El anciano de 83 años acepta la oferta de la empresa forestal: en dos semanas queda el bosque arruinado
Había trabajado durante tres décadas como vendedor de árboles de Navidad, pero quizás no tenía madera para lidiar con este encargo.
Embrollo legal en Finlandia a razón de uno de los lucrativos negocios que caracterizan al país. Se trata de la historia que recoge el medio finlandés Yle y que relata el conflicto entre un señor de 83 años, dueño de una propiedad forestal, y una empresa maderera.
En líneas generales, lo que ocurrió en la localidad de Jämsälä hace ya tres años, cuando el experimentado empresario Seppo Sippola, quien se había dedicado más de tres décadas a la venta de árboles de Navidad -los reales, no los de plástico-, necesitaba contratar a alguien para cortar varios ejemplares.
Aunque ya había contactado con la asociación de gestión forestal local, de repente llegó una jugosa oferta de una empresa maderera. Una propuesta que, según el relato de Sippola, supondría que si se la daban no tendría que pagarles por la tala en sí.
"Compraremos el árbol energético por el mismo precio que costará la obra forestal, por lo que no tendréis coste alguno por la obra", consta en un contrato al que ha tenido acceso Yle. Según sus cálculos, serían 300 toneladas de madera de seis hectáreas de abedules. No quedó por escrito.
Entre facturas y maquinaria pesada
Se relata en la citada información que los cortes comenzaron en marzo de 2022, pero cuándo el empresario se trasladó al bosque, quedó contrariado por la técnica y maquinaria pesada utilizadas en los trabajos. Era una excavadora con un cabezal maderero, lo que generó una huella importante sobre el terreno.
Desde la firma, asegura él, le trasladaron lo siguiente: "El conductor prometió que podrá dejar una huella decente cuando pase a un terreno más llano". Pero cuando llegó a la zona, semanas más tarde, no estaban ya las máquinas. Pero tampoco estaba un bosque joven. Se habían quitado todos los abetos donde se suponía que debía crecer esa masa forestal.
Como pago recibió 7.600 euros, pero la historia no terminó ahí. El empresario cree que la empresa debe compensarle por valor de unos 28.000 euros. Desde la firma le reclamaron 25.000 euros por trabajos forestales realizados durante más de mil horas, una factura que después fue cancelada y rebajada con la llegada de otra de 11.000, sin desglose alguno de los trabajos realizados en cuestión, alegando que no se había llegado a recoger el volumen de madera pactada. Todo se dirimirá en tribunales.