Los beneficios de dormir en los ataúdes del sueño de la Edad Media
Estos acogedores muebles con aspecto de armario podían dar cama hasta a cinco personas.
Hoy en día existe una amplia variedad de diseños y tecnologías desarrolladas en torno a la cama. Sin embargo, durante mucho tiempo en la Europa Medieval estaba muy arraigado el concepto de cama armario, también conocida como cama caja o cama cerrada.
Estos muebles, eran estructuras de madera, generalmente hechos de roble, con un diseño similar a los armarios en los que solemos colocar nuestra ropa. Tenían puertas que se cerraban desde dentro, o pequeñas ventanas con cortinas. Pero en su interior no había ni perchas, ni baldas, sino una cama con un colchón. Los diseños de estas camas armario eran de distintos tipos, desde las más básicas para personas humildes hasta las que contaban con decoraciones más cuidadas, destinadas a las clases altas e incluso a la nobleza. De esta forma, al cerrarse las puertas o cortinas del armario, el durmiente quedaba aislado de alguna manera en su interior para proceder a su descanso.
En ocasiones estos enseres contaban con baúles para guardar la ropa de cama, que también servían como escalera para aquellas que contaban con un segundo nivel, como las literas. Eran de tamaño variable, aunque las camas cerradas de la región de Bretaña medían entre 1.60 y 1.70 metros. También podían ser muebles independientes o formar parte de la construcción de la vivienda. Eran particularmente comunes en Reino Unido y en la Europa continental. Según un relato de 1840, la mayoría de las cabañas en Bretaña, Francia.
¿Por qué fueron tan populares?
Las camas armario eran un tipo de mobiliario versátil. Por un lado, porque suponían una solución práctica para la falta de espacio en las viviendas medievales. De hecho, no era extraño que estas camas fueran compartidas tanto entre familiares como entre compañeros de trabajo, pese a la incomodidad y los riesgos de asfixia que conllevaba. Una historia de la Francia del siglo XIII trata sobre una mujer que escondió a tres invitados secretos dentro de una cama de armario que mueren asfixiados por mala ventilación.
Por otro lado, las “camas armario” eran conocidas por albergar calor cuando se dormía en su interior con otras personas, lo que las hacía especialmente útiles para enfrentar las temperaturas extremadamente bajas del invierno. Especialmente las que se vivieron en el periodo de la Pequeña Glaciación o Pequeña Edad de Hielo, una etapa de frío extremo que abarcó desde comienzos del siglo XIV hasta mediados del siglo XIX. En Londres, el río Támesis llegó a congelarse 18 veces, y hasta la madera de las chimeneas acababa congelándose.
Aunque en la actualidad los armarios de madera como camas han caído en desuso y han sido asociados con la pobreza y la vida rural, su legado persiste como un recordatorio de la ingeniosidad y la adaptabilidad de las generaciones pasadas ante los desafíos cotidianos. Sin embargo, con la resurgencia de muebles similares, un reciente artículo de la BBC sugiere que esa moda está volviendo a abrirse paso en los tiempos modernos.