Así saqueó el Imperio Romano la mayor riqueza de Hispania: el tesoro más oculto de la Antigüedad
El Imperio Romano no llegó a Hispania para conquistarla: tenía otros planes.
Una de las teorías predominantes sobre el origen etimológico de la palabra Hispania sugiere que proviene de "I-span-ya", que se traduce como tierra donde se forjan metales, ya que "spy" en fenicio (raíz de "span") significa batir metales. Esto no es sorprendente dada la reputación de las minas de oro, plata y cobre en la Península Ibérica, que atrajeron a griegos, fenicios, cartagineses y romanos de manera fascinante.
Los griegos y fenicios llegaron a la península en busca de los abundantes metales preciosos. En el siglo III a.C., el escritor griego Ateneo ya había señalado la riqueza minera de la región occidental bañada por el Mediterráneo. Desde sus colonias en la costa mediterránea, establecieron enclaves comerciales para adquirir metales de los pueblos prerromanos. Los celtíberos, por ejemplo, llevaban brazaletes de oro llamados "viriae" como muestra de la abundancia de oro.
Los cartagineses, sucesores de los fenicios, continuaron la explotación de estos recursos minerales, aprovechando las capacidades humanas y materiales de la región para apoyar sus conflictos militares contra Roma. Incluso Aníbal Barca, cuya madre era ibérica, partió desde España con unidades de este territorio en su famosa marcha sobre los Alpes hacia Roma.
Carthago Nova, fundada por Asdrúbal el Bello, yerno de Aníbal, se convirtió en un centro clave para la extracción de plomo argentífero. Estrabón, en su obra "Geografía", describe cómo se extraía este plomo, generando enormes beneficios diarios. Sin embargo, las condiciones de trabajo eran extremadamente difíciles para los mineros.
La llegada de los romanos a España no fue para conquistarla, sino para enfrentarse a Cartago. Roma planeaba reconstruir su imperio económico a través de la Península, rica en recursos escasos en Italia, como oro, plata, cobre y materiales para la construcción naval.
La explotación intensiva de las minas llevó a la invención de métodos agresivos de extracción, como el "ruina montium", utilizado en Las Médulas. Esta técnica implicaba la excavación de galerías y la utilización de redes hidráulicas para derrumbar montañas y facilitar la extracción de oro.
El mantenimiento de estas minas requería la movilización de tropas militares y la presencia de ingenieros militares para planificar las obras hidráulicas. La explotación minera en Hispania fue intensa, especialmente en el noroeste, donde los romanos obtuvieron grandes cantidades de oro y removieron enormes cantidades de tierra.
A partir del siglo III, los principales yacimientos empezaron a agotarse debido a la crisis económica y al agotamiento de los recursos. Sin embargo, la riqueza mineral de Hispania era incomparable en el mundo antiguo, incluyendo no solo oro y plata, sino también otros minerales y piedras preciosas.