Carlos III tiene que firmar en un libro y ojo a lo que pasa: lo suyo con los bolis ya es de leyenda
Viene de largo.
Carlos III de Inglaterra ha vuelto a demostrar sus problemas con los bolígrafos cuando tiene que firmar en público. Lo ha hecho durante su primera visita a Francia desde su coronación.
Los problemas del monarca en este campo empezaron durante su propia aclamación, cuando dio la vuelta al mundo la imagen de su tremendo enfado por la presencia de un pequeño estuche con plumas en la mesa en la que firmó y que, por lo que se ve, le molestaba enormemente.
Poco después, cuando tenía que firmar otros documentos, se equivocó en la fecha del día y tuvo que rectificar y luego se manchó con la tinta. "¡No puedo soportar esta maldita cosa! Es un momento apestoso", se quejó.
Después de todo eso, durante una visita una fan le regaló un bolígrafo. "Por si acaso", le dijo la mujer entre risas, ante la ovación de las personas allí reunidas, que empezaron a aplaudir.
Ahora, cuando tenía que firmar un libro bajo el Arco del Triunfo de París, Carlos III sacó su propio bolígrafo de la chaqueta. Una vez hizo lo que tenía que hacer, se lo volvió a guardar mientras que su esposa, Camila, y el presidente de Francia, Emmanuel Macron, firmaban con un bolígrafo que les prestó un asistente.