Reaparecen dos especies de ballenas gigantes desaparecidas hace siglos en menos de un mes
Una de las ballenas reaparecidas se creía extinta desde hace más de 200 años.
Tras casi un siglo sin ser vista, una ballena sei fue divisada en la costa patagónica, marcando el retorno de esta especie a los mares argentinos desde su desaparición en 1929. El descubrimiento fue obra de un grupo de investigadores de la Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco (UNPSJB) y el Centro Nacional Patagónico.
Conocida científicamente como Balaenoptera borealis, la ballena sei es la tercera más grande, superada solo por la azul y el rorcual común. Puede alcanzar una longitud de hasta 18 metros y un peso de más de 20 toneladas. Su silueta es más estilizada que la de la ballena franca, y destaca por ser una de las nadadoras más veloces del océano.
La ballena sei se nutre de crustáceos y peces, pero su alimento principal es el krill. Vive entre 50 y 70 años, aunque actualmente está catalogada como especie en peligro por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN). No hay cifras exactas de cuántos ejemplares sobreviven hoy, pero las estimaciones sugieren que el número podría estar entre 10.000 y 50.000.
La otra ballena extinta avistada este 2024
La ballena sei no es la única que ha sido vista recientemente. Hace un par de semanas, un grupo de científicos del Acuario de Nueva Inglaterra ha elaborado un estudio aéreo en el que han logrado dar con una ballena gris, una especia que se había considerado extinta en dicho océano durante dos siglos.
En concreto, los investigadores estaban a unos 50 kilómetros al sur de Nantucket el pasado 1 de marzo, cuando se dieron cuenta de que habían visto algo que no era algo común.
Lo vieron mientras se sumergía y emergía de una forma más rápida a lo que suele ser habitual y se estaba alimentando.
Según recoge National Geographic, el avión círculo hasta la zona durante unos 45 minutos, desde dónde pudieron capturar algunas imágenes para confirmar que se trataba de una ballena gris.
Los científicos aseguraron que este animal suele estar en el Océano Pacífico Norte y que, desde el siglo XVIII, no se había visto uno igual en el océano Atlántico.
Todo apunta a que el cambio climático está tras lo ocurrido, ya que los cambios en las temperaturas podrían haber influido de forma notable a que esta ballena se desplazara a una zona que no suele ser habitual.