Hacia una política de cooperación comprometida con la infancia

Hacia una política de cooperación comprometida con la infancia

La implementación de la Estrategia de Infancia de la Cooperación Española tendrá importantes implicaciones para todos los niños y las niñas; en concreto para los más vulnerables, que viven en los países a los que llega nuestra ayuda oficial. Este instrumento garantiza que la infancia y su bienestar sean ámbitos prioritarios de la política de cooperación española.

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Un grupo de niños juega en un espacio amigo de la infancia de UNICEF en Uganda

El compromiso con la infancia establece el rasero de la ética y el sentido común de la humanidad. Pocos indicadores reflejan mejor los avances de una sociedad que su capacidad para proteger la supervivencia de los niños y las niñas. España ha dado un paso más en este camino con la aprobación de la Estrategia de Infancia de la Cooperación Española el 19 de diciembre de 2014, y que hoy se presenta.

España fortalece su compromiso con todos los niños y las niñas, especialmente, con los más vulnerables

La implementación de la Estrategia de Infancia de la Cooperación Española tendrá importantes implicaciones para todos los niños y las niñas; en concreto para los más vulnerables, que viven en los países a los que llega nuestra ayuda oficial. Este instrumento garantiza que la infancia y su bienestar sean ámbitos prioritarios de la política de cooperación española, y orienta sus actuaciones para contribuir de manera cada vez más eficaz a la realización de los derechos de los niños. Este compromiso mejora la calidad de nuestra cooperación en relación con la infancia, que ya no formará parte de un grupo amplio poblacional: será protagonista de derechos específicos que deben tenerse en cuenta.

En pocas palabras: la Estrategia de Infancia de la Cooperación Española fortalece el compromiso de la cooperación española con la infancia más allá de nuestras fronteras. No debemos olvidar que los Estados que han ratificado la Convención sobre los Derechos del Niño (CDN) se comprometen a promover la cooperación internacional, instrumento crucial para que los derechos de todos los niños se hagan realidad en todos los países. No podemos olvidar que casi la mitad de las personas que viven en pobreza extrema son niños y adolescentes, y más de la mitad de la población de los países que reciben ayuda al desarrollo tienen menos de 18 años.

Esta herramienta estratégica promueve también que los actores de la cooperación escuchen y tengan en cuenta la voz y la opinión de los niños. Asimismo fortalece los derechos de la infancia, porque subraya que los niños y las niñas tienen derecho a una atención preferente. Las medidas generales que se toman pensando en la población en su conjunto no tienen por qué ser suficientes o adecuadas para el desarrollo de la infancia.

El valor de la ayuda para la infancia más vulnerable. Ahora no podemos parar.

Faranirina Annick Larissa es una hermosa y activa niña de 9 meses de edad. Desde el último mes, sin embargo, ha estado recibiendo tratamiento para la desnutrición severa que la dejó solo en 5,5 kilogramos de peso y 67 centímetros de altura. "Era una bebé débil y enfermiza", dice su madre. "Con solo 2,9 kilogramos al nacer, enfermaba cada dos semanas. Solo hace un mes noté que sus pies y manos eran muy pequeños y que sus dedos parecían fósforos". Cuando la agente comunitaria de salud visitó a la familia de Faranirina indicó a la madre que debía llevarla al centro de salud, y allí recibió 18 dosis de complementos nutricionales cada semana, así como medicación. "Toda mi familia está muy sorprendida y feliz del progreso de Faranirina. Ella está desarrollándose bien y sana" dice la madre de Faranirina feliz.

El fin de la mortalidad infantil -que supone todavía en 2015 una tragedia para 5,9 millones de familias cada año en decenas de países- se ha convertido en un símbolo tangible de las aspiraciones de dignidad y progreso de la comunidad internacional. La tasa de mortalidad de menores de cinco años, indicador clave del bienestar de la infancia, ha descendido en más de la mitad desde 1990. Y la sociedad y las instituciones españolas han desempeñado una función clave en este avance.

En concreto, en Mauritania, la ayuda española financió intervenciones innovadoras que solo en 2012 ayudaron a salvar de la desnutrición a cerca de 90.000 niños. Este caso constituye un éxito poco conocido de la lucha contra la desnutrición infantil. Aunque la desnutrición crónica sigue siendo un problema grave en el país, a lo largo de las dos últimas décadas se ha logradoreducir a la mitad su prevalencia. Este es solo un ejemplo del impacto de la cooperación española en la vida de miles de niños y sus familias en los países socios.

El fin de la pobreza extrema y la supervivencia infantil universal han dejado de ser aspiraciones utópicas para convertirse en objetivos al alcance de nuestra generación. La experiencia de la cooperación española en ámbitos clave del bienestar infantil como la nutrición y la salud permitirán que nuestro sistema ejerza un papel de liderazgo en este campo. Y por eso la Estrategia de Infancia de la Cooperación Española es una herramienta clave, que permite otorgar un tratamiento integral a las cuestiones de infancia y evitar su fragmentación e invisibilidad.

De la mano de la administración pública y en colaboración con las organizaciones que trabajan en favor de los niños y niñas, debemos aunar esfuerzos para que la Estrategia de Infancia de la Cooperación Española se lleve a la práctica y se materialice en mejoras en las condiciones de vida de los niños más vulnerables. Para ello es necesario acompañar la Estrategia con unos recursos suficientes, promover su conocimiento y aplicación por parte de los actores de la cooperación española e impulsar mecanismos de seguimiento y evaluación de su ejecución.

Los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) recientemente aprobados representan una oportunidad histórica para avanzar en los derechos y el bienestar de todos los niños. La cooperación española dispone de una valiosa oportunidad para aplicar las lecciones aprendidas, hacer frente a los desafíos globales y conocer aún mejor los procesos de desarrollo. En definitiva, la Estrategia establece un marco de acción dirigido a garantizar y hacer realidad los derechos de la infancia dentro y fuera de nuestras fronteras, poniendo en evidencia que es posible hacer dos cosas al mismo tiempo y hacerlas bien.

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Nota de la autora. La Estrategia es fruto del trabajo conjunto de la Secretaría General de la Cooperación Internacional para el Desarrollo (SGCID) del Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación y de varias organizaciones especializadas en infancia. Dicho diálogo y trabajo colaborativo, de más de tres años, ha contado con la participación de numerosas instituciones y personas que han aportado valiosas contribuciones: Acción contra el Hambre, Ayuda en Acción, CONGDE, Educo, Entreculturas, Plan Internacional, Plataforma de Organizaciones de Infancia, Proyecto Solidario, Save the Children, UNICEF Comité Español y World Vision.

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