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Este es el origen de la expresión milenaria "Roma no paga traidores"

Este es el origen de la expresión milenaria "Roma no paga traidores"

Tiene un origen que se remonta a un episodio específico en la historia romana.

Centro de Roma (Italia)Getty Images

En la vasta historia del Imperio Romano, muchas frases y expresiones han perdurado a lo largo de los siglos, encapsulando la esencia de su cultura y valores. Una de las más conocidas es "Roma no paga traidores", una advertencia que ha resonado a través del tiempo como un recordatorio de las consecuencias de la traición. Esta expresión, que en latín se traduce como "Roma traditoribus non praemiat", tiene un origen que se remonta a un episodio específico en la historia romana, aunque su autenticidad ha sido objeto de debate entre los historiadores.

La frase "Roma no paga traidores" se atribuye comúnmente al procónsul Quinto Servilio Cepión, quien en el año 139 a.C. se enfrentó a una situación delicada con tres hispanos: Audax, Ditalcos y Minuros. Estos hombres habían traicionado a su líder, el caudillo lusitano Viriato, con la esperanza de recibir una recompensa de los romanos. Viriato había sido un formidable adversario para Roma, liderando una resistencia tenaz en la región de Lusitania, lo que hoy conocemos como Portugal y parte de España.

El contexto histórico de esta traición es crucial para entender la expresión. Viriato, un líder carismático y estratega militar, había infligido varias derrotas a las legiones romanas, convirtiéndose en una espina en el costado del Imperio. Su capacidad para movilizar a los lusitanos y su conocimiento del terreno le permitieron mantener a raya a los romanos durante años. Sin embargo, la traición de sus propios hombres marcó el final de su resistencia.

Audax, Ditalcos y Minuros, viendo una oportunidad para cambiar el curso de la guerra y obtener beneficios personales, se acercaron a los romanos con una propuesta: asesinar a Viriato a cambio de una recompensa. Los romanos, siempre pragmáticos en asuntos de guerra y política, aceptaron la oferta. Los tres traidores cumplieron su parte del trato, asesinando a Viriato mientras dormía. Sin embargo, cuando acudieron a Cepión para reclamar su recompensa, se encontraron con una respuesta inesperada.

Según la tradición, Cepión les dijo: "Roma no paga traidores". Esta frase encapsula la política romana hacia la traición: aunque los romanos podían utilizar a los traidores para sus propios fines, no los recompensaban, ya que la traición era vista como un acto despreciable que no merecía recompensa. Esta política tenía un doble propósito: disuadir a otros de seguir el mismo camino y mantener la integridad moral del Imperio.

El procedimiento seguido por los romanos en este caso es ilustrativo de su enfoque hacia la traición. Primero, aceptaron la oferta de los traidores, utilizando su acto para eliminar a un enemigo formidable. Luego, al negarse a pagarles, enviaron un mensaje claro a todos los que pudieran considerar la traición como un medio para obtener beneficios. Este enfoque pragmático y moralmente rígido ayudó a Roma a mantener su cohesión interna y su reputación externa.

Es importante destacar que, aunque la frase "Roma no paga traidores" no aparece textualmente en las fuentes clásicas, el hecho histórico sí fue narrado por cronistas romanos como Diodoro, Orosio y Apiano. Estos relatos proporcionan una visión detallada de cómo los romanos manejaban la traición y la lealtad, y aunque la frase exacta puede ser una adición posterior, el espíritu de la política romana está claramente reflejado en estos textos.

La historia de Viriato y su traición también resalta la importancia de la lealtad en la cultura romana. Para los romanos, la lealtad era un valor fundamental que sostenía la estructura del Imperio. La traición, por otro lado, era vista como una amenaza directa a la estabilidad y la seguridad del Estado. Al no recompensar a los traidores, Roma reforzaba la idea de que la lealtad era más valiosa que cualquier ganancia material que pudiera obtenerse a través de la traición.