Viento en popa: Cómo mantener un crecimiento pujante
Por Sebastián Sosa, Evridiki Tsounta y Hye Sun Kim
América Latina ha gozado de un crecimiento vigoroso durante la última década, con un crecimiento anual promedio de 4½%, frente a 2¾% en las décadas de 1980 y 1990. ¿Qué hay detrás de este notable desempeño económico? Este crecimiento, ¿será sostenible en los años venideros?
En nuestro estudio reciente (véase también nuestro Working Paper), examinamos los factores del lado de la oferta que impulsan el crecimiento en un amplio grupo de países latinoamericanos con la finalidad de responder a estas interrogantes.
Factores de crecimiento del lado de la oferta
El aumento del empleo y la acumulación de capital (por ejemplo edificación y maquinaria) continúan siendo los principales motores del crecimiento de América Latina. Juntos, explican 3¾ puntos porcentuales del crecimiento anual del PIB en 2003-12, frente a ¾ puntos porcentuales atribuibles a mejoras de la eficiencia en el uso de insumos de producción (mano de obra y capital), a lo cual los economistas suelen referirse como productividad total de los factores (gráfico 1). El empleo ha crecido con vigor en la última década y muchos países gozan actualmente de tasas de desempleo históricamente bajas. La inversión en capital físico también ha aumentado de manera sostenida en un contexto de condiciones financieras externas favorables y precios elevados de las materias primas.
Si bien la acumulación de factores continúa siendo el principal motor del crecimiento, el repunte reciente se explica principalmente gracias a la mayor productividad total de los factores (gráfico 1). De hecho, luego de haber registrado caídas en la mayor parte de la región en décadas anteriores, la productividad total de los factores está creciendo (gráfico 2). Este es un fenómeno típico en épocas de prosperidad económica como la que está atravesando la región: las variaciones de productividad están sumamente correlacionadas con las del producto. Pero las mejoras de la productividad total de los factores también son reflejo de algunos factores estructurales (permanentes) como la caída en los niveles de informalidad en América Latina, dado que la productividad tiende a ser superior en los sectores formales de la economía.
Es poco probable que continúe el fuerte crecimiento reciente
Nuestro análisis sugiere que será más difícil sostener las elevadas tasas de crecimiento recientes. Mientras que en promedio la región creció 4½% por año en 2003-12, nuestras estimaciones indican que la tasa de crecimiento potencial promedio del PIB en 2013-17 está más cerca de 3¼% anual. De hecho, las altas tasas de crecimiento observadas en los últimos años son superiores al rango de crecimiento potencial del PIB en la mayoría de los países (gráfico 3). Los rangos del producto potencial varían significativamente entre un país y otro, generalmente debido a diferencias entre las tendencias de envejecimiento de la población, las tasas de participación en la fuerza laboral, las tasas de ahorro y de inversión en capital físico y humano, la dotación de recursos naturales, el desempeño en términos de productividad y otras características propias de cada país.
¿Qué nos lleva a proyectar una desaceleración del crecimiento del producto en los próximos años? Para empezar, prevemos que el crecimiento del capital físico se moderará ligeramente a medida que empiecen a subir las tasas de interés mundiales, cuyos bajos niveles receintes facilitaron un gran ingreso de capitales a la región, y que se estabilicen los precios de las materias primas. Además, en los años venideros la contribución de la mano de obra probablemente se vea restringida por algunos factores naturales, como el envejecimiento de la población, el limitado margen de aumento adicional de las tasas de participación en la fuerza laboral (incluso femeninas), y tasas de desempleo históricamente bajas que frenarían un fuerte crecimiento del empleo en el futuro.
El aumento de la productividad desempeña un papel fundamental
Por lo tanto, hay pocas probabilidades de que el fuerte crecimiento de la región sea sostenible a menos que la acumulación de capital aumente drásticamente (por ejemplo, impulsada por un aumento de las tasas de ahorro, que son aún muy bajas en la región), el capital humano crezca significativamente (existe amplio margen para mejorar la calidad de la educación) o aumente sustancialmente la productividad total de los factores. De hecho, pese a haber mejorado en los últimos tiempos, la productividad total de los factores sigue siendo débil en comparación con las economías emergentes de Asia, lo cual explica la mayor parte del diferencial de crecimiento entre ambas regiones. Por ende, estimular el aumento de la productividad continúa siendo un reto y una prioridad fundamental para América Latina.
Las causas de la baja productividad de la región son muchas y variadas, y no es fácil diseñar un programa de políticas para promoverla. Las autoridades deben apuntar a políticas que contribuyan a reducir las distorsiones en la asignación de recursos, algo que por lo general implica medidas específicas en cada país.
Algunas alternativas consisten en mejorar el clima de negocios y promover la competencia; fortalecer la regulación de ingreso y salida para facilitar la reasignación de recursos a sectores nuevos y de alta productividad; modernizar la infraestructura; promover mercados financieros más profundos y eficientes; fomentar la investigación, el desarrollo y la innovación; y fortalecer las instituciones para garantizar los derechos de propiedad y erradicar la corrupción.