María Fernanda Espinosa: "El feminismo es un ganar-ganar para todos"

María Fernanda Espinosa: "El feminismo es un ganar-ganar para todos"

Directora ejecutiva de GWL Voices, exministra ecuatoriana y expresidenta de la Asamblea de la ONU, lanza un mensaje a los hombres ante la conquista de derechos de las mujeres. "No es 'si tú ganas, yo pierdo'; es 'si tú ganas, todos ganamos'". 

María Fernanda Espinosa, directora ejecutiva de GWL Voices, durante una entrevista con la agencia AP, en 2019.Mark Lennihan / AP

María Fernanda Espinosa (Salamanca, 1964) habla con pausada contundencia. Tiene su mensaje muy integrado, pero no lo repite como una suma de eslóganes, sino sintiendo lo que dice: a veces es rabia e indignación, otras veces es orgullo y esperanza. Todo el abanico de sentimientos que genera la lucha por los derechos de las mujeres. 

La directora ejecutiva de GWL Voices, una organización mundial que une a 70 mujeres con experiencia en cargos de responsabilidad política para tratar de cambiar el sistema machista y patriarcal, ha sido ministra de Defensa y Exteriores en su país, Ecuador, y una de las únicas cuatro mujeres que en sus casi 80 años de existencia ha presidido la Asamblea General de las Naciones Unidas. Ahora pelea por que la organización entre "de veras en el siglo XXI" con la incorporación en igualdad de las mujeres en todos sus órganos y agencias y por convencer al mundo de que avanzar en igualdad de género es un win-win. Aquí ganamos todos. 

- 8 de marzo de 2024 y aquí estamos de nuevo, en el Día Internacional de la Mujer, tratando de explicar por qué aún es necesaria esta jornada. ¿Qué le dice a quien todavía considera que es un exceso y ya podríamos ir liquidando una fecha como esta?

- Incluso nosotras, a veces decimos: "Ojalá en el futuro no necesitemos un día o un mes para recordar lo que ocurre con las mujeres, su rol en la política, en la economía, su sobrerepresentación en los índices de pobreza, de desempleo, de exclusión, de discriminación...". Claro que estaría bien que ya no se requiera un día para que volvamos a recordar el compromiso que tenemos con las mujeres y las niñas en el mundo entero, pero ocurre que es necesario, que es necesaria esa reflexión y que es necesario que un día, el 8 de marzo, no solamente recordemos a las maravillosas heroínas, las hermanas Mirabal, sino que recordemos a todas esas mujeres que han luchado para que estemos nosotras donde estamos ahora. Y, también, para que recordemos por qué hay que seguir luchando y pensando, por ejemplo, en algo que yo pensé que no era necesario, pero que ahora creo que es más necesario que nunca, que es un sistema de cuotas, de acción afirmativa, de una normativa, de un cuerpo legislativo que prevenga y sancione la violencia contra las mujeres, mejore la la participación política de las mujeres, la inversión en las mujeres, el reconocimiento de su trabajo o de los cuidados que hacen las mujeres.

- Usted, en entrevistas pasadas, ha enfatizado con sinceridad la evolución de su pensamiento. ¿Cómo ha sido ese cambio?

- Bueno, yo no creo que ha habido ningún cambio, de verdad. Sí solamente en algún momento, pero hace muchos años, pensaba, creo que un poco desde la ingenuidad juvenil, que el poder de las mujeres, las capacidades, los méritos de las mujeres eran suficientes, ¿no? Pero, lastimosamente, en una sociedad que continúa siendo machista, patriarcal, donde la cultura política y la manera que tenemos de socializar y de crecer y de educarnos sigue siendo machista, obviamente que es necesario tener un sistema de acción afirmativa y de cuotas. Creo que públicamente nunca dije que estaba en contra de las cuotas, por el contrario. Era una reflexión en mis primeros años. 

Pero lo que sí puedo decir es que, desde que tengo uso de razón, soy una mujer feminista, porque tuve una madre feminista, tres hermanos varones, un entorno familiar también muy marcado por esa cultura que persiste en América Latina, una cultura lamentablemente machista y patriarcal. Así es que, desde muy temprano feminista, y luego está la construcción que vamos haciendo en el camino.

- El 44% de los hombres en España cree que la igualdad ha avanzado tanto que ahora son ellos los discriminados. Me gustaría su reflexión sobre este dato, porque no parece que lo estén entendiendo. 

- También yo he visto también esas cifras y sí, sorprenden, y sorprenden sobre todo entre los hombres jóvenes, donde se registran ese tipo de temores y, diría también, de desinformación. Yo creo que es una frase ya muy gastada, pero hay que decirla: somos más del 50% de la población. Esto es un tema, para empezar, de justicia demográfica fundamental. Y, segundo, cuando construimos sociedades más igualitarias, con menos discriminación, con más oportunidades, el feminismo es un ganar-ganar para todos. No es efectivamente ganar espacios, solamente, es ganar espacios de poder, y compartir el poder está y debe estar a la base de las sociedades democráticas. Y cómo se reparte el poder, yo creo que tiene mucho que ver con la sabiduría social, con las estructuras políticas.

Así es que yo creo que esto de "si tú ganas, yo pierdo", realmente no es una respuesta constructiva al deber ser de las sociedades. Vuelvo a decir: compartir el poder, repartir la riqueza, minimizar la pobreza, cerrar las brechas de desigualdad en todos los espacios... le hace bien a la sociedad, le hace bien a la democracia, o la economía, crece el PIB. Se toman decisiones que han mostrado ser positivas para todos. Podríamos citar 20.000 cifras, que todas conocemos, pero por ejemplo se sabe que un Producto Interno Bruto más alto lleva a más reconocimiento y profesionalización del trabajo del cuidado, se logra una sociedad mucho más saludable, más longeva, más feliz finalmente. Es así en todos los campos, en los parlamentos, los Gobiernos, el sistema internacional. "Si tú ganas, yo pierdo", no, es "si tú ganas, todos ganamos, todas ganamos".

"Somos más del 50% de la población. Esto es un tema, para empezar, de justicia demográfica fundamental"

- ¿En qué campo cree que se ha avanzado más en los últimos tiempos? ¿En lo público, en lo privado?

- En general, nosotras tendemos a pensar que la participación de las mujeres, que la discriminación y las conquistas que vamos teniendo, son incrementales y que vamos siempre para arriba y que siempre vamos mejorando. Lamentablemente no es así. Es decir, avanzamos y retrocedemos, avanzamos y retrocedemos. Eso se ve, por ejemplo, cuando se hace un seguimiento al número de mujeres presidentas y jefas de Estado y de Gobierno, cuando ves la participación de las mujeres en los parlamentos, cuando ves la participación de las mujeres en el sistema internacional, cuántas mujeres se nombran en posiciones de alto nivel. A veces tienes rupturas impresionantes, cuando una mujer, luego de más de 150 años, por primera vez, llega a UIT, en la Unión Internacional de Telecomunicaciones, que es un récord mundial.

- Ustedes en, GWL Voices, han hecho un informe que es demoledor, hay organizaciones y agencias internacionales que nunca han sido comandados por una mujer. 

- Si, es que todos más o menos podemos tener esa sensación de avance, pero cuando le pones números... Es que vamos para arriba, regresamos, vamos para arriba, regresamos. Que en el sector privado las cosas realmente no se ven muy bien todavía. Necesitamos más mujeres conduciendo, más mujeres CEOs, más mujeres liderando, más mujeres en los directorios. Los números no cuadran bien. Yo creo que es en el sector privado finalmente donde tienes más libertad de acción, donde tienes menos limitaciones. Es más fácil tener un directorio de una empresa que sea paritario que hacer avanzar una ley, por ejemplo, de cuotas en los países. Así que, sí, hay que hacer un llamado al sector privado para que exista esa decisión y esa voluntad de hacerlo.

También vemos un avance muy grande en las legislaciones, en los marcos normativos, en las políticas afirmativas por la igualdad de género y por los derechos de las mujeres. Pero lamentablemente también estamos viviendo un proceso de retroceso, un proceso de boomerang de derechos. Esa encuesta de España a la que hiciste alusión muestra claramente que no es que vamos mejorando cada vez más, sino que hay momentos de regreso que preocupan. Y vemos lamentablemente decisiones que toman los votantes en muchos lugares del mundo, donde votan por opciones que son antiderechos a la antigualdad, que prefieren la mano dura y el extremo nacionalismo. Y eso muestra que no es que vamos en una mejora incremental. Muestra también que no nos podemos descuidar como mujeres, que tenemos que seguir, porque es que tenemos que seguir poniendo por delante la necesidad de la reafirmación y la garantía de los derechos de las mujeres y de las niñas en el mundo. No debería ser necesario, debería ser parte del sentido común, parte de la vida cotidiana, pero lamentablemente no es. Y si ves casos tan dramáticos y tan dolorosos como los casos de Afganistán, por ejemplo, o la situación de las mujeres en conflicto, ya sea en Yemen, o en Chad, o en la República del Congo, o en Gaza, también vemos que las mujeres lamentablemente son las que más sufren en los contextos de conflicto. Entonces hay mucho que hacer, hay mucho que decir.

"Estamos viviendo un proceso de retroceso, un proceso de boomerang de derechos"

Hay muchos que dicen, ¿por qué un día? Cada día debería ser nuestro día, no sólo el 8 de marzo. Yo estoy de acuerdo, pero no tenemos que desaprovechar ni el mes de marzo ni el 8 de marzo para refrescar la memoria a la gente y decir: "mira, aquí estamos y nos falta esto, esto, esto, esto. Y estamos sufriendo por esto, esto, esto, esto, y merecemos esto, esto y esto". 

María Fernanda Espinosa, en septiembre de 2018, interviene en la Asamblea General de la ONU, en Nueva York.Richard Drew / AP

- ¿Cómo se diferencia la lucha en lo global? Estamos las occidentales, el sur, hay diferentes aspiraciones y retos... 

- A veces yo creo que tenemos el estereotipo todas, nos pasa a todas. Decimos: "bueno, es en los países occidentales donde los estándares, los derechos por las mujeres es donde está mejor todo y es en los países de la mayoría global -ahora decimos la mayoría global- donde las cosas van de mal en peor y es tremendo". Pero cuando te pones a mirar más en detalle, a hacer un informe como el que hemos hecho nosotras, te das cuenta de algo: que, a veces, en lugares donde tienes legislaciones muy de avanzada, de vanguardia, la situación de las mujeres no necesariamente es mucho mejor. El tema de la violencia doméstica, por ejemplo, de cómo se disparó en el momento de la crisis de la pandemia del COVID [Espinosa formó parte también de la Comisión Covid-19 de The Lancet]. En general, la violencia doméstica en lugares urbanos, en países del llamado norte, los índices se dispararon de manera impresionante. Y en espacios rurales, donde hubo un procesamiento de la pandemia de manera comunitaria y colectiva, no necesariamente se dispararon esos índices.

Te doy otro indicador: en los casi 80 años de vida de Naciones Unidas, hemos tenido cuatro presidentas mujeres de la Asamblea General. Uno diría cuatro en 80 años no es suficiente -ríe irónica-. ¿Quiénes son esas cuatro presidentas? Representantes de La India, Liberia, Baharéin y la cuarta, con quien estás hablando, de Ecuador. Dime qué número de mujeres de países del llamado norte que han sido presidentas de la Asamblea General. Si tú ves la composición de delegaciones, por ejemplo, en las negociaciones climáticas, lo que ves es cada vez más presencia de mujeres liderándolas en los países de la mayoría global. Entonces, decir: "aquí se divide el mundo entre norte y sur y esto es así", no es tan fácil. Si en algún lugar aprendí el rol que tienen las mujeres en la construcción de la cohesión social, de la seguridad alimentaria, de la resiliencia a cualquier impacto shock que desajuste a la comunidad, fue viviendo cinco años con mujeres indígenas de la Amazonía de mi país. No hay que esencializar, en el mundo indígena hay muchos problemas y las mujeres indígenas son las más pobres de las pobres de las pobres; hay problemas de acceso al control y a la propiedad de la tierra, de violencia, de acceso al financiamiento y al microemprendimiento en el mundo indígena, sobre todo hacia las mujeres. No nos equivoquemos, pero cuando hay un gran desajuste o un gran proyecto de infraestructura que afecta a una comunidad, ¿quién tiene esa capacidad de organizar, de resistir, de proponer? Ahí ves un liderazgo de las mujeres que es muy sorprendente.

- Es cosa de todas, en todos lados.

- Yo creo que aquí el mensaje es que la salida a las desigualdades y a la desigualdad de género, en concreto, y al poder de las mujeres, es una salida multicultural, es una salida intergeneracional, es una salida de diálogo entre las distintas generaciones, no sólo de mujeres, también de hombres y de las distintas culturas de las que tenemos mucho que aprender. Las respuestas binarias no funcionan en esta ecuación o en este problema. Yo digo hay que celebrar la complejidad. Estos problemas que tiene la sociedad tienen que pasar por respuestas estructurales, complejas, en países como el nuestro. Tienen que contar con toda la sociedad. La respuesta a la discriminación y al machismo no solamente es una respuesta que tiene que venir de las mujeres, tiene que venir de toda la sociedad, y ventajosamente sí que tenemos buenos aliados para esa batalla, aliados hombres, me refiero. Son esenciales.

"La salida a la desigualdad de género es una salida multicultural, intergeneracional, no sólo de mujeres, también de hombres (...). Las respuestas binarias no funcionan en esta ecuación. Hay que celebrar la complejidad"

- Ahora en GLW han lanzado dos campañas. En la primera, Rotation for Equality, o Rotación por la Igualdad, pretenden que haya una alternancia de hombres y mujeres al frente de la Asamblea General de la ONU, al igual que ya se hace un reparto regional. Cuatro mujeres en casi 80 años es una cifra indignante. ¿En qué consiste?

- Comparto, es indignante, es difícil de explicar. Las Naciones Unidas es aquella organización que está diciendo lo que hay que hacer, que está pasando reglas, normas, recomendaciones de políticas, el Objetivo de Desarrollo Sostenible número 5... Que está diciendo que tenemos que apostar por la igualdad de género y por los derechos de la paridad. Y dentro de casa, no pasa. Entonces hay que liderar con el ejemplo. Es un tema de justicia histórica, que marcará la diferencia, que no es solo simbólica, de Naciones Unidas entrando en el siglo XXI, como corresponde, y que además es muy fácil de hacer. Es una cuestión de procedimiento que requiere el apoyo político de los estados y de los gobiernos, y que se puede hacer, pues, conociendo los procedimientos de cómo funciona el sistema de Naciones Unidas. Una enmienda a lo que ya tenemos o una nueva resolución y avanzar en una decisión en la que, estoy segura, los estados van a decir: "Pero ¿por qué no lo hicimos antes?".

- ¿Y con qué apoyos cuentan?

- Lo impulsamos nosotras, pero créeme que ventajosamente no estamos solas. GWL Voices está en asociación con otros países que están liderando y apoyando esta iniciativa. Son Goiernos, en primer lugar el de España, a la vanguardia, y varios más que se siguen sumando. Tenemos a Eslovenia, cuya presidenta (Nataša Pirc Musar) está tomándola como una bandera casi personal, a México a Uruguay, también apoyando decididamente esta campaña... Nosotras podemos ofrecer información, sugerir la manera de cómo llegar a esto, pero la decisión final la toman los estados. Yo veo que sería un oxígeno, algo que revitalice el trabajo de la Asamblea General, que le dé un tono de modernidad y de haber entrado en el presente siglo. Sería realmente muy oportuno hacerlo cuando nos estamos acercando a la Cumbre del Futuro (en septiembre), que se está negociando mientras estamos hablando. Sería magnífico entrar al 80 aniversario de Naciones Unidas, en el 2025, diciendo: "Pues aquí estamos".

"La ONU dice que tenemos que apostar por la igualdad de género y por los derechos de la paridad, pero dentro de casa, no pasa. Entonces hay que liderar con el ejemplo"

- La otra campaña es para promover que una mujer sea secretaria general de la ONU, algo insólito. Si estábamos diciendo que cuatro eran pocas en la Asamblea, cero en la secretaría, ¿qué calificativo usamos? Es buen momento para el debate, ahora que se habla de cómo refrescar y remozar su estructura.

- Cuatro entre 80 a cero entre 80... Ya hasta nos reímos porque esto nos refleja. Las organizaciones se tienen que parecer a las sociedades que representan, sobre todo organizaciones políticas como Naciones Unidas, y es que no puede ser. No hay una alternativa sino tener por primera vez en 80 años una mujer secretaria general. Es casi como hacer una campaña por el derecho a tomar agua, no sé. Es una campaña del sentido común prácticamente, pero hay que hacerla porque nadie nos dice que las cosas van a fluir, porque incluso el contexto internacional es complicado. Es la necesidad de candidatas mujeres, de mujeres aspirando a este cargo y siendo parte del proceso de selección.

Maria Fernanda Espinosa, en 2017, cuando era ministra de Exteriores de Ecuador, junto a su homólogo palestino Riyad Al-Maliki, en Ramala.Issam Rimawi / Anadolu Agency/Getty Images

- ¿Qué aporta distinto una mujer cuando llega a un cargo público, a un cargo de responsabilidad, usted que ha pasado de lo local a lo nacional e internacional?

- Yo creo que aquí hay dos cosas. El primer tema es que cada vez más me gusta hablar del "liderazgo femenino", porque podemos ver que hay hombres que ejercen estilos de liderazgo más femenino, de verdad. ¿Qué quiere decir el liderazgo femenino? La empatía, la capacidad de escuchar, la capacidad de crear puentes, la capacidad de consensuar, la capacidad de procesar diferencias y disensos. Si tú como mujer tienes que pasar una legislación que te beneficie y que tienes la experiencia, por ejemplo, de lo que significa el trabajo no remunerado del hogar y la carga que eso representa para las mujeres, eso aporta. 

Rememora Espinosa reuniones con otras ministras o exministras de Defensa del mundo en las que una de ellas, hoy mandataria, se quejaba de cómo la miraban mal por estar en las reuniones hasta tarde, supuestamente desatendiendo a sus hijos. Si se quedan, son malas madres. Si se van, anteponen a sus hijos a la gestión. 

"O sea, tienes un perder-perder ahí. Si te ocupas de la casa, ¿para qué estás en ese cargo? Si te quedas es porque te quedas y abandonas a tu familia. Eso no pasa con los hombres nunca, ¿no? Y digo esta anécdota porque no es exclusiva a la persona que lo contó. Es un tema que hemos vivido todas las personas y las mujeres que hemos estado en puestos de responsabilidad. Entonces, primero están esos desafíos que tienes. 

"¿Qué quiere decir liderazgo femenino? La empatía, la capacidad de escuchar, de crear puentes, de consensuar, de procesar diferencias y disensos"

Segundo, hay que cuando estás en esos cargos de responsabilidad y no usuales o, cuando eres ministra de Defensa o presidenta de la Asamblea General, el escrutinio es mucho mayor. Te ven con lente amplificador para ver cómo te desempeñas. No ven lo que te acredita, tu currículum. En el caso de los hombres eso no ocurre. Y cuando estás en el lugar ejerciendo, la verdad, y esto casi es una confesión personal, sabes que tienes que hacer la diferencia. Sabes que tienes que probar que eres competente, que eres capaz, que lo puedes hacer mejor. 

Y tercero: yo creo que, sin ser esencialista, los estilos de liderazgo de las mujeres son diferentes. No en todos los casos, pero en la gran mayoría efectivamente sí. Para lidiar con las emergencias y las crisis. De nuevo, si hacemos un mapeo de cuáles son los países que mejor procesaron la crisis del COVID y la pandemia del COVID, hay casos como el de Kerala, en la India, o Nueva Zelanda o Finlandia o Barbados, con mujeres. ¿Por qué? Por ese sentido de lo colectivo, de las respuestas sociales a los problemas, de la capacidad de escucha, de la empatía.

Las mujeres legisladoras -y se ve en los informes de la Unión Interparlamentaria- efectivamente hacen una legislación que es más favorable hacia los derechos de las mujeres. No 100%; siempre hay, siempre ocurre, pero esos no son los estilos femeninos de liderazgo.

"El escrutinio es mucho mayor. Te ven con lente amplificador para ver cómo te desempeñas. No ven lo que te acredita, tu currículum. En el caso de los hombres eso no ocurre (...) Créeme que un error hecho por un hombre en dos minutos se olvida"

- ¿Cuál ha sido su experiencia personal, ya que ha pasado por tantos planos de la política, en cuanto a la lucha en un mundo de hombres?

- La verdad es que ese peso lo sentí quizá más en mi país. Sobre todo al inicio, cuando empiezas una gestión, la gente no mira con las credenciales que viene, sino mira que eres mujer. Y hay mucho foco a tu condición de ser mujer y en su tu rol es o no convencional. Si eres ministra de la Mujer en tu país, perfecto, normal, natural, eso se estila. Ministra de Protección Social, de acuerdo. Ministra de Defensa, no. Eso ya viene a ser otra cosa. O ministra de Relaciones Exteriores, porque el mundo de la diplomacia también es un mundo muy marcado por lo masculino.

Efectivamente, y si ves los comentarios de muchos de los medios, cómo se refieren a ti, hacen referencia a cómo vas vestida y no lo que estás diciendo, y creo que ahí tampoco estoy sola. Estamos hablando de todas. El tema de la violencia política contra las mujeres es el tema de romper los estereotipos, de hacer que se fijen en tu trabajo y en tu capacidad de gestión más que en que si eres un hombre o una mujer, en tus logros, en los resultados que obtienes. Es un proceso que nos toca concluir y no solamente a las mujeres, nos toca concluir como sociedad. Y si cometes un error... Créeme que un error hecho por un hombre en dos minutos se olvida, pero si es una mujer, inmediatamente dicen es que es una mujer, "es que se equivocó en esto o en lo de aquello". Hay una magnificación de cosas que a veces son menores o a veces no tan menores, pero que pesan más porque eres una mujer. Objetivamente lo ves así, no sólo en caso personal o en mi país, sino que lo ves así en mundo entero. 

Hay mucho trabajo que hacer para romper estereotipos, para educarnos como sociedad, para, yo digo, generar conciencia social, pero también reconocimiento a lo que hacemos y a la diferencia que hacemos las mujeres en espacios de liderazgo.

María Fernanda Espinosa, entonces ministra de Defensa de Ecuador, recibida por su colega colombiano del momento, Juan Carlos Pinzón, en Bogotá, en 2013.Fernando Vergara / AP

- ¿Y por dónde empezamos? ¿Qué hay que hacer sin falta?

-Más allá de un menú del deber ser, yo diría que hay como distintos tiempos y distinto tipo de acciones, pequeños cambios como la rotación por la igualdad en la Asamblea General, que se puede hacer y que es fácil y que el impacto es enorme. Pequeñas conquistas del día a día, desde tu núcleo familiar hasta la empresa en la que trabajas, tu espacio laboral, tu espacio doméstico, familiar, etcétera. Pequeños cambios en los roles, en las responsabilidades, en las percepciones. Cuando estás viendo una película con tus hijos y decir: "Mira, mira este estereotipo, esto es no, esto es un no, o esto es un sí, sí, sí". 

También en los grandes espacios, en los espacios globales. Por ejemplo, cuando era presidenta de la Asamblea General, yo no participaba de ningún panel, de ningún espacio público de alto nivel, que no tuviera paridad. Desde el primer día de mi gestión. Y hay un movimiento mundial que se llama los Gender Champions, que ahí está el mundo de la diplomacia, hombres y mujeres, diciendo no participamos de paneles donde no haya paridad. Estas pequeñas cosas tienen un impacto. Así que diferentes tiempos y diferentes profundidades, pero nada excluye lo otro, quiere decir que todo tiene que hacerse a la vez. Estos cambios más cercanos también los cambios normativos y legislativos y de políticas, porque hay países que están adelante en los temas de legislación y otros que están más atrás.

"Nada, nada, nada de lo que ocurre en la vida humana es ajeno o debe ser ajeno a las mujeres"

Es esencial el cumplimiento de la CEDAW, de la Convención para la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer, que ahora es presidida por una mujer española (Ana Peláez) que la verdad acabo de conocer, pero estoy, como decimos en Ecuador, alucinando. O el tema de los presupuestos con mirada de género, el tema de los gobiernos locales y las políticas de atención, de acceso a los servicios, de cobertura de salud, con una mirada de género. Todo eso importa. La representación de las mujeres en espacios de liderazgo en el sistema internacional importa. Las grandes políticas, el nuevo Pacto del Futuro que debe salir de la cumbre de septiembre, tiene que tener una mirada de igualdad de género y los derechos de las mujeres por delante.

Tenemos que movernos en distintas escalas, a distintos momentos, con distinta profundidad y siempre tenemos que tener una suerte de ojo avizor, de estar con binoculares permanentemente para decir las cosas que nos parece que no están bien y que abonan a la desigualdad y la discriminación contra las mujeres en todos los espacios y lugares. Todos los espacios son espacios para las mujeres, para el liderazgo de las mujeres. Lo digo en voz alta, lo digo para las mujeres jóvenes, lo digo para las mujeres que tienen sueños de estar donde tienen que estar, desde ser astronautas hasta presidentas, diplomáticas, científicas. Nada, nada, nada de lo que ocurre en la vida humana es ajeno o debe ser ajeno a las mujeres.

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Licenciada en Periodismo y especialista en Comunicación Institucional y Defensa por la Universidad de Sevilla. Excorresponsal en Jerusalén y exasesora de Prensa en la Secretaría de Estado de Defensa. Autora de 'El viaje andaluz de Robert Capa'. XXIII Premio de la Comunicación Asociación de la Prensa de Sevilla.