El desconocido pueblo de Zaragoza que jugó a ser Washington

El desconocido pueblo de Zaragoza que jugó a ser Washington

A golpe de escuadra y cartabón.

Torre de la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, en Utebo (Zaragoza).Emrah Turudu via Getty Images

¿Te imaginas que hace décadas alguien pusiese sobre la mesa la posibilidad de quitarle a Madrid la capitalidad de España y entregársela a un pueblo que apenas contaba con 2.500 habitantes? O que, incluso, ¿se hubiesen elaborado infografías y planos esquemáticos para acompañar a dicho proyecto?

Precisamente, esta es la carta de presentación del pueblo que jugó a ser el Washington D.C. o la Nueva Delhi de España. Una historia para la que hay que remontarse hasta los tiempos de la Segunda República española.

Se trata del caso del pueblo zaragozano de Utebo, recogido en una información de Xataka, y del proyecto del arquitecto menorquín Nicolau Rubió i Tudurí

Una nueva capital para España

Corría el verano de 1931 -la II República se proclamó el 14 de abril, tras las elecciones municipales- cuando este intelectual de corte catalanista propuso el traslado de la capital desde Madrid a unos 270 kilómetros dibujando una línea recta hasta Utebo. 

Partía de una premisa clara, que una nueva España necesitaba una nueva capital que no arrastrase una trayectoria vinculado al centralismo. "Una República Federal no puede tener por capital una ciudad habituada a 500 años de centralismo", proclamó en un histórico artículo publicado en el semanario Mirador.

"Razones de lengua, transporte, neutralidad relativa del país y otras aconsejan este lugar", esgrimió también el diseñador balear, de una localización a distancias muy parecidas desde puntos clave como Madrid, Barcelona, Valencia y Bilbao. Y, por supuesto, a tiro de piedra de la ciudad del viento, Zaragoza.

Sin embargo, dicha capital no llevaría el nombre de Utebo. Requería de mayor épica, por lo que Rubió i Tudurí apostó por Iberia, quizás, también en una referencia al Ebro. Sin embargo, la otra premisa y clave del proyecto sí contenía una rebaja de épica. Más bien, en lo que promete ser una capital. 

Un ciudad administrativa, con tope de habitantes y "sin complicaciones"

El arquitecto desechaba una idea de megalópolis o metrópolis y se inclinaba por una ciudad funcional. Una "ciudad neutra, habitada por funcionarios y representantes de actividades federales" que incluso contase con tope al número de habitantes, un máximo de unos 150.000. 

"España necesita para su República Federal una capital nueva, construida para la eficiencia de las funciones de Gobierno, sin complicaciones de gran ciudad, sin industria, sin un comercio independiente, sin 'personalidad'", aseguró en dicho semanario. Una ciudad hecha para tecnócratas y gestores, un planteamiento artificial como lo fue Brasilia (Brasil) en su momento.

¿Qué ocurrió? Básicamente, lo esperable. Nunca llegó a construirse un solo edificio de los proyectados y la Segunda República avanzó hacia el desenlace de sobra conocido. El alzamiento fascista de verano de 1936 que culminó con una dictadura franquista que se prolongó hasta la muerte del dictador en 1975.