'The Guardian' ve lo ocurrido con Felipe y Letizia y lanza un aviso sobre qué puede pasar ahora
Deja una pregunta fundamental en el aire.
Zoe Williams, columnista del prestigioso periódico británico The Guardian, ha analizado lo que puede suceder ahora en el Reino Unido (y en otras monarquías europeas) tras ver cómo los reyes Felipe VI y Letizia eran recibidos en Paiporta con una lluvia de barro por parte de los damnificados por DANA.
"A diferencia de los españoles, los británicos no están arrojando barro a sus reyes", dice Williams en su artículo, en el que a la vez avisa: "Pero la paciencia se está agotando...". De hecho, la columnista advierte de que "cualquier recordatorio de la brecha entre los que tienen y los que no tienen puede acabar con siglos de deferencia" hacia la Monarquía.
La autora asegura que "había algo muy incongruente en la imagen del rey Felipe de España, salpicado de barro por una multitud furiosa en Paiporta": "Es una tradición real atemporal dar un paseo por el escenario de un desastre reciente. Tiene como objetivo mostrar empatía y liderazgo, e idealmente algo aún más profundo: una unión de nacionalidad que trasciende cualquier abismo de estatus. Tiene como objetivo curar".
Pero Williams subraya que, para que eso sea así, se requiere que la gente "pase por alto" alto ciertas cosas como que su casa está destruida, que no tiene comida ni pañales, y que "este tipo con su camisa impecable y sus pantalones pronto volverá a su todoterreno y se irá a su casa, a su alojamiento seco y exquisitamente decorado".
Por eso, la columnista incide en que "la riqueza en sí misma es un espectáculo espantoso cuando todo lo que uno tenía se ha reducido a escombros". En este sentido, dice que "por muy populares que sean en España" Felipe VI y Letizia, "el único momento adecuado para ser miembro de la realeza ahora es cuando no ha sucedido nada malo".
En este sentido, avisa de que en Reino Unido los Windsor se enfrentan a "un dilema similar" después de que una investigación haya desvelado que la explotación de las propiedades de Carlos III y del Príncipe Guillermo reportaría un ingreso de casi 60 millones de euros a través de acuerdos comerciales libres de impuestos.
"Si quieren ser la familia que dicen ser –es decir, conectados metafóricamente con el resto de nosotros como si fuera por sangre– deberían compartir sus cosas", avisa Williams, que recuerda que "la contradicción fundamental de acaparar tierras y riquezas por un lado, pero modelar el patriotismo supremo por el otro, se resolvió históricamente mediante la deferencia".
"Nuestros miembros de la realeza sobreviven con su popularidad intacta solo cuando nadie los mira directamente. Cualquier detalle, ya sea la ocupación ilegal de la Logia Real por parte del Príncipe Andrés o la búsqueda de rentas por parte del Príncipe Guillermo, se ha vuelto lo suficientemente agudo como para cortar los lazos que nos unían a todos", observa la columnista.
De hecho, acaba lanzando una pregunta clave al aire: "Esto plantea la cuestión de si el concepto de 'representante' puede funcionar en una época en la que su apuesta más segura es pasar desapercibido. ¿Es necesario que los miembros de la realeza, en todas partes, creen un nuevo papel? ¿O es posible que las democracias maduras hayan terminado finalmente con esta fase del camino constitucional?"