Descubren parte del tesoro perdido de los 250 millones de contenedores en el mar y alguien ya ha empezado a abrirlos
Pero todos los tesoros tienen un precio y entrañan algún riesgo.
¿Sabías que en los últimos 15 años el mar se ha tragado más de 20.000 contenedores de transporte marítimo que han caído por la borda? En un mundo en el que la logística se ha convertido en eje de la globalización, no solo supone un perjuicio económico al acabar con millones de dólares en las profundidades, también tiene entraña un riesgo que tiene un alto precio medioambiental.
Una parte del simbólico 'tesoro' de los 250.000 millones de contenedores que surcan los mares cada año. Así se recoge en un reportaje del medio británico The Independent, en el que se pone la lupa sobre algunos casos especialmente llamativos. Como el de los objetos perdidos en el gigantesco carguero ONE Apus, durante una travesía entre China y California que sufrió duros golpes de mar en noviembre de 2020.
Cerca de dos mil contenedores cayeron al océano Pacífico en una carga con un heterogéneo listado. Cascos de bicicleta por valor de más de 100.000 dólares y miles de cajas de Crocs -el calzado-. El resto de lo perdido lo componían productos electrónicos y otros más peligrosos aún para el medio marino: baterías, etanol y 54 contenedores de fuegos artificiales.
"Estamos dejando cápsulas del tiempo en el fondo del mar"
"Estamos dejando cápsulas del tiempo en el fondo del mar de todo lo que compramos y vendemos, que permanecerán allí quizás durante cientos de años". Son las palabras de quien se pasó más de 15 años estudiando el único contenedor de esa carga que llegó a la costa de la playa de Lewis y el atolón Midway, el biólogo marino Andrew DeVogelaere del Santuario Marino Nacional de la Bahía de Monterey en California.
En ese refugio marino llegó el flujo de escombros a lo largo de miles de kilómetros de distancia. Una marea de Crocs. "El hecho de que parezca que algo no se ve, no se siente no significa que no haya enormes consecuencias ambientales", recuerda, puesto que en contraposición con el único contenedor que salió a flote, el daño del flujo al medio fue prolongado.