Madre Tierra
Cineastas Dan Fallshaw, Violeta Ayala & Fernando Barbosa en La Paz, 2016 ©Violeta Ayala
Detrás de las postales de nevados y campesinos con llamas que venden la imagen de Bolivia, se encuentran muchos de los 36 pueblos indígenas que viven en el corazón de América, la mayoría de ellos viven en tierras bajas, donde el calor puede superar los 40°C. Cuando leyendas del tiempo de la colonia, como la de El Dorado hablan de tierras con un paisaje majestuoso, hogar de una fauna y flora exuberante, agua cristalina en la que los delfines rosados bailan con mariposas gigantes, están hablando de nuestro Madidi, una zona protegida en la que desde hace miles de años, habitan pueblos no contactados y selvas vírgenes. Pero ahora nuestra mamá tierra, corre peligro por un proyecto a cargo de una empresa Italiana para construir dos hidroeléctricas en las zonas llamadas El Bala y Chepete.
"¡Autonomía, libertad, pueblos indígenas, resistencia!" gritaban miles de bolivianos que el 2011, tomaron las calles del país para apoyar a la VIII marcha indígena en defensa del TIPNIS. Si bien, Evo Morales, pasara a la historia como el primer presidente indígena de Bolivia, para muchos de los pueblos indígenas, Evo es el presidente traidor, que mando a la policía a reprimirlos violentamente, cuando protestaban en contra de una carretera que pretendía pasar por territorios protegidos por ley al ser zonas indígenas.
Las agresiones hacia los pueblos indígenas pasaron de ser por parte de sectores radicales de la derecha -motivo por el que se creó la ley contra la discriminación- a provenir por parte de la Policía bajo órdenes de autoridades del Gobierno, bajo el argumento de que son ONG las que manipulan los intereses de los indígenas. ¿Acaso los indígenas no pueden tomar sus propias decisiones? Pero sobre todo ¿No están protegidos bajo la Constitución Política del Estado? Porque según el artículo 30 deben ser consultados si se quiere tomar medidas que les afecte a sus vidas.
Por eso ahora indígenas del sector de El Bala y Chepete están alzando la voz para hacer prevalecer sus derechos. La llamada 'inversión histórica' por ser la más grande de Bolivia tiene 63 millones de dólares en presupuesto, de eso solo el 1% está destinado para solventar los problemas medio ambientales que podría crear. Un monto insuficiente que no considera todos los problemas que podría traer la construcción de estos megaproyectos: se tendría que desalojar a 53 localidades debido a la inundación que causaría, se perderían patrimonios culturales como jeroglíficos que guardan la historia de nuestros primeros habitantes, se destruirían lugares sagrados para las comunidades, la economía se vería afectada sobre todo en poblaciones que viven de la pesca, etc.
Vigilia en El Bala y Chepete, 15 de Noviembre, 2016 © Territorios en Resistencia.
Un proyecto que se inició en la década de los 50, que varias veces se ha intentado implementar pero nunca ha tenido éxito, desde 2007 es un proyecto prioritario para el Gobierno de turno, el principal interés en construir estas represas es la exportación de energía, aún cuando los estudios revelan que no sería un negocio rentable debido al alto costo de transporte y venta de energía a Brasil, sin embargo indígenas de la zona del Chepete ya denuncian que se están haciendo perforaciones y caminos para la maquinaria. Se está dinamitando a nuestra Mamá Tierra en nombre del desarrollo, se están sobrepasando los derechos de los pueblos indígenas como si fueran ciudadanos de segunda clase.
Parece un chiste macabro, que un Presidente que surgió en la política por tener una fuerte herencia indígena, y cuyo discurso se basa en la protección de la 'Madre Tierra' repitiéndolo constantemente en encuentros internacionales, pero que en su país se olvido que todos los bolivianos somos hijos de la madre tierra.
Co-escrito con Andrea Monasterios.