Buscando la suerte en el barro: así viven dos administraciones de lotería de Valencia su sorteo más especial
Una administración de Catarroja y otra de Aldaia cuenta cómo se ha desatado el furor por el número 29 o por décimos manchados de barro.
La suerte puede estar en todos los rincones, hasta en aquellos que pueda parecer más recónditos. Por ello, una de las tradiciones más caprichosas del sorteo de la Lotería de Navidad es la de buscar el número premiado en aquellas fechas señaladas por una catástrofe.
Sucedió recientemente cuando el volcán de La Palma entró en erupción el 19 de septiembre de 2021. En el sorteo de ese se vivió un furor a la hora de comprar el número 19, aquellos que acababan en 19 o directamente los que vendían las administraciones de la isla canaria.
Ahora y tras el paso de la dana por la Comunidad Valenciana el pasado 29 de octubre, se ha vuelto a repetir. Así lo confirman a El HuffPost Francisco Ferrandis, el lotero de la administración Palmito de la Sort de Aldaia, y María José Bort, una de las dos hermanas junto a Mariam que llevan la administración número 5 de La Rambleta de Catarroja.
Ambos negocios se vieron afectados por las inundaciones, igual que les sucedió a la mayor parte de los establecimientos de la zona. El agua en el local de Catarroja rondó los dos metros de altura, mientras que en el de Aldaia se quedó en el 1,80 metros aproximadamente. En ambas, altura más que suficiente para dejar el local completamente anegado y todo lo que había destruido... incluso los décimos.
"Como soy una persona optimista e ingenua hasta confiaba en que el sistema de las puertas de seguridad se hubiera activado y hubieran bloqueado la entrada de agua, pero no fue así. Entró por todos sitios y cuando fuimos al día siguiente nos dimos cuenta de que el local había sido una piscina", afirma Ferrandis, que lleva 23 años al frente de la administración y que tuvieron que estar cerrados casi cuatro semanas.
En el caso de la familia Bort, que pudieron abrir mes y medio más tarde para la campaña de Navidad, la realidad fue muy similar: "Tuvimos que tirar todo el material y mobiliario que había, las máquinas dejaron de funcionar y aún no hemos podido tener el negocio disponible al 100%".
La única parte positiva dentro de la desgracia es que todo el aparato tecnológico de las máquinas se lo volvieron a instalar a las administraciones afectadas por parte de Loterías y Apuestas del Estado. "Se portaron bien y tardaron poco en volvernos a instalar todo", aseguran.
"A nosotros se nos destrozó el mobiliario con sillas, mesas, ordenadores, fotocopiadoras, así como el sistema de seguridad, la caja fuerte o los paneles de fuera. En total y aunque no está cuantificado al 100% porque no ha pasado aún los del consorcio, calculamos que las perdidas pueden rondar los 40.000 euros", cuantifica Ferrandis, señalando que los negocios colindantes han sufrido peores daños que él.
Reclamo de décimos manchados de barro
Los décimos, del sorteo de la Lotería de Navidad, no fueron una excepción y también acabaron mojados y llenos de barro, incluso estando dentro de una caja fuerte de seguridad.
"Cuando tras cuatro días pudimos abrirla para verel depósito de décimos que tenemos reservados para asociaciones vimos que habían estado con agua y barro, era como que estuvieran macerados. Lo que hicimos casi fue tenderlos como si fuera ropa para secarlos y ver los que se podían mantener y cuáles había que anular", explica el dueño de la administración de Aldaia, que a sus 59 no había visto nada similar.
María José y Mariam también tuvieron que limpiarlos, secarlos y dejarlos legibles para la venta. Los tres coinciden en que el proceso fue más lento y que tuvieron que tener "calma, paciencia y buena voluntad" en el secado y filtrado de décimos, pero que al final han podido volver a una realidad más o menos normal.
"Los que han quedado destrozado se han invalidado y ya está", explican. Sin embargo, esos décimos con barro han sido un reclamo para las administraciones de toda la zona, igual que el número 29 o los que acaban en 29.
"Sabíamos que la gente compra cuando ocurre una catástrofe, pero está siendo tremendo, están comprando más que nunca, hay colas de hora y cuarto de espera, que nunca habíamos tenido. Hay gente que ha venido a pedirnos décimos de barro concretamente", apunta María José, que ahora lleva el negocio con su hermana después de que su madre, que fundó en 2006, se jubilara.
Desde voluntarios hasta militares, así como personas de toda España han comprado a las administraciones de la zona los números. Así lo relata la lotera, que hasta ha vendido números de otras administraciones con las que tienen amistad: "Nos han pedido de toda España, tanto por internet como a través de la aplicación ,y luego han venido físicamente de muchos sitios, algunos han venido adrede y otros han sido voluntarios, militares, policías, etc que están ayudando y han venido a comprar".
"Ahora mismo el 29 no lo puedes comprar aquí ni en físico ni en la máquina, solo tendrías que buscar qué administración lo ha tenido y ver si han devuelto alguno una asociación, si no es imposible", añade su colega de Aldaia, que destaca que el principal problema ha sido el de los números que estaban reservados para las asociaciones.
"Los teníamos guardados en la caja fuerte y había que intentar respetarles el número, pero algunos han tenido que cambiar por los problemas que ha habido, pero todos se han portado fenomenal y lo han entendido perfectamente", finaliza Ferrandis.
Al final, como señalan, nunca sabes dónde puede estar la suerte y si esta puede llegar desde la mayor catástrofe natural que ha ocurrido en España y desde el barro.