Científicos españoles activan la alarma por lo que pasará en el Mediterráneo el próximo verano
Las temperaturas batieron su récord por segundo año consecutivo, lo que atrae la llegada de especies invasoras y afecta a la vida del ecosistema marino.
Este jueves el mar Mediterráneo alcanzó su temperatura máxima registrada, por segundo año consecutivo, según informaron el viernes a la agencia francesa AFP varios investigadores españoles. "Ayer se batió el récord de temperatura máxima de la superficie del mar en el mar Mediterráneo...con una media diaria de 28,90º", afirmó el instituto de ciencias marinas de España.
El anterior récord sucedió el verano pasado, concretamente el 24 de julio de 2023, cuando se alcanzó una media de 28,71º, explica Justino Martínez, investigador del Institut de Ciències del Mar de Barcelona y del Instituto Catalán de Investigación para la Gobernanza del Mar. Ello significaría que durante dos veranos seguidos el Mediterráneo habría tenido las temperaturas más altas que durante la ola de calor de 2003, cuando el 23 de agosto la media alcanzó los 28,25ºC, un récord que ha tardado más de 20 años en superarse.
Impacto en la vida marina
Cabe destacar que el aumento de la temperatura en el agua conlleva un gran impacto en la vida marina, ya que favorece la llegada de especies invasoras (como el cangrejo azul) e incrementa la intensidad de precipitaciones, lo que amenaza a las poblaciones de peces e incluso a la seguridad alimentaria.
De hecho, entre 2015 y 2019 en el Mediterráneo hubo una mortalidad masiva de cerca de cincuenta especies, entre la superficie y 45 metros de profundidad, según refleja un estudio de 2022 publicado en la revista Global Change Biology.
Además, según los científicos, la actividad humana llevada a cabo desde la era industrial, ha sido uno de los principales responsables del aumento de las temperaturas en los océanos, que han absorbido el 90% del exceso de calor producido por el ser humano. Ello conlleva que los océanos tengan menor capacidad de absorber el dióxido de carbono (CO2), lo que provoca una espiral del calentamiento global, en una zona que ya de por sí se encuentra afectada gravemente por los efectos del cambio climático.