¿Existen agujeros de gusanos que nos pueden llevar a otras dimensiones?

¿Existen agujeros de gusanos que nos pueden llevar a otras dimensiones? 

Este tipo de viaje en el tiempo plantea numerosas paradojas y desafíos teóricos, como la posibilidad de retroalimentación de partículas virtuales.

Ilustración de un agujero de gusano en el espacio.Getty Images/iStockphoto

En física, los agujeros de gusano, también conocidos como puentes de Einstein-Rosen, son estructuras hipotéticas que podrían conectar diferentes puntos en el espacio-tiempo. Estos puentes teóricos, derivados de las ecuaciones de campo de Einstein de la relatividad general, sugieren la posibilidad de viajar a través del espacio y el tiempo de manera más eficiente que siguiendo las rutas convencionales. La idea de los agujeros de gusano ha capturado la imaginación de científicos y entusiastas por igual, aunque hasta la fecha no se ha encontrado evidencia empírica de su existencia.

La noción de agujeros de gusano se remonta a 1916, cuando el físico austriaco Ludwig Flamm sugirió por primera vez su existencia. Más tarde, en 1935, Albert Einstein y Nathan Rosen desarrollaron la idea de los puentes de Einstein-Rosen, que describen cómo dos regiones del espacio-tiempo podrían estar conectadas por un túnel. Sin embargo, la estabilidad de estos túneles es cuestionable, ya que se cree que colapsarían instantáneamente tras su formación.

La teoría de cuerdas, una rama de la física teórica, admite la existencia de más de tres dimensiones espaciales, lo que abre la posibilidad de que los agujeros de gusano puedan conectar no solo diferentes puntos en nuestro universo, sino también diferentes universos. Sin embargo, estas dimensiones adicionales estarían compactadas a escalas subatómicas, lo que hace extremadamente difícil, si no imposible, aprovecharlas para viajes espaciales o temporales.

Los agujeros de gusano de Lorentz, también conocidos como agujeros de gusano de Schwarzschild, son una de las soluciones más estudiadas en este campo. Estos agujeros de gusano teóricos conectan un agujero negro con un agujero blanco, una región del espacio-tiempo que expulsa materia en lugar de absorberla. Aunque esta idea es fascinante, la existencia de agujeros blancos sigue siendo puramente teórica y no ha sido observada en la naturaleza.

En 1988, los físicos Kip Thorne y Mike Morris propusieron la posibilidad de agujeros de gusano atravesables, que podrían mantenerse abiertos mediante el uso de materia exótica con energía negativa. Esta materia exótica, aunque teóricamente posible, no ha sido observada ni producida en laboratorio. Sin embargo, si existiera, podría permitir la creación de agujeros de gusano estables que conectarían diferentes puntos en el espacio-tiempo, permitiendo así el viaje interestelar e incluso interdimensional.

La idea de utilizar agujeros de gusano para viajar en el tiempo también ha sido explorada. Si uno de los extremos de un agujero de gusano se acelerara a una velocidad cercana a la de la luz, la dilatación temporal resultante haría que ese extremo envejeciera más lentamente que el otro. Esto podría permitir que un viajero que entrara por el extremo acelerado saliera por el otro extremo en un punto temporal anterior al de su entrada. Sin embargo, este tipo de viaje en el tiempo plantea numerosas paradojas y desafíos teóricos, como la posibilidad de retroalimentación de partículas virtuales que podrían destruir el agujero de gusano antes de que cualquier información pudiera atravesarlo.

A pesar de los desafíos y las incertidumbres, la investigación sobre los agujeros de gusano continúa. Los avances en la teoría de la gravedad cuántica y la física de partículas podrían algún día proporcionar las herramientas necesarias para explorar estas fascinantes estructuras. Mientras tanto, los agujeros de gusano siguen siendo una posibilidad teórica que inspira tanto a científicos como a escritores de ciencia ficción, quienes imaginan un futuro en el que los viajes a través del espacio y el tiempo sean una realidad.