Así sobrevive uno de los últimos videoclubs de España
Muchos se han visto en la necesidad de reinventarse y han recurrido a una práctica tan original como obligatoria.
Durante algunas décadas constituía uno de los negocios más prósperos y rentables que se podía abrir, pero la (r)evolución tecnológica, junto a la piratería les dieron una estocada casi mortal que se ha terminado por consumar con las perpetuas crisis económicas a las que el mundo, y especialmente España, han experimentado durante los últimos 15 años.
Los videoclubs han conformado un sector que durante años ha generado decenas de miles de puestos de trabajo en nuestro país entre puestos directos e indirectos, siendo un gran instrumento para transmitir la cultura audiovisual de todo el mundo de una forma fácil y sencilla.
De los más de 7.000 videoclubs que había en el año 2005, actualmente tan solo quedan unos 300, de acuerdo con lo publicado en El Confidencial tras consultar a la Asociación Nacional de Mayoristas del Sector Videográfico.
Este severo desplome en el número de videoclubs se debe a numerosos factores, pero la aparición y consolidación de las plataformas bajo demanda como Netflix, HBO o similares, además de la piratería, supusieron una quimera imposible de superar para el negocio.
Reinventarse o morir
Pese a ello, a día de hoy continúa existiendo algunos, sobre todo en las grandes ciudades, aunque año tras año se ven obligados a cerrar varios de sus establecimientos. Dos de ellos son Video Instan de Barcelona y el Ficciones de Cine de Madrid.
Ambos son considerados como lo grandes supervivientes del sector, que han logrado sobrevivir gracias a campañas de crowdfunding o micromecenazgo. El primero de ellos fue Video Instan, que en 2018 solicitó 35.000 euros para reinventarse y darle un cambio de cara al negocio. Actualmente se ha convertido en "un centro de reunión entre la industria y cinéfilos".
Más adelante también se animó Ficciones de Cine, en Madrid, al verse abocado, en 2022, a pedir 4.9000 euros para "salvar" el proyecto y poder saldar las deudas pendientes. Gracias a estas ayudas desinteresadas por parte de cientos de personas, lograron reanimar su negocio hasta el punto de poder seguir abiertos pasados varios años y pese a todas las complicaciones a las que han tenido que hacer frente.