La Capilla Sixtina española se oculta en este pueblo alicantino repleta de historia
Históricamente, ha vivido etapas en las que no tenía nada que envidiar a Salamanca.
Si Orihuela destaca en el mapa de España es por el encanto de sus calles, así como la historia que todas ellas albergan. Ha acogido el nacimiento de multitud de personalidades relevantes para el mundo de la cultura, así como uno de los cascos históricos distinguidos como Conjunto Histórico-artístico y Monumental.
Del centro de la capital de la comarca de la Vega Baja destacan las iglesias de Santiago, así como de las Santas Justa y Rufina. También la catedral del Salvador, el colegio de Santo Domingo y dos palacios: el de Rubalcava y el de Tudemir. Este último, sin embargo, ahora hace las veces de hotel.
En prestigio educativo, históricamente Orihuela ha vivido etapas en las que no tenía nada que envidiar a Salamanca. El colegio de Santo Domingo no es sólo uno de los exponentes artísticos más destacables de la tierra de Miguel Hernández. Entre principios del siglo XVII y del siglo XIX, fue universidad. Ahora, queda la posteridad como un auténtico ejemplo de lo que fue el Renacimiento en la zona del Levante.
Pero Orihuela no sólo ha sido distinguida por su casco histórico. Sus procesiones han sido declaradas de Interés Turístico Internacional, al menos, las que se celebran en Semana Santa. La revista especializada en viajes e historia National Geographic apunta que estas se encuentran "a la altura de la monumentalidad de sus iglesias".
La misma publicación ha apuntado que la procesión "más sobrecogedora" en la que se suele celebrar en Jueves Santo. Esta recibe el nombre de Santísimo Silencio y comienza a las 23:00 de la ya mencionada jornada.
Se realiza en el más absoluto silencio, mientras los cofrades ataviados con el traje de capuchino, alumbrados únicamente por los faroles que ellos mismos sostienen. Y, aunque esta sea la procesión que más llama la atención, las que se llevan a cabo en los tres días restantes no se quedan atrás. De hecho, su importancia es tal, que están valorando la posibilidad de postularlas para Patrimonio de la Humanidad de la Unesco, según la ya citada revista.