Un castigo prohibido con sobrepeso en las mochilas termina con dos muertos en el Ejército
Según el auto judicial, el motivo de que los soldados llevasen un sobrepeso de tres kilos era "que se habían retrasado al hacer las mochilas".
El trágico acontecimiento que terminó con la vida de dos soldados en la base de Cerro Muriano en Córdoba capital vuelve a ver novedades, tras descubrirse, según el auto de procesamiento, que los militares llevaban un sobrepeso de más de 3 kilos como castigo por haberse "retrasado al hacer las mochilas", a pesar de que estos están prohibidos según la normativa del Ejército.
Así lo han afirmado los jueces del Tribunal Togado Militar central número dos en su auto de procesamiento de seis mandos de la brigada de Cerro Muriano, donde aseguran que los soldados de la sección que terminaban ya su instrucción militar, previa a convertirse oficialmente en soldados, llevaban encima una mina que pesaba más de tres kilogramos.
Por otra parte, tal y como indicaron los soldados interrogados por los jueces, todos los soldados de la sección comandada por el teniente Tato, llevaban dichas minas. Además, tuvieron que deshacerse de parte de su equipo, como el chaleco antifragmentos, las gafas de visión nocturna o ropa de abrigo.
Ahora la instancia judicial atribuye al capitán Zúñiga, el sargento Castroviejo, el teniente coronel Zanfaño y el comandante Velasco, dos presuntos delitos consumados contra los deberes del servicio, y dos delitos más del mismo tipo, pero en grado de tentativa. Del mismo modo, al coronel Navarro se le achaca un presunto delito de incumplimiento de los deberes inherentes al mando.
¿Qué pasó aquel 21 de diciembre?
El 21 de diciembre de 2023 tuvo lugar aquel fatídico ejercicio de instrucción, que según el plan inicial debería haberse realizado el 22 de diciembre, a apenas 4º de temperatura. El cruce del lago en el campo de maniobras se realizó en la zona más profunda y la única medida de seguridad era una cuerda atada no homologada. El propio capitán dio el visto bueno y momentos después "se actúo conforme a lo planificado por el capitán Zúñiga".
Según relata el auto judicial, "la temperatura exterior aproximadamente a las 08:30 era de 4,3 grados centígrados. Cuando (los efectivos de la tropa) llegaron a las proximidades del pantano Casa Mata, se quitaron el chaleco anti fragmentos, y alguna ropa de abrigo, además de los elementos electrónicos, gafas de visión nocturna y los tubos de simulación de lanzagranadas, aligerando así el equipo y dejando estos elementos en el camión de transporte. Sin embargo, la sección mandada por el teniente Tato, continuó portando dentro de la mochila, la mina de instrucción que se les había asignado, cuyo peso es superior a tres kilos, debido a que se habían retrasado al hacer las mochilas".
Además, tal y como continúa el relato judicial, tanto el capitán como el teniente "explicaron el ejercicio a realizar a toda la compañía, indicando verbalmente cómo tenían que cruzar el lago por su zona central, con casco y botas, y cómo se portaba la mochila y el fusil", afirmando "que la cuerda era un elemento a utilizar en caso de extrema necesidad" y que "la mochila servía como elemento de flotabilidad".
A pesar de que el grupo comenzó con energía "animándose con gritos de apoyo para sobrellevar el frío extremo de la temperatura del agua" a los pocos minutos "se produjo una situación desordenada" ya que "los soldados, en cuanto llevaban unos minutos en el agua, se sentían superados por la situación" teniendo dificultades "incluso en la respiración."
Tras ello, los soldados comenzaron a pedir auxilio y a pedir ayuda "de forma desesperada" mientras decían que se ahogaban. "La situación generada fue de auténtico caos, sobre todo porque la cuerda, al recibir el peso de varias personas, se hundió completamente y no les auxiliaba" señala el auto, que añade que "los soldados que fueron rescatados presentaban síntomas de hipotermia" .
Por otra parte, según el mismo auto, el capitán "daba gritos e instrucciones" sin embargo, sus indicaciones "resultaban ininteligibles y contradictorias, ya que les gritaba que se soltasen de la cuerda, que nadasen, que usasen la mochila, que socorriesen a los compañeros, y también que se soltase la cuerda". Finalmente, destaca que el mando "únicamente se introdujo en el agua cuando tuvo conocimiento de que el cabo Jiménez había desaparecido, realizando una búsqueda infructuosa, cuando prácticamente ya no quedaba nadie en el agua."