El ejército español se rinde con el coche que gripa a los 5.000 kilómetros y lo jubila por fin
Sus problemas le llevaron a ostentar el nombre de "patata".
El Land Rover Aníbal, nacido en la factoría de Santana en Linares, Jaén, ha sido utilizado en el ejército militar español durante muchos años. Sin embargo, con el paso del tiempo, comenzaron a aparecer los problemas. De hecho, los numerosos defectos que enfrentó el vehículo le llevaron a adoptar el mote de "patata".
Al principio se trataban de una opción bastante eficaz, destacando por su gran durabilidad y confiabilidad. Pero, con el paso del tiempo y la producción de vehículos propios, los problemas empezaron a surgir. Ya a finales de los 90, la marca lanzó su versión Aníbal, con la intención de volver a contar con la misma resistencia y eficacia que sus predecesores, añadiendo además otras comodidades como la dirección asistida.
El plan de la marca falló y tuvo que apostar por la venta de modelos al ejército español, que se convirtió en su principal cliente, comprando su primera flota en 2003. "Que las Fuerzas Armadas tengan este vehículo puede ser un buen acicate para que otros países puedan contratar el Aníbal. No es producto de la casualidad, sino del esfuerzo tecnológico y profesional que se ha hecho desde la empresa", afirmó en Jaén el presidente andaluz de por entonces tras anunciar la elección del Santana Aníbal.
En 2005, Jose Luis Rodríguez Zapatero creó la UME, Unidad Militar de Emergencias del Ejército Español, con sede en Torrejón de Ardoz. Entre algunos de los vehículos que se entregó a esta unidad se incluían 225 unidades del Santana Aníbal.
A pesar de ello, los problemas continuaron. Desde el chasis y desgaste de bulones hasta la corrosión prematura y fugas de aceite. El Aníbal se "rompía cada 5.000 kilómetros", lo que le transformó en un modelo poco eficaz y confiable, ya que necesitaba de reparaciones constantes y nada baratas.
Finalmente, en el año 2008, tras varios incidentes graves, entre los que hubo que lamentar varios fallecimientos, el Gobierno decidió retirarlo del servicio de forma temporal, restringiendo su uso a las bases militares a 20 km/h. Después de algunos años, acabó abandonando su uso y sustituyéndolo por el Hunter de Changan, un todoterreno chino algo más confiable. En 2011, Santana Motor abandonó el mercado y echo el cierre a su empresa.