Una monja es amenazada con un cuchillo por el jefe de la comunidad y tiene que huir: "He vivido 3 años con miedo a morir"
Un comando de hombres armados llegaron a golpearle salvajemente para obligarla a abandonar la comunidad religiosa.

Julienne (nombre ficticio) supo que era hora de dejar atrás su vida de monja cuando el jefe de lal comunidad religiosa de la que formaba parte desde hacía 13 años le amenazó con un cuchillo. "Entró en la habitación donde dormía y me dijo que si no dejaba la orden me mataría", relata a La Repubblica.
Desde ese momento, su vida en el Congo se volvió insoportable, hasta que tomó la decisión de emprender un nuevo camino en Salento, un municipio de la provincia de Lecce, donde quiere "construir una vida nueva". "Solo me gustaría tener un poco de tranquilidad después de tres años en los que tuve miedo de morir", señala.
La mujer, cuyo verdadero nombre no es revelado para salvaguardar su seguridad, tiene 35 años y habla italiano y francés, idioma que estudió en la universidad en el Congo. Fue durante su etapa universitaria cuando descubrió su vocación religiosa, ingresando a una comunicad dentro de la Iglesia Católica.
Su vida se dividió entonces entre la enseñanza del francés por la mañana y las actividades parroquiales por las tardes, como el catecismo y la formación de jóvenes. Su compromiso la llevó a viajar a diversos países, incluyendo Costa de Marfil, Kenia y Mali, hasta que en 2019 llegó a Italia.
Amenazas de muerte
Sin embargo, su base seguía estando en Boma, en la República Democrática del Congo, de donde es originaria. Y aquí comenzaron los conflictos con el nuevo jefe de la comunidad, un hombre de origen ruandés que le regañaba constantemente y que, con el tiempo, llegó a amenazarle de muerte. "Mis compañeros me aconsejaban todos los días que huyera. No paraban de decirme que mi vida corría peligro", recuerda.
Julienne no comprendía el motivo de tal hostilidad, hasta que descubrió que su superior había perdido a su familia en los conflictos entre tutsis y hutus que devastaron Ruanda y el Congo en el siglo XX. A sus ojos, ella representaba el mal sufrido. Una noche, entró a su habitación con un cuchillo en la mano.
Su miedo se confirmó cuando en un viaje con una amiga, un comando armado irrumpió en su habitación. Los asaltantes le golpearon salvajemente y le ordenaron que abandonara la comunidad. Fue la última advertencia. Tras esto, Julienne pidió ayuda a su familia, pero no la encontró. "Mi familia", explica, "estaba muy contenta de tener una hija monja, porque en el Congo es motivo de orgullo. Cuando conté lo que me estaba pasando, ni siquiera me creyeron".
Desesperada, escapó a Costa de Marfil y obtuvo un visado para Italia. Llegó en avión y aterrizó en Salento, donde solicitó asilo y recibió protección internacional. Ahora, forma parte de un proyecto SAI en un municipio de la provincia de Lecce, comisariado por Arci. Asimismo, estudia para sacarse el carné de conducir y busca independencia.
"Me gustaría enseñar francés y, mientras tanto, seguir estudiando en la universidad: me gustaría seguir con los idiomas", afirma. "Pero por ahora me estoy centrando en el carné. Lo que más quiero, sin embargo, es una vida tranquila. Ha habido muchas cosas malas. Por eso solo quiero tranquilidad, porque viví tres años con el miedo a morir", concluye.