El parador andaluz que oculta una terrorífica historia de fantasmas en su extraña habitación 22
Un lugar que ha pasado a la historia por sus fenómenos paranormales.
En una sociedad donde la oferta hostelera está a la orden del día y la conforman miles de alojamientos hay que saber hacerse notar. En este contexto, existen paradores que destacan por su excelente servicio, otros por su privilegiada ubicación y modernas instalaciones, y algunos otros por tener una reputación única que se ha tejido a su alrededor. En España, hay ciertos hoteles que han pasado a la historia como lugares envueltos en leyendas de fenómenos paranormales que despiertan la fascinación de los más curiosos.
Uno de ellos es el Parador Nacional de Jaén, ubicado en el Cerro de Santa Catalina, uno de los alojamientos más emblemáticos de la provincia. Independientemente de su valor histórico y la comodidad de sus instalaciones, lo cierto es que este castillo es mayormente conocido por una inquietante leyenda que envuelve su famosa habitación 22, donde huéspedes y empleados afirman haber vivido fenómenos inexplicables.
Todos los que se han alojado en esta misteriosa habitación aseguran que es un escenario de extraños sucesos. Desde luces que se encienden y se apagan sin explicación aparente hasta voces susurrantes en medio de la noche y golpes en las paredes y puertas que parecen no tener origen alguno. A ello se suman anomalías eléctricas, descensos de temperaturas y cajones que se abren y se cierran solos.
El origen de los sucesos
Para entender la reputación que ha adquirido este parador andaluz tenemos que remontarnos hasta el año 1960, cuando un obrero aseguró ver una mujer magrebí en lo que hoy es la cafetería. Nunca se llegó a confirmar esta visión ni tampoco se le llegó a dar demasiada importancia, tan solo se quedó en una anécdota. No obstante, en el año 1980 volvieron a renacer este tipo de rumores cuando un huésped de la habitación 22 fue víctima de sucesos inexplicables.
Según los registros, el hombre afirmó haber sido despertado varias veces en mitad de la noche por unos golpes extraños en la puerta. Cada vez que se levantaba a abrir a la supuesta persona que estaba llamando se encontraba el pasillo vacío. Este acontecimiento se repitió durante toda la noche, además de sumarse otros ruidos extraños como el llanto lejano de una mujer, hasta que el huésped se cansó y decidió cambiarse de habitación.
Este cuarto no es el único lugar espeluznante en el castillo-parador. Según la leyenda, otros huéspedes presentaron una queja a la dirección del hotel denunciando que el cliente de la habitación superior se había pasado la noche moviendo muebles y gritando. Cuando los trabajadores fueron a comprobar quién se había alojado en este cuarto descubrieron no solo que no había nadie, sino que encima de la habitación de los demandantes tan solo había tejado.
Por todo ello, en 1984 un equipo de psiquiatras paranormales acudió al lugar para investigar los raros sucesos. Allí llegaron a la conclusión de que la habitación 22 estaba marcada por el espíritu de una joven que había muerto de angustia en el mismo lugar varios siglos atrás. Una historia que alimenta las supuestas apariciones de esta mujer a varios huéspedes que aseguran haberla visto correr por los pasillos con una indumentaria árabe.