Los tres daños irreparables a los que se exponen los astronautas
Distintos estudios analizan el efecto de factores en el cuerpo humano como la radiación o la gravedad cero.
Convertirse en astronauta y viajar al espacio simboliza un compromiso, responsabilidad y esfuerzo de proporciones ingentes, una exigente tarea a la que solo unos pocos profesionales de gran formación pueden llegar a lograr. Y no es de extrañar, puesto que se trata de un entorno hostil en el que un error no solo puede suponer un mazazo para una misión espacial que supone una inversión de miles de millones de dólares o euros. También puede costarle vidas.
No obstante, y a tenor de diversos estudios científicos, este no es el único riesgo al que se enfrentan los astronautas, ya que el hecho de pasar tiempo en el espacio también puede traducirse en el desarrollo daños irreparables o dolencias muy graves, como recoge el diario ABC.
En esta línea, uno de estos peligros ha sido identificado en un estudio publicado en la revista de la norteamericana Federation of American Societies for Experimental Biology (FASEB) y pasa por la posibilidad de desarrollar problemas de erección en los varones. Se trata de una investigación realizada con ratones, estudiando en el efecto de la ingravidez y los rayos cósmicos en estos y cómo se produce un aumento del denominado estrés oxidativo.
Así, en el análisis se detectó que el flujo de sangre que suministraba una arteria al pene de los roedores se veía afectado. Con todo, el investigador principal de este estudio, Justin D. La Flavor, apunta a que se trataría de un efecto con posibilidad de ser revertido: "Aunque los efectos negativos de la radiación cósmica fueron duraderos, las mejoras funcionales inducidas al atacar de forma aguda las vías redox y del óxido nítrico en los tejidos sugieren que la disfunción eréctil puede ser tratable".
De disfunción eréctil a cambios cerebrales o cáncer
También se recoge en la citada información que otro estudio de la Universidad de Florida (EEUU), publicado en la revista Scientific Reports, que los ventrículos del cerebro de aquellos astronautas analizados se expandían "de forma significativa" después de realizar los viajes espaciales de un período de seis meses. Para ello se analizó una muestra de 30 astronautas antes de partir y al regreso. Dichos cambios no se revertían del todo hasta haber pasado tres años.
En esa línea, otra investigación encabezada por David Goukassian, de la Escuela Icahn de Medicina de Mount Sinai y publicada en Nature Communication, puso el foco en los cambios de ADN que se registraron en astronautas que viajaron al espacio. Para ello se estudió una muestra de 14 integrantes del programa de transbordadores realizado entre 1998 y 2001.
"Los astronautas trabajan en un entorno extremo en el que muchos factores pueden dar lugar a mutaciones somáticas, sobre todo la radiación espacial, lo que significa que existe el riesgo de que estas mutaciones se conviertan en hematopoyesis clonal", indicó Goukassian. Precisamente, dichas mutaciones pueden derivarse en una mayor posibilidad de padecer enfermedades cardíacas o incluso cáncer.