El componente extra que tienen los F-35 de Israel enfada al resto de países
Con licencia para tunear.
Si por algo destaca el Ejército israelí es por el paraguas armamentístico que ha tenido con EEUU prácticamente desde los primeros compases de la creación del Estado de Israel a finales de la década de los 40, una relación que se ha venido traduciendo en el tiempo en la cesión de puntera tecnología militar, desde baterías de escudos antimisiles pasando por carros de combate y, por supuesto, los cazas.
En materia de aviones de combate, la realidad es que todos los países aliados o cercanos a EEUU quieren echarle el guante a la gran joya de Lockheed Martin, el caza F-35 -y a poder ser la última versión II Ligthning, claro-, pero no es un avión que la Defensa estadounidense puede autorizar a cualquier nación. Su capacidad furtiva y polivalencia sobre otros cazas rivales, la desorbitada y polémica inversión y sobrecoste del proyecto explican en parte ese motivo.
No obstante, en la industria armamentística suelen abundar excepciones, tratos de favor o sencillamente iniciativas conjuntas de desarrollo entre naciones aliadas. Por ejemplo, en el caso de España la alianza de este sector permitió crear una variante española ad hoc -a un nivel en el que se ha pensado hasta en el terreno peninsular para las orugas- del tanque europeo por excelencia, el alemán Leopard 2, transformado al Leopard 2E. En el caso de Israel y los cazas estadounidenses ocurre algo similar, con el F-35 I, una variante única para el Ejército israelí.
¿En qué consisten las modificaciones?
Cabe destacar que al igual que es necesario autorización del país fabricante para vender un determinado armamento -incluso entre terceros países-, si se quieren realizar modificaciones en este también se necesita aval. Según un reportaje de Hipertextual, tras años de negociaciones, en 2010, Israel consiguió permiso para realizar modificaciones y anunció la compra de 20 aeronaves que pasarían a tener la nomenclatura israelí.
¿De qué modificaciones estamos hablando? Tal y como se recoge en la mencionada información, muy poca información ha trascendido sobre los cambios efectuados o previstos por introducir. No obstante, habían venido hablando de su propio sistema de comunicaciones, un radar mejorado e instrumental de guerra electrónica. También de sus propios misiles aire-aire y bombas de penetración o dispositivo de contramedidas electrónicas. Todas estas características son clave en el fin de un caza furtivo.