenaron descender a los presos, maniatados y sin defensa. Los milicianos descargaron sus armas automáticas.

Murieron miles de defensores del bando golpista. Víctimas que han servido de metralla para acusar a Santiago Carrillo, delegado de Orden Público y miembro de la Junta de Defensa de Madrid, de ser el responsable directo de lo ocurrido, la voz que dio la orden para perpetrar la masacre.

Sin embargo, su responsabilidad nunca ha quedado clara. No es la única sombra sobre la masacre: ni siquiera los historiadores más serios son capaces de aportar una cifra concluyente sobre el número de víctimas que se registraron esos días. Existe consenso en que rondarían, aproximadamente, los 2.500.

"NO MANDÉ FUSILAR A NADIE"

Santiago Carrillo, fallecido este martes a los 97 años, nunca ha eludido hablar de la matanza de Paracuellos, aunque la insistencia de las preguntas llegó a irritarle y, en momentos puntuales, le hizo perder los nervios. En una de esas situaciones de hartazgo mandó "al infierno" al periodista Luis del Olmo: "Me ha hecho usted esa pregunta cada vez que me ha interrogado. Le he contestado. Estoy hasta el copete de escucharle a usted preguntarme lo mismo cada vez que hemos hablado", se quejó.

Aun así, Carrillo respondía. Tuviera a quien tuviera delante. Grabado queda el encontronazo con el fundador de AP y exministro franquista Manuel Fraga Iribarne en el programa 59 segundos. "Si quieres hablamos de Paracuellos", le retó Fraga. "Si quiere, hablamos", replicó el comunista, quien argumentó: "La diferencia entre las víctimas que la República pudo hacer injustamente y las que hizo el franquismo es que las que hizo la República han sido ya resueltas, porque en cuanto triunfó el franquismo se rehabilitó a esas víctimas, se las subió de grado".

"Yo no mandé fusilar a nadie", aseguró el histórico dirigente comunista hace menos de dos años, durante la presentación del libro de artículos La dificil reconciliación de los españoles. De la dictadura a la democracia. De hecho, ningún historiador ha podido encontrar base documental que permita imputar responsabilidades personales con nombre y apellidos en la matanza.

En una entrevista a El País con motivo del 75 aniversario del golpe militar, Carrillo hizo un relato de lo que, desde su punto de vista, sucedió: "Yo me enteré después porque me lo contaron diplomáticos extranjeros que estaban en Madrid. Miaja y yo habíamos decidido trasladar a Valencia a los militares presos en la cárcel Modelo porque las tropas franquistas estaban a 200 metros de la prisión y, o sacábamos a los presos de allí o los hubieran liberado y perdíamos Madrid. En el traslado, fuera de mi jurisdicción, atacaron al convoy. Nadie sabe exactamente quiénes fueron y los milicianos antifascistas que les custodiaban no hicieron lo que tenían que hacer: jugarse la vida y defenderles. Pero ni Miaja ni yo ordenamos nada semejante".

"LAMENTO MUCHO AQUELLO"

Carrillo jamás negó la matanza: "Lamento mucho aquello, pero no pude evitarlo, ni yo ni nadie", dijo en más de una ocasión. "¿Se imaginan una ciudad sitiada, bombardeada a diario, en la que mueren niños, mujeres, viejos? ¿Se imaginan el odio que había?". "Mi responsabilidad fue no tener la suficiente fuerza ni los suficientes medios para evitar que la gente atacase y asesinara a gente de la derecha", recordaba.

Sin embargo, la defensa que hacía de sí mismo Carrillo no ha cuajado entre historiadores tan poco sospechosos de revisionismo como Paul Preston. "Es una ridiculez decir que no sabía nada de los hechos. Es inconcebible que Carrillo no lo supiera y encuentro absurdo que durante todos estos años haya estado mintiendo", ha dicho.

El historiador Jorge Martínez Reverteexplicó en un artículo publicado en el diario El País que "Carrillo negará siempre haber conocido tan siquiera que las matanzas se estaban produciendo, entre otras razones, porque carecía de competencias fuera del casco urbano. Él sólo tramitó la evacuación de los presos hacia Chinchilla. Luego, no supo nada más".

EL MINUTO A MINUTO DE LA MASACRE

El historiador Ian Gibson incidió en las muchas "lagunas en la investigación" sobre la matanza. "Sería necesario conocer minuto a minuto lo que pasó entre la salida del Gobierno del día 6 y los fusilamientos del 7 y el 8", apuntó en una entrevista de 2005. "Paracuellos se produjo porque había un odio feroz por lo que habían hecho los fascistas y un profundo deseo de revancha. Paracuellos fue terrible, pero yo lo entiendo por el pánico que existía. Había un clima de terror, de psicosis colectiva", señaló en La Voz de Galicia.

Sin embargo, Carrillo ha sido sobre todo pasto de las llamas de los historiadores revisionistas, que han escrito libros a toneladas que nunca entrarían en una facultad de Historia seria.

Pío Moa ha acusado a Carrillo del ser "el mayor terrorista español del siglo XX", mientras que César Vidal le señala con el dedo como responsable "la mayor matanza en Europa" hasta que... llegaron los soviéticos con los fusilamientos de Katyn a inicios de los años cuarenta.

El número de asesinados en Paracuellos asciende, según Vidal, "a cinco mil personas", el doble que el consenso aproximado alcanzado por los historiadores de prestigio. Y hace cálculos: "Más del doble de las víctimas mortales de Pinochet durante toda su dictadura y más del doble también de los fusilados durante la posguerra por Franco en la provincia de Madrid".

Se sabe qué pasó en Paracuellos. Nadie duda de que fue una masacre. Y que hubo una pistola humeante. Pero, hasta el momento, ningún historiador ha conseguido saber con absoluta certeza quién la disparó.

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