Científicos dibujan la isla española del horror para los 12.000 soldados de Napoleón
Durante este tiempo, los soldados vivieron en construcciones rudimentarias o se refugiaron en cuevas que utilizaron tanto como vivienda como espacio para expresarse mediante grafitis, inscripciones y recreaciones teatrales, según los arqueólogos.
Un equipo de arqueólogos franceses liderado por Frédéric Lemaire ha concluido su tercera expedición en la isla de Cabrera desde el año 2001. Este proyecto busca reconstruir el mapa del cautiverio de 12.000 soldados de Napoleón Bonaparte que, entre 1809 y 1814, fueron abandonados tras la derrota en la batalla de Bailén (1808), marcando uno de los episodios más sombríos de la historia militar francesa.
Entre las consecuencias de aquel cautiverio extremo destacan las 4.000 muertes registradas por hambre, enfermedades y condiciones inhumanas. Durante este tiempo, los soldados vivieron en construcciones rudimentarias o se refugiaron en cuevas que utilizaron tanto como vivienda como espacio para expresarse mediante grafitis, inscripciones y recreaciones teatrales, según los arqueólogos.
Entre los lugares más significativos explorados figura la Cueva de los Rafalés, donde los prisioneros sobrevivían apiñados, desnudos y en condiciones de extrema deshumanización. Otro hallazgo notable fue la Cueva de Cap Ventos, donde en 2022 se descubrieron cientos de inscripciones realizadas por los cautivos, corroborando los testimonios escritos por el memorialista Gilles. Según Lemaire, estas marcas documentan con precisión el sufrimiento y los anhelos de libertad de los prisioneros.
La campaña de 2023, desarrollada entre el 21 y el 28 de noviembre, incorporó tecnología avanzada, como drones y registros en 3D, para capturar detalles de los espacios analizados en misiones previas. El objetivo es distinguir entre los hechos históricos y los elementos más mitificados por los relatos románticos de la época.
Pese a los avances, sigue sin localizarse el paradero de los restos de los miles de soldados fallecidos. Según los arqueólogos, los enterramientos en el llamado "Valle de la Muerte" se realizaban en fosas poco profundas debido a la falta de herramientas y las lluvias torrenciales arrastraban frecuentemente los cuerpos. El último registro oficial se remonta a 1847, cuando Francisco de Orleans erigió un monumento en honor a los fallecidos.
El proyecto, en el que participan instituciones como el INRAP y la Fundación Napoleón, continuará su labor en futuras expediciones, intentando resolver este enigma histórico y preservar la memoria de quienes sufrieron en lo que algunos historiadores consideran el primer campo de concentración de la historia.
