La clave está en los pijamas
Hace unos días, mientras buscaba un pijama para mi sobrino en un centro comercial, tuve una auténtica revelación. Subía por las escaleras mecánicas hacia la sección de ropa infantil y de repente, como si se abriese el telón de un teatro, aparecieron ante mis ojos años de estudios de género en forma de telas colgantes.
Hace unos días, mientras buscaba un pijama para mi sobrino en un centro comercial, tuve una auténtica revelación. Subía por las escaleras mecánicas hacia la sección de ropa infantil y de repente, como si se abriese el telón de un teatro, aparecieron ante mis ojos años de estudios de género en forma de telas colgantes.
Allí estaban todos, ordenados, etiquetados y clasificados por sexo y edad. Igual que en las bibliotecas.
En la sección de niños innumerables estampados de coches, aviones, barcos y naves espaciales empujaban incasablemente hacia la acción. "Niños, no pararse quietos y no os quedéis atrás, que hasta durmiendo tenéis que demostrar que llegáis lejos". Las batas a juego al lado, por supuesto. Si el chaval puede tener la colección completa de coches de competición para qué va a conformarse con un solo modelo.
Los diseños de las niñas eran menos variados y con un mensaje evidente: corazones. Corazones de todos los tamaños, colores, boca arriba, boca abajo, rellenos y sin rellenar. Que quede claro que para nosotras lo más importante es el amor. Ni subir a la luna, ni ganar carreras sino querer y que nos quieran. Mira por dónde corazones rotos no había, y esta sí que habría sido una buena manera de prepararnos para el futuro.
Por supuesto, los personajes de referencia están escrupulosamente diferenciados, los de ellos son deportistas (véanse los calzoncillos para niños con la cara de Ronaldo) súper héroes y piratas malignos. Hasta Superman aparece con cara de malo. Todos salvan al mundo pegando tiros y dando golpes. Lo recomiendan los especialistas: la combinación bata de ferraris, pantalón de pirata y camiseta de Batman es lo más para lograr un efecto relajante en el crío.
Los personajes de ellas son las ubicuas y omnipresentes princesas (véase el set de braguitas de 7 diferentes para cada día de la semana) aderezadas con todo tipo de complementos cómodos para irse a la cama: alas, coronas, zapatitos de tacón y mucha, mucha purpurina por si apagamos la luz que se nos vea bien de lejos.
Pero si con los dibujos aún no lo hemos pillado ¡no hay que preocuparse! los perspicaces diseñadores ya nos lo resumen con unas cuantas frases que no dan lugar a equivocación. El bebé niño ha "nacido increíble", es "mi pequeño capitán" y será un "futuro héroe" (dios mío qué presión). Y la bebé niña ha "nacido guapa", es "¡linda!, ¿quién yo?" y "todo lo que necesita es amor" (dios mío qué bajón).
En realidad no pasaría nada si todos estos estampados y pijamas estuvieran juntos y revueltos y cada cual pudiera escoger con qué soñar esa noche, pero muchas de las prendas especifican si se trata de un pijama de niña o de niño y en la mayoría de tiendas esta división ya viene dada por los diferentes espacios de ropa según el sexo o por el código de color que todos tenemos tan asumido: rosa-niña, azul-niño. El género de las frases también nos da alguna pista: no hay "capitanas" ni "heroínas", tampoco hay "lindos" ni "tiernos".
¿Es que no casan bien los corazones con las naves espaciales?, ¿no puede la princesa pilotar esa noche un coche de carreras?, ¿qué pasa si el capitán decide colocarse un tul de purpurina por bandera?... ¿Por qué se empeñan señores fabricantes en limitarnos?
Si esta tarde no tienen plan, les invito a que visiten esta sección con sus hijos e hijas y jueguen con ellas a desafiar al mundo de los estampados, intercambien las frases hechas por otras nuevas, combinen súper héroes con corazones o estrellas y que esos simples pijamas inspiren nuevos mundos y ocurrencias.