Un doctor pide acabar con el mal persistente de España tras descubrir sus efectos letales en la sangre
Un estudio revela cómo el aislamiento social altera procesos inflamatorios y funciones inmunológicas en el organismo.
Un estudio reciente realizado por investigadores de la Universidad de Cambridge y la Universidad de Fudan en China ha revelado que la soledad y el aislamiento social pueden alterar los niveles de ciertas proteínas en la sangre, lo que podría estar relacionado con enfermedades graves y un mayor riesgo de muerte prematura.
Analizando datos del UK Biobank, los científicos encontraron que el 9,3% de los participantes se sentían socialmente aislados y el 6,4% reportaron sentirse solos. En estos individuos, se identificaron 175 proteínas asociadas con el aislamiento social y 26 relacionadas con la sensación de soledad. La mayoría de estas proteínas presentaban niveles elevados y están involucradas en procesos inflamatorios, respuestas antivirales y funciones del sistema inmunológico.
El seguimiento de la salud de los participantes durante 14 años reveló que el 90% de las proteínas identificadas están vinculadas con un mayor riesgo de mortalidad, y aproximadamente el 50% se asocian con enfermedades cardiovasculares, diabetes tipo 2 y accidentes cerebrovasculares. Además, se determinó que la soledad influye directamente en los niveles de cinco proteínas específicas relacionadas con la inflamación y el metabolismo.
El Dr. Chun Shen, autor principal del estudio, destacó que una de estas proteínas, denominada ADM, podría explicar en promedio el 7,5% de la relación entre la soledad y el riesgo de enfermedad o muerte. Por su parte, el profesor Marko Elovainio de la Universidad de Helsinki, quien no participó en la investigación, sugirió que otros factores, como el consumo excesivo de alcohol y la falta de actividad física, también podrían contribuir a los efectos negativos de la soledad en la salud.
La Organización Mundial de la Salud ya ha reconocido el aislamiento social y la soledad como problemas de salud pública a nivel global. Este estudio proporciona evidencia concreta sobre los mecanismos biológicos a través de los cuales la soledad puede afectar negativamente nuestra salud, subrayando la importancia de abordar estos factores psicosociales en las estrategias de salud pública.