Ni Sevilla ni Granada: esta es la provincia de Andalucía que registra una tasa de alcoholismo más alta
Con unos datos por encima de la media regional.
El alcohol es la sustancia psicoactiva más consumida a nivel mundial y también en España, donde su consumo está profundamente arraigado en la cultura social. Los jóvenes representan uno de los grupos más vulnerables al abuso de esta sustancia, así como Andalucía es una de las comunidades autónomas con mayores tasas de consumo. Los botellones y las fiestas populares son escenarios habituales donde el consumo excesivo de alcohol se normaliza.
Según los informes de la Junta de Andalucía, recogidos por Ideal, el 81,3% de los andaluces entrevistados, comprendidos entre los 12 y 64 años, afirman haber tomado alcohol alguna vez, el 67,7% confirman haberlo hecho en el último año y el 59,9% lo hicieron el último mes. Unos datos que reflejan un patrón de conducta que no solo despierta la alarma entre las autoridades sanitarias, sino que también genera un impacto social preocupante.
Los informes también revelan que, en comparación con otras provincias, Almería es el territorio con el mayor consumo diario de alcohol de toda Andalucía, con un porcentaje del 4,7% de la población. Este dato sitúa a la provincia por encima de la media regional y evidencia una tendencia alarmante en el hábito de consumo regular de bebidas alcohólicas. Según expertos, este patrón está relacionado con los factores socioculturales y económicos de la zona.
¿Y los que más consumen?
Los datos de la Junta de Andalucía también desvelan que los rangos de edad con mayor consumo de alcohol en toda la comunidad sureña están entre los 16 y 24 años (4,7%) y el tramo que va desde los 21 a los 24 años (3,1%). Los expertos atribuyen esta situación a una combinación de factores, como el fácil acceso a bebidas alcohólicas, la influencia de la cultura local de ocio nocturno y la percepción social permisiva que existe en torno al alcohol.
Para llevar a cabo esta clasificación, el Observatorio Andaluz sobre Drogas y Adicciones define una ingesta en términos “normales” cuando el consumo de alcohol puro diario no sobrepasa los 50 centilitros en los hombres y los 30 centilitros en mujeres. De lo contrario, se puede llegar a considerar una adicción.
El consumo elevado y habitual de alcohol tiene consecuencias directas en la salud pública, afectando no solo a quienes abusan de esta sustancia, sino también a los servicios sanitarios de la región. Para hacer frente a esta problemática se han puesto en marcha diversas estrategias enfocadas a la reducción del consumo, especialmente entre los jóvenes. Sin embargo, todavía queda mucho por hacer para cambiar estos patrones.