Los vecinos de Madrid vuelven a la calle masivamente para defender la sanidad pública
Cientos de miles de personas de todas las edades se manifiestan en la capital contra el deterioro de un sistema sanitario público autonómico "en estado crítico".
Nada aplaca el ánimo de protesta de los vecinos y vecinas de Madrid, que este domingo han vuelto a salir masivamente a las calles para protestar contra el deterioro del sistema público de salud en la comunidad. Cientos de miles de personas han partido desde cuatro puntos diferentes en sendas columnas que han recorrido y colapsado el centro de la capital al grito de “¡Sanidad pública!, ¡Ayuso dimisión!” o “¡Recortar en sanidad es un acto criminal!”. Todos los recorridos confluyeron frente al Palacio de Correos, bajo la mirada de la Cibeles.
En los últimos días los ánimos se han ido caldeando poco a poco, algo de lo que no se libro ni la gala de los Goya de este sábado. Este domingo, la ciudad ha madrugado, y 40 minutos antes de la hora oficial de inicio, las 12:00, ya podían verse en Plaza España a decenas de personas en pequeños grupos salpicando el panorama.
El goteo de asistentes crecía a un ritmo constante, hasta que finalmente se aglutinaron todos como los afluentes de un río más grande que ha copado los dos carriles y buena parte de las aceras de la arteria madrileña, donde las pancartas, cánticos y pañuelos blancos han sido la tónica general.
En un avance lento pero fluido, los manifestantes llegaron a la desembocadura de la calle Alcalá y en encauzaron hacia el mar de gente que ya se encontraba en la Cibeles, que venían desde Nuevos Ministerios, el Hospital de la Princesa y Legazpi, pero también de Getafe, San Fernando de Henares, Las Rozas o Parla.
Precisamente desde esa ciudad al sur de Madrid se habían desplazado Amanda y Juan Antonio, que se quejan de los tiempos de espera y el deterioro de la asistencia en Atención Primaria. “Te dan una cita telefónica, que no tendría que ser por esa vía, para dentro de diez días”, cuenta Amanda indignada. Juan Antonio estuvo esperando un año entero para poder operarse de la columna vertebral, y ahora le han dado cita a 3 meses con un especialista para que le valoren un posible problema de calcificación de una pierna.
“Teníamos una sanidad que era excelente, y no entiendo como puede venir esta mujer y cargársela con tanto descaro”, exclama Juan Antonio, que admite también que el deterioro venía de mucho antes, algo en lo que coinciden los propios médicos y pediatras de Atención Primaria, que mantienen una huelga indefinida desde el pasado 21 de noviembre y que se encuentra en punto muerto.
Muchos sanitarios son amigos de Carmen Velasco y su compañero, que ha preferido no dar su nombre para esta crónica, y manifiestan que los ven desbordados y completamente sobrepasados por la carga de trabajo que enfrentan en el sistema público, lo que además acaba afectando a los pacientes. “Mi suegra lleva un año con alzheimer, pero el colapso es tal que todavía no le han dado los resultados de sus pruebas y por eso aún no tiene tratamiento”, se queja Carmen.
Su compañero no tiene problemas en admitir que “se maneja” en su día a día con un servicio privado, pero entiende que la sanidad pública es un bien “universal”: “No podemos dejar que nos quiten este derecho, que es básico y de todos”. Además, advierte de que la atención privada está empezando a funcionar mal, ya que el deterioro de la pública empuja a muchos hacia esa asistencia y al final todo colapsa: “En la privada no van a tratarte de algo grave, para eso vas a la pública”.
Tanto Carmen como su compañero son psicólogos, y resaltan el problema que existe especialmente en este ámbito. “La hija adolescente de una amiga mía estuvo esperando el otro día en urgencias durante nueve horas con un brote psicótico, en la pública te dan cita cada tres meses,...”, narran para ilustrar este drama. “Hay algunos amigos psiquiatras de la pública que están derivando a gente que puede permitírselo a la privada porque no pueden atenderlos como deberían, es terrible”.
En Cibeles ha habido espacio también para recordar a las personas que murieron en las residencias de mayores de la Comunidad de Madrid durante la pandemia, y se ha vuelto a acusar al gobierno autonómico por los protocolos que impidieron la derivación de cientos de mayores desde los centros residenciales a los hospitales. “No son muertes, son asesinatos”, se ha coreado con profusión, en alternancia con aplausos a los sanitarios.
Durante esos días, las urgencias cerraron y el sistema sanitario en su conjunto estuvo al borde del colapso, algo que recuerdan Laura, Marta y Rocío, tres amigas que se han acercado a la manifestación para denunciar el estado “insostenible” en la que se encuentran los profesionales: “Venimos a mostrarles nuestro apoyo, ya que se encuentran completamente superados por la situación”.
Esta situación, sin embargo, también les afecta a ellas directamente. “Ahora te piensas si ir o no, porque en Atención Primaria están tan hasta arriba que no sabes si te van a poder atender, y entonces lo vas dejando, aunque igual deberías ir para ver si va todo bien”, cuenta una de ellas.
En San Fernando de Henares se da una situación parecida, según narran Lucía y Samuel, una pareja de jóvenes que se ha acercado a la manifestación en vista del “estado crítico” de la Atención Primaria. Ella es fisioterapeuta y él se dedica a la gestión de recursos humanos, y claman contra el contagio del colapso de un tipo de asistencia a otras. “Si tienes una urgencia y vas al centro de salud, te derivan directamente al hospital porque no dan abasto, y entonces se colapsan las urgencias del hospital”, sostiene Lucía.
Sin embargo, es un problema que en este municipio madrileño viene de lejos, aseguran, de antes de la pandemia ya se empezaba a notar la falta de personal en la atención pediátrica, por ejemplo, cuyos profesionales de Atención Primaria también están en huelga junto con los médicos. Según la Asociación Española de Pediatría, en Madrid faltan por cubrir hasta el 30% de las plazas.
“Genial” o “Excelente” son algunos de los adjetivos que los entrevistados para esta crónica han usado para calificar a la sanidad madrileña en el pasado, algo que hoy consideran impensable. Eva, una ciudadana de Vallecas que ha llegado a Cibeles con la columna Sur, ha dado más variedad al concepto: “Era nuestra estrella”.
Vicente ha venido con ella, también desde el distrito vallecano, y afirma que lo que falla no es la atención, son los tiempos y la gestión: “Ahora con la muerte de Saura, por ejemplo, se agradece a los profesionales, como casi siempre, el problema no está ahí, la gente está contenta con la atención, es un problema de cómo se gestionan los recursos”. Pide, además, que aunque se precisen más recursos y que protestar es necesario, que no se desatienda la elaboración de planes alternativos y se den soluciones desde la política en lugar de crispar.
Lucía ve primordial mantener el sistema público, por justicia y equidad. “Es indispensable que exista, que llegues con un problema y te atiendan, más allá de tu color, de tus ideas o de quién seas”, concluye.
La manifestación, conforme se acercan las 14:30, ya va disolviéndose, quedan grupos de gente hablando, corrillos de tertulia para comentar la jornada o para reencontrarse. El torrente de manifestantes va diluyéndose, pero este domingo ha demostrado que, al menos en la calle, sigue siendo un tsunami.