El submarino diésel de 92 millones de euros hunde el portaaviones nuclear de 5.500 millones en una lección histórica
Demostró que el sigilo es más importante que el poderío.
Casi dos décadas después, el hito del el submarino HMS Gotland de la marina de Suecia con su modesto coste de 92 millones de euros sigue siendo recordado. En 2005, el buque, propulsado diésel y electricidad, fue capaz de "hundir" el poderoso portaaviones USS Ronald Reagan, cuyo coste asciende a 5.500 millones de euros.
En un simulacro de guerra realizado ese año, el Gotland, fabricado por Kockums se acercó lo suficiente al portaaviones estadounidense para simular un ataque que hubiera sido letal en caso de tratarse de una verdadera batalla.
Esto fue posible gracias a sus silenciosos motores diésel Stirling, creados con tecnología del siglo XIX. A diferencia de los submarinos nucleares, estos motores casi no emiten ruido porque funcionan en un circuito cerrado, quemando diésel con oxígeno líquido. Esta configuración permite recargar sus baterías mientras permanece sumergido, lo que lo hace indetectable para los sonares pasivos.
Así, este submarino es capaz de navegar de forma sigilosa durante varios días sin emerger, una gran ventaja en el combate submarino. Aunque solo fuera en apariencia, este sistema de propulsión resultó formidable al sortear las sofisticadas defensas del USS Ronald Reagan. Demostró que la discreción y el sigilo pueden prevalecer sobre el poder y el costo.
Ejercicios para demostrar su valía
Este ejercicio se realizó porque Estados Unidos había alquilado el submarino sueco para comprender mejor su tecnología y desarrollar sistemas que le permitiesen protegerse de este tipo de naves. Por ello, las maniobras trataban de ser lo más realistas posibles. Casi 20 años después de ese simulacro, el HMS Gotland sigue en servicio, aunque en 2020 la compañía Saab lo modernizó.
En los primeros 12 meses de trabajo con la US Navy, el HMS Gotland realizó ejercicios en el mar durante más de 160 días en los que, además de evadir a sus "cazadores" de la flota de superficie y submarina de la US Navy, hizo lo mismo con aeronaves embarcadas y con base en tierra, además de 'destruir' buques capitales que tenía como objetivo.
En los ejercicios que llevó a cabo durante el segundo año de su alquiler, igualó el récord de su primer período.