España quiere perforar una isla para arrebatar a China el liderazgo de tierras raras
Las autoridades canarias se niegan a la explotación de estos materiales y lo califican como una de las actividades más contaminantes del planeta.
La solicitud de explotar las tierras raras bajo Fuerteventura, donde se cree que puede haber elementos como neodimio, praseodimio, disprosio y terbio, importantes para fabricar tecnología relacionada con las renovables, ha hecho que salten las alarmas de las autoridades canarias.
El Cabildo y los seis ayuntamientos de Fuerteventura se han unido este viernes durante un encuentro para oponerse a las prospecciones para investigar tierras raras en la isla, "una de las actividades más contaminantes del planeta con graves riesgos para el territorio, el medioambiente y las personas".
Según informa la Corporación insular, la presidenta, Lola García, advirtió del daño que causaría la extracción de tierras raras, "una actividad minera invasiva que produce alta contaminación por el desecho de materiales radioactivos producidos del subsuelo, que no es compatible ni con nuestro modelo de Isla y, ni mucho menos, con el respeto al medioambiente y la biodiversidad", según Europa Press.
Por este motivo, "hemos empezado la lucha contra todos aquellos que quieren venir a destrozar nuestro territorio y ya hemos dado pasos firmes para detener esta agresión hacia Fuerteventura".
García recordó que, recientemente en Pleno, el Cabildo aprobó por unanimidad una moción contra las prospecciones que la Dirección General de Industria pretende autorizar en Fuerteventura.
Además, apuntó que desde el Cabildo ya han sido presentadas las alegaciones al primer permiso que abarca cuatro cuadrículas mineras en el término municipal de Puerto del Rosario, y se encuentra elaborando las que se presentarán contra un segundo proyecto que multiplica por catorce la superficie del anterior, con 56 cuadrículas que abarcan 19 kilómetros cuadrados de los municipios de Pájara y Betancuria.
Mientras, el vicepresidente Blas Acosta mostró "el rechazo unánime de todas las administraciones a la exploración de tierras raras. Una actividad contraria al modelo de Isla que queremos para Fuerteventura, ante la que debe prevalecer la protección del medio y el binomio turismo-sostenibilidad".