El intrigante héroe hispano olvidado por la historia que asombró y cautivó a todo el Imperio Romano
En esta ocasión te queremos contar la intrigante historia de Quintius Vettius Gracilis.
El sol cae y un grupo de hombres musculosos se alza en la arena del Coliseo, vociferando al unísono la icónica frase de la historia de Roma (y que seguro que has oido en numerosas películas): "¡Ave Caesar, morituri te salutan!". A continuación, se enfrentan con espadas en mano, hasta que solo uno queda en pie. ¿Les resulta familiar? Esta es la imagen que ha perdurado de los gladiadores, aunque dista mucho de la realidad.
Contrario a la creencia popular, no siempre perecían en combate, ya que entrenarlos era una inversión muy cara. Además, sus enfrentamientos no se limitaban al Coliseo, sino que se extendían por los anfiteatros, y es poco probable que hayan pronunciado esa célebre frase.
Sin embargo, es comprensible el error. Los "munera", o combates de gladiadores, eran el entretenimiento más aclamado en la Roma antigua. Por ello, no es sorprendente que hayan sido objeto de mitificación en todas las regiones conquistadas por las legiones, incluida Hispania, donde se tiene constancia de la existencia de varios luchadores.
Según los estudiosos, estos gladiadores habrían participado en una serie de espectáculos celebrados en el primer tercio del siglo en la provincia Bética, que en ese entonces era una de las más opulentas del Imperio romano, hogar del tercer anfiteatro más grande del mundo. En esta ocasión, queremos hablarte de uno de estos gladiadores olvidado por la historia.
El intrigante gladiador Quintius Vettius Gracilis
Uno de los primeros héroes hispanos registrados en la historia fue Quintius Vettius Gracilis. Los detalles de su vida, revelados por el historiador Antonio García y Bellido, nacido en 1903, son intrigantes pero limitados. Una inscripción encontrada en Córdoba indica que falleció en Nemausus siendo joven, a los 25 años, y que empleaba las tácticas del pueblo tracio, ubicado en los Balcanes, en sus enfrentamientos con sus enemigos.
Según explica el doctor en Historia Alfonso Mañas en su obra Gladiadores, el gran espectáculo de Roma, (a través de ABC) este tipo de gladiadores fueron introducidos en Roma alrededor del año 80 a.C., cuando Sila llevó a la capital a un grupo de prisioneros de guerra del ejército de Mitrídates, y sus compañeros adoptaron sus técnicas al pisar la arena.
Como gladiador que seguía el estilo tracio, Vettius llevaba una 'parma' en su mano izquierda, un pequeño escudo rectangular o cuadrado, y una 'sica' en su mano derecha, una daga con hoja curva o en forma de 'L'. Se protegía con 'ocreae', una greba decorada que cubría su pierna derecha y compensaba el tamaño limitado del escudo, además de usar una 'manica' o brazal de cuero en su brazo diestro. Estas habilidades le valieron tres coronas de laurel como premio por sus numerosas victorias.
Sin embargo, aún persiste el misterio sobre el número exacto de batallas en las que derrotó a sus oponentes. Según García y Bellido, la inscripción en su lápida fue colocada por su entrenador, L. Sestius Latinus, y es posible que Vettius fuera un 'autoratus' o un condenado.