Descubren un arroz editado genéticamente para sobrevivir en Marte
Tome nota, Matt Damon.
La gran pantalla planteó la duda. ¿Cómo sobreviviría un astronauta perdido en Marte? Y durante la cinta de ficción que protagoniza Matt Damon -The Martian, Marte, en su título en castellano- se muestra al científico cultivando patatas gracias a los excrementos de los integrantes de la misión espacial.
Más allá de la película, cómo cultivar alimentos en el planeta rojo es una cuestión que forma parte de investigaciones científicas de cara a una futura e hipotética colonización de Marte por parte de la humanidad. Sobre todo de cara a establecer bases o facilitar misiones a largo plazo.
En un reportaje publicado por National Geographic se apunta a que ha habido un paso importante en este ámbito. Se trata del descubrimiento de una clase de arroz editado genéticamente, cuya investigación ha sido presentada en la 54 Conferencia de Ciencias Planetarias y Lunares por parte de un equipo de investigadores interdisciplinarios de la Universidad de Arkansas.
Las claves de la investigación
En este sentido, el gran obstáculo para poder cultivar plantas en Marte lo conforma la presencia de sales de perclorato en el terreno, perjudicial para ellas. Durante la investigación se cultivaron tres tipos de arroz, concretamente una variedad silvestre y dos líneas genéticamente modificadas con alteraciones genéticas enfocadas a dotarlas de capacidad para resistir situaciones de estrés, como es la sequía, la escasez de azúcar o la salinidad.
Para ello se plantaron en tres entornos distintos, en un MMS (Mojave Mars Simulant, una suerte de suelo marciano en la Tierra empleando terreno rico en basálticos, que fue extraído del desierto de Mojave). Los otros dos suelos de prueba fueron una mezcla normal para macetas y uno híbrido entre los anteriores.
No, los grandes resultados no se hallaron en el MMS, aunque las plantas consiguieron crecer. Como es lógico, su crecimiento fue mayor en la mezcla para macetas, pero lo verdaderamente importante es que en la híbrida llegó a alcanzar un desarrollo óptimo, dando pie al descubrimiento de que esto ocurre solo con sustituir un cuarto de la MMS por tierra (de la Tierra, claro).