El aceite de oliva atufa Lisboa
La región en la que se encuentra la capital lusa, víctima de un fenómeno que se produce cuando el viento sopla del sur y que amenaza con ser más frecuente.
Los que piensen que Lisboa huele al dulce perfume que desprende la canela que llevan los populares pasteles de Belém o piensan que las calles de la capital portuguesa están impregnadas del olor que sale de las miles de palabras que dejaron escritas Fernando Pessoa o José Saramago en sus libros, se equivocan.
Desde hace unos días, el olor que define a Lisboa y a toda la región es el de uno de los productos derivados del procesado y transformación del aceite de oliva: el bagazo de aceitunas, es decir, los restos de pulpa y hueso del fruto del olivo después de triturarlos. Si a la intensa actividad de las plantas transformadoras instaladas en la zona le sumamos el viento sur que afecta a la región estos días, tenemos la explicación de porqué el aceite de oliva atufa Lisboa.
Eso es lo que advierte la investigadora de la Facultad de Ciencias y Tecnología de la Universidad Nova de Lisboa, Sofia Teixeira, al diario luso Observador. La investigadora señala que, tal y como ocurrió hace un par de meses en la misma zona, el viento empuja hacia el norte los olores que salen de las chimeneas de las plantas transformadoras del Alentejo que trabajan en "un régimen de trabajo intensivo".
Teixeira avisa, además, que es muy probable que estos fenómenos se repitan con mayor frecuencia porque la producción de aceite de oliva ha crecido en las últimas campañas en la zona de Alentejo y otros municipios portugueses como Ferreira do Alentejo, Beja, Serpa, Moura, Avis, Vidigueira y Aljustrel. "Si cada vez hay más olivares, cada vez habrá más aceitunas para procesar y, por lo tanto, es probable que el olor a aceituna de Lisboa sea cada vez más recurrente”, apunta la investigadora en el citado medio.
Pese al intenso olor a aceituna que inunda Lisboa, el fenómeno no representa un riesgo para la salud de la población del área metropolitana de la capital portuguesa. Además, los niveles de calidad del aire, según las mediciones de las estaciones repartidas por todo el país, no han experimentado cambios como consecuencia de esta situación. Pese a que el olor pueda ser desagradable, no está asociado a la presencia de contaminantes en concentraciones que representen un riesgo para la salud pública.