Juventud sin futuro: las razones que impiden a los jóvenes salir de casa de sus padres
El Observatorio de Emancipación, elaborado por el Consejo de la Juventud, aporta datos demoledores sobre la lamentable situación económica de los jóvenes.
"Envejecemos como vivimos y vosotros estáis viviendo de una manera que asusta ver". Esta frase se la dijo un representante del Consejo de las Personas Mayores a Andrea González, presidenta del Consejo de la Juventud. Lo contaba precisamente ella la semana pasada, durante su intervención en el Senado, donde presentó el Observatorio de Emancipación que ha elaborado el organismo que dirige.
El retrato de la situación de los jóvenes que presentó González, plagado de datos, fue demoledor: el salario medio de un joven es de 12.640 euros; el 33% de los jóvenes está en riesgo de pobreza o exclusión social; sólo el 15,9% de los menores de 30 años está emancipado; un joven que quiera vivir solo, tiene que dedicar el 85% de su salario para acceder a un alquiler; y desde 2008, los jóvenes han perdido un 22,6% de poder adquisitivo.
Son solo algunas de las realidades a las que se enfrentan los jóvenes que, como advirtió la propia González, "afrontan la peor situación económica desde los años 60". Un panorama que hace muy complicada la emancipación, el inicio de una vida adulta independiente de los padres.
¿Cuáles son las principales causas que generan este problema? Antonio Báez, vicepresidente del Consejo de la Juventud, responde claramente a esta pregunta: "La vivienda, el empleo y la pobreza". Y define con contundencia las condiciones de los jóvenes a día de hoy: "La situación es crítica".
Para ilustrarlo, aporta algunos datos, como la tasa de emancipación, es decir, el porcentaje de jóvenes que viven fuera del hogar de origen sobre el total de su misma edad. "En España, entre los jóvenes entre 16 y 24 años es del 4,10% y en Europa, del 17,7%. En el siguiente tramo, entre 25 y 29 años, la tasa en España es del 36,7% y en Europa es del 57,9%. Estamos continuamente por detrás", se queja.
La razón principal es el elevado coste de la vivienda, tanto para alquiler como para compra. El Banco de España recomienda que no se destine más del 30% del salario a la vivienda, pero los jóvenes españoles están rozándolo: un 26,8% del salario es lo que dedican de media quienes alquilan una habitación en un piso compartido.
El dato de lo que tiene que destinar un joven asalariado para vivir solo da miedo de sólo verlo: un 85,10% de su sueldo neto. Aun así, la mayoría de los jóvenes (un 57,5%) acude al alquiler. Porque comprar es ya misión prácticamente imposible. Con un salario medio de 12.640 euros, el Observatorio calcula que los jóvenes tienen que destinar casi cuatro veces este sueldo neto anual para poder acceder a la entrada de un piso.
"No existe situación habitacional, no existe respuesta", lamenta Báez, que recuerda que la situación ha empeorado en los últimos años, ya que al encarecimiento de la vivienda y la subida de los precios, se ha sumado la pérdida de poder adquisitivo de los jóvenes: un 22,6% desde 2008.
Para mostrar el nivel de precariedad de los jóvenes respecto a la vivienda, el Observatorio incluye diversas estadísticas. Especialmente llamativa es esta, en la que se recoge la superficie máxima en metros cuadrados que un joven asalariado se puede permitir. Sólo a partir de los 30 años, sobre pasa los 70 metros cuadrados, y siempre en el caso de la compra, no del alquiler.
Con estos mimbres, no es de extrañar que la tasa de emancipación de los menores de 30 años no haya hecho más que caer, pasando del 25% en en 2010 al 15,9% del primer semestre de 2022, el último dato disponible. Además, hay un 30% de personas de entre 30 y 34 años que todavía no se ha emancipado. La edad media de emancipación, según Eurostat, es de 29,7 años.
Báez explica claramente lo que supone para una persona no poder emanciparse. "Significa no poder desarrollar tu proyecto de vida", resume. "Tú no puedes desarrollar un proyecto pleno sin tener acceso a una vivienda. Y, en la actualidad, con las perspectivas, que son peores que las de nuestros padres, es imposible. Te dificulta tener intimidad, cierta autonomía o, si quieres, tener hijos", añade.
La otra pata del banco, que tiene mucho que ver con la dificultad de acceso de los jóvenes a la vivienda, es el empleo. La precariedad en el trabajo, pese a la reforma laboral, sigue siendo una realidad.
Aunque la tasa de paro entre los jóvenes está en su nivel más bajo desde 2008 (20,5%), la tasa de actividad es menor que entonces (del 54%), lo que implica que hay menos gente joven trabajando o buscando empleo. Además, recuerda Báez, todavía se espera con ansia la reforma del Estatuto del Becario ya que "existe un montón de fraude de ley por relaciones contractuales que no pueden ser contractuales sino formativas".
Todo esto genera verdaderas situaciones de pobreza entre los jóvenes, el segundo colectivo de edad con mayor riesgo de pobreza tras la infancia. Según datos del propio Consejo, en 2021 uno de cada tres jóvenes estaba en riesgo de pobreza o exclusión social. Y uno de cada cuatro jóvenes con trabajo (el 23,4%) también se hallaba en esta misma situación. "Estar trabajando no significa dejar de ser pobre", resume Báez.
Todo esto redunda en un tema de máxima actualidad: la salud mental. Lo indicó la presidenta del Consejo durante su intervención en el Senado y lo recuerda también el vicepresidente de este organismo: "Una de las principales razones de los problemas de salud mental entre los jóvenes es la situación socioeconómica".
"Es un problema cuando una persona joven tiene un empleo en el que cobra mucho menos que otros trabajadores haciendo mismo trabajo, que es consciente de que está precarizado pero que tiene que seguir trabajando por necesidad y que no sabe, por su tipo de contrato, si va a tener una estabilidad", explica Báez.
"Se nos prometió que estudiando nos iría súper bien", recuerda el responsable del Consejo, quien detalla que hay un 42% de jóvenes hiperformados y pone el ejemplo de jóvenes que han estudiado un máster y que se encuentran trabajando en labores ligadas a la hostelería que nada tienen que ver con su formación. "Estas cuestiones están muy ligadas también a la salud mental", insiste.
Ante este panorama, desde el Consejo de la Juventud reclaman medidas al Gobierno y a los partidos políticos. Para empezar, desatascar de una vez por todas la ley de Vivienda en el Congreso, ampliando el parque público de vivienda y regulando los precios del alquiler, "especialmente de las habitaciones, que superan lo que hace años podía suponer el precio de una casa entera". "En algunas zonas del centro de Madrid", indica Báez, "hay alquileres que suponen más del 100% del salario de un joven".
Desde el Consejo reconocen que los partidos se reúnen con ellos, pero lamentan la falta de medidas que después ponen en marcha. "Al final existe un paternalismo y una normalidad. Te dicen que todo el mundo ha tenido que pasar por esto, por un contrato mal pagado, por no poder emanciparse, por estar de becario... Se ha normalizado la precariedad", lamenta Báez.
"Aunque nos escuchan, no nos hacen caso", insiste el responsable del Consejo de la Juventud, que reclama que "no se criminalice a la juventud" porque "siempre que sale una mala noticia se nos culpa: que no se quieren emancipar, que no quieren trabajar... Eso para nosotros es agotador. En vez de contar con nosotros, nos culpan", se queja.