El pueblo español con aura especial al que solo puedes llegar por una cueva
Es todo un atractivo para sus visitantes, al poder deleitarse y disfrutar de una estampa única.
La diversidad de pueblos, paisajes y curiosidades que esconden muchos de los pueblos españoles, forma parte del encanto y riqueza de la geografía y cultura de nuestro país. Como ocurre en todo, siempre hay pueblos con historias mucho más llamativas que otros, y una de esas localidades es Cuevas del Agua.
Ubicado en la zona de Ribadesella (Asturias), se trata de un pueblo que guarda una de los secretos más llamativos y atractivos que pueden encontrarse y que llama la atención de todos sus visitantes, que hace que todos se sientan como si se tratara de una película de ficción.
La particularidad estrella de Cuevas del Agua reside en el trayecto que hay que completar para acceder a sus pasajes, y es que, para poder disfrutar de sus vistas y pasajes, es obligatorio atravesar una cueva.
Un caso particular y unas vistas de ensueño
A diferencia de lo que ocurre en muchos pueblos en los que la montaña forma parte de su paisaje y, por motivos logísticos, deciden crear túneles para evitar dar vueltas eternas, en el caso de Cuevas del Agua optaron por ser más 'originales', hasta el punto de que la naturaleza forma parte de dicha obra arquitectónica.
El resultado de ello es que para llegar al pueblo es obligatorio atravesar La Cuevona, una gruta con unos 300 metros de longitud, asfaltada e iluminada, con la peculiaridad de que las paredes la forman las piedras y rocas erosionadas por el paso de los años, en lugar de hormigón.
Una vez se llega al final del túnel, la luz que se percibe desemboca en un pequeño pueblo que presenta unas vistas y un encanto inigualables, tan habitual en los pueblos asturianos. Aunque, en concreto, esta localidad es considerada por muchos como el pueblo más bonito del Principado, caracterizado por la formación de calcáreas y su estampa mágica junto a un encanto muy particular en sus calles y casas.
Todo ello hacen de este pueblo un imán para los visitantes, al que poder acudir y pasar un fin de semana a un precio muy asequible, aunque realmente no sería necesario ni pernoctar para disfrutar de él ya que, debido a su pequeño tamaño, puede verse entero en apenas 15 o 20 minutos.