Odile Rodríguez de la Fuente: "El medioambiente da y quita votos y eso es algo que me preocupa"
Entrevista a la bióloga e hija del mítico naturalista Félix Rodríguez de la Fuente, que publica su libro 'La historia más fascinante del mundo' (Molino).
En 1979 el prestigioso naturalista Félix Rodríguez de la Fuente presentó en sociedad a Odile, su hija más pequeña. Lo hizo en una portada de la histórica revista Garbo en la que decía que quería ser como él. Odile por aquel entonces tenía poco más de seis años, pero ya había tenido tiempo suficiente para demostrar su amor por la naturaleza y sus ganas de seguir el camino que había abierto el hombre que cambió la relación de los españoles con la naturaleza.
Casi medio siglo después de ese momento, puede decir a los cuatro vientos que lo ha conseguido. Aunque se muestre orgullosa de lucir el apellido de un hombre que, como siempre describe, fue "un visionario", Odile ha forjado su propio camino dentro de la biología y la divulgación científica.
Ahora presenta su libro La historia más fascinante del mundo (Molino) en el que intenta acercar, al más puro estilo Félix Rodríguez de la Fuente, la historia del universo como si fuera un reloj, es decir, contando una historia y de una manera narrativa más didáctica en la que se aleja de la forma clásica de enseñarla en las escuelas.
Odile no solo muestra preocupación por la forma en la que se imparte la ciencia, si no que también por cómo se están abordando los problemas medioambientales desde la política. "No me gusta que se polarice algo que es de todos. El medioambiente debería ser política de estado", afirma una y otra vez la bióloga, que confiesa haber recibido, al igual que su padre, propuestas de partidos de todo el arco político. Como hizo él, cuenta a El HuffPost que las ha rechazado todas.
Presenta en su libro La historia más fascinante del mundo la historia de la Tierra y de la vida contada como si fuera un reloj, que es algo novedoso o sorprendente, ¿cómo se le ocurrió?
Ojalá me pudiera dar el crédito de habérmelo inventado, pero no es así. Es una idea original del astrónomo y astrofísico Carl Sagan para hablar de la historia del universo y posteriormente también para hablar de la historia de la Tierra. Yo me la encontré navegando por internet y me ayudó a asimilar una cifra tan grande como 4.600 millones de años. Entonces la empecé a usar en charlas con niños y me di cuenta de lo efectiva que es. Sirve para relativizar porque te pueden hablar de 4.600 o de 30.000 millones de años y no sabemos asimilar un número tan grande. La editorial vio un vídeo que utilizaba esta herramienta para explicarle a los niños la historia de la Tierra y me invitaron a hacer un libro centrado en esto.
¿Qué tiene su libro que no tenga el resto?
Por un lado la escala del reloj, que yo sepa la mayoría no utilizan este diseño ni la herramienta, y por otro que es una visión de ciencia de vanguardia. Tradicionalmente cuando se habla de la historia de la Tierra no se suele poner el foco en el sistema vivo-planetario, es decir, ver el planeta como una unidad. La ciencia del sistema vivo del planeta se ha instaurado a partir de los años 90 y es totalmente multidisciplinar porque acoge desde geólogos o biólogos hasta físicos y un largo etcétera.
Es una ciencia que integra a todas las disciplinas y desde el principio introduzco el tema de las esferas y cómo van evolucionando a lo largo del tiempo, cómo interactúan entre ellas y cómo el agente de la vida contribuye a que seamos un planeta capaz de autorregularse que permite controlar la temperatura, que haya oxígeno o exista una capa de ozono. Son una serie de propiedades que son gracias a la vida y a la interacción de todas las esferas.
¿Desde qué edad puede empezar a leerse?
Está pensado desde la editorial para que a partir de 7 años se puede empezar a consumir, aunque tiene diferentes capas de compresión. Resulta atractivo para todos los públicos porque utiliza un lenguaje accesible sin ser básico, por eso la realidad es para que cualquier persona de cualquier edad lo pueda coger, encontrar entretenido. Para los más pequeños sí es recomendable una lectura compartida con adultos.
Además, trabajar con la ilustradora, Rena Ortega, ha sido como un flechazo total. Es una artistaza porque ayuda con una ilustración muy artística, que tiene gancho para adultos como para niños.
¿Tiene la sensación de que la educación trata correctamente la historia del mundo?
No, si la ciencia no engancha a los niños es que no se está enseñando bien. La historia del universo es pura narrativa, parece casi de ficción y tiene sus personajes, sus hilos narrativos, sus momentos de crisis y recuperación, sus altas y sus bajas, una conclusión final… es increíble, es nuestra realidad compartida.
Una reflexión que se puede hacer es que cuando uno es pequeño generalmente siempre tiene más admiración por la naturaleza y el planeta que cuando tiene 20 años. ¿Se puede decir que el culpable de esta pérdida de interés es la forma de educar?
Totalmente de acuerdo. La curiosidad es innata y el hecho de tener este intelecto reflexivo es que cuando se abre al mundo cuando somos niños es lo que nos mueve. Nos genera muchos estímulos alrededor de nosotros, implica a todos los sentidos y nos hace asombrarnos ante el mundo en el que vivimos y preguntarnos muchas cosas. Sin embargo, el sistema educativo tiene muchos fallos, casi no ha cambiado desde el siglo XIX, cuando fue concebido en la revolución industrial para que las personas saliesen de ese ciclo para trabajar en fábricas y en línea.
Entonces si no tienes un profesor que te cuente las cosas con pasión se cercena esa curiosidad. Te obligan a estudiar cosas que a veces ni entiendes y no te lo explican bien, cuando a un niño le obligas a memorizar algo que no forma parte de su asombro y curiosidad y compresión natural tiene que hacer un esfuerzo enorme y termina por cogerle manía.
Para una sociedad que no puede dejar de tener un móvil entre las manos, ¿la tecnología y las redes sociales juegan un papel positivo o negativo?
Es un arma de doble filo. Es una herramienta maravillosa, la divulgación científica está viviendo un renacer gracias a YouTube y a las redes sociales porque ha nacido una generación de creadores de contenido que están volviendo a enganchar a niños y adolescentes. También ayudan a responder muchas preguntas que antes era más complicado, en ese sentido es maravilloso.
Pero es una herramienta y a nivel social nos está costando mucho saber cómo usarla bien desde el punto de vista educativo. A mi juicio se les deja mucho tiempo y muchas horas a niños el acceso a internet y es un tema complejo porque es difícil que lo utilicen solo como una herramienta de ayuda y en muchos casos termina por dominarles. Esto les impiden vivir experiencias reales que son mucho más ricas en todos los sentidos.
Tu padre fue un pionero e hizo trabajos impropios para su época, ¿cree que sería tiktoker hoy en día?
No sé si tiktoker, pero sí sé que estaría metido en estas herramientas y en las redes sociales para llegar al máximo número de personas. En los años 70 ya fue pionero e hizo cine documental de naturaleza con 35mm, que era una locura. Puso a España en la vanguardia del cine documental de naturaleza y del mismo modo que hizo eso en aquella época hoy habría seguido innovando y buscando fórmulas para transmitir la información.
¿Qué influencia tuvo su padre en lo que es hoy en día y en su profesión?
Una influencia total. Como niña, y como les pasa a todas, su padre es lo más, pero dio la casualidad de que compartimos vocación. Yo soy la pequeña de tres hermanas y siempre fui la más bichera. De hecho, mi padre antes de morir, que yo tenía siete años, ya decía que yo quería seguir sus pasos. Siempre he apuntado maneras, se veía que me gustaba la naturaleza, así que se me caía la baba con él. Yo quería hacer lo que él hacía, lo veía como una persona tan realizada y tan feliz que decía que yo de mayor quería hacer algo así.
¿Pesa a veces llevar su apellido?
No, para nada. Cuando alguien que se me acerca y me habla de él es para darme cariño y gratitud y recibir una energía tan positiva es un privilegio. A mí me da alas porque yo hago lo mismo, para mí es mi héroe y el mejor ejemplo, comparto con la gente que se me acerca ese asombro.
¿Siente que ha llegado a sitios o que se han fijado en usted por su padre?
Probablemente sí, eso es algo que no se puede negar. Está clarísimo que la gente me escucha por ser la hija de. Pero luego también está el otro lado de la moneda, el de si no estás a la altura y desaprovechas esa ventaja la gente te da la espalda porque ellos tienen un recuerdo y necesitan que el que continúe ese legado esté a la altura. Te da una oportunidad, pero la exigencia y la vara de medir es más alta, pero para mí es un privilegio y tengo mucha gratitud a la ayuda que me sigue prestado mi padre desde donde esté.
¿Se enfada cuando escucha que los documentales que se emiten a primera hora de la tarde están pensados para echarse la siesta?
No, al contrario. Yo también me he dormido con esos documentales. Pregunta a la gente que vio a mi padre si alguna vez se dormían viéndolos y la respuesta es que nadie lo hacía. De hecho, es de los pocos programas de televisión que conseguía que en los bares de España la gente se callara para escuchar lo que decía porque, una de las cosas que le diferenciaba respecto al resto de los documentales que se hacen hoy en día, te atrapaba con la forma de contar las historias y de transmitirlas. Hoy en día son muy impactantes visualmente, se ha mejorado mucho en tecnología y en ese sentido es mejor, pero son muy aburridos y entiendo que la gente se duerma.
¿Qué pensaría él de todo lo que estamos viviendo?
Estaría muy preocupado. Muchas cosas de las que dijo en los 60 y 70 se están haciendo realidad. Fue una persona muy adelantada a su tiempo y lo estaría ahora. Una de las cosas que más destaco de él es que no generaba polarización, fue capaz de cambiar la percepción de los españoles con la naturaleza por la vía de la seducción y una de las cosas que más le preocuparía ahora sería la polarización de todos los ámbitos, incluso el del medioambiente. Esto es absurdo porque si hay algo que nos afecta a todos por igual y todos compartimos es que estamos vivos y compartimos el mismo origen y destino. No tiene sentido que se politice todo lo que tiene que ver con la necesaria transición que hay que hacer para garantizar el futuro de las siguientes generaciones.
Vamos a dejar de echar la vista atrás y vamos a hablar de la actualidad. El lince ha pasado de la condición en peligro de extinción a especie vulnerable, ¿tiene miedo de que se pierda esa preocupación?
Es una gran noticia, pero ni mucho menos es suficiente. Esto sirve para animarnos y ver que los esfuerzos merecen la pena, porque los riesgos superan con mucho a los éxitos. Los científicos dicen que estamos sumidos en la sexta extinción masiva de la historia de la Tierra y hay que seguir. Por ejemplo, se han perdido el 80% de los humedales del mundo y hay que hacer mucho más, hay que volcarse con más fondos públicos y hay que saber integrar la naturaleza y el bienestar humano como el punto de partida y de finalización de todo lo que hacemos. Tiene que estar en el centro neurálgico del sistema socioeconómico, es un cambio que estamos empezando a ver propiciado sobre todo por la urgencia climática, pero hay que ir más rápido.
Habla de urgencia climática, ¿ha tenido choques con negacionistas del clima?
Soy muy respetuosa en eso y sé que cuando uno se empeña en imponer su verdad genera conflictos. Yo trato de esbozar las razones científicas y de generar historias porque el ser humano está hecho de historias. El esfuerzo didáctico y de comunicación es muy pobre, hay que hacer un esfuerzo mayor en llegar a todo el público, contar las cosas de una manera seductora y que invite a la gente a querer formar parte de ese cambio y el que lo quiera seguir negando es cosa suya, cada uno tiene su camino y ya se terminará por caer del guindo. Es una realidad, está pasando y va a seguir pasando, así que ya se darán cuenta, pero yo no me voy a imponer, yo voy a hacer un esfuerzo en contarle las cosas y seducirle para que quiera sumarse a este cambio.
¿Se puede decir que nos estamos cargando la Tierra?
Eso es innegable y hay datos al respecto. Hay científicos que dicen que estamos saliendo de la época geológica en la que nos encontramos. Los cambios están siendo tan rápidos e inusitados en la historia del planeta que no hay registros en los que se hayan inyectado gasas de efecto invernadero a los niveles que lo estamos haciendo en la actualidad. También hay expertos que incluso dicen que deberíamos clasificar estos tiempos en una nueva etapa geológica bautizada como el Antropoceno porque nos hemos convertido en la fuerza natural que más cambios está causando.
El ser humano tiene una vida muy corta y una capacidad para percibir los cambios muy reducida porque los puntos de referencia pueden ser 30 años atrás y eso nos parece mucho tiempo, pero la escala geológica es otra dimensión. Los cambios que han sucedido en dos siglos es algo inusitado que nunca se habían visto.
¿Cómo valora el papel del Gobierno en materia medioambiental?
Muchas veces es mejor la intención que la plasmación. La Ley de Bienestar Animal está muy bien desde el punto de vista de la intención, pero le ha faltado una mayor participación y más tiempo de cocción porque tiene errores, algo que también ha ocurrido con la Ley de Protección del Lobo, que me parece que es contraproducente haberla implementado. Es muy importante que esta transición se haga de abajo arriba con mucha participación social, implicación de todos los sectores y consensos. Es mejor no ir a máximos, ir a un lugar intermedio con todos implicados y a partir de ahí caminar en la dirección correcta.
¿El medioambiente da votos y es algo que se utiliza partidistamente?
Sí, los da y los quita, y eso es algo que me preocupa profundamente. A mí padre intentaron seducirle desde los partidos políticos y él dijo que no, que es algo transversal de todos, algo similar a las matemáticas decía él. De hecho a él lo han utilizado en vídeos desde la extrema izquierda a la extrema derecha, él supo hacerlo y generar esa unión. Hay mensajes que están en todo el arco político que se identifican con el de mi padre y a mí me preocupa mucho que se politice el medioambiente y no sea política de estado.
¿A usted le han propuesto formar parte de algún partido?
Sí, claro que sí.
¿Se puede saber el nombre?
Prefiero no decirlo. Solo te puedo decir que rechacé a todos los partidos que me lo han ofrecido.
¿Hace la Unión Europea hace lo suficiente? Se ha aprobado la Ley de Restauración de la Naturaleza.
Está es muy importante porque tiene una translación legal que va a ser de obligado cumplimiento. Cada Estado luego hará una translación en leyes propias a cómo lo puede vertebrar, hacer realidad y plantear sus objetivos. Espero que la translación que se haga a nivel nacional cuente con todos los sectores y se haga de forma natural porque se van a habilitar fondos europeos. Es muy positiva y espero que se haga bien y se vea lo positiva que es.
Otro tema recurrente a nivel climático son las Cumbres Mundiales del Clima. ¿Hay países, como los árabes, que van a hacerse la foto y poco más?
En eso soy siempre muy permisiva, no soy talibán de esto, creo que o lo hacemos todos juntos o no sale. Señalar al malo es una enorme hipocresía porque todos usamos vehículos y toda la industria se sostiene en combustibles fósiles. Que una nación quiera acoger una cumbre y formar parte de esto, aunque sea por postureo, ya me parece positivo.
Hay que denunciar el green washing, por supuesto, pero me parece positivo. Antes no se hacía eso, es un pequeño paso en la dirección correcta. Esto del postureo y de lo políticamente correcto me parece una desgracia, no somos todos tan buenos como nos pintamos y otros son tan malos como los pintamos, todos juntos tenemos que fomentar el cambio.
¿Ve el futuro de la Tierra negro?
Veo el vaso medio lleno, soy optimista. Me gusta poner el foco en lo positivo para impregnarme de esperanza porque hay personas e iniciativas que son para quitarte el sombrero. Prefiero poner el foco en eso y no en lo negativo para no desmoralizarte y contaminarte. Si el vaso solo tuviera cinco gotas hay que partir de ahí y comenzar a llenar el vaso.