- No voy a hacer própósitos de salud de futuro. La salud es presente. Si no soy capaz de modificar mi presente, será imposible modificar mi futuro.
- La salud es un estado dinámico de adaptación. Requiere flexibilidad, algo de conocimiento y cierta creatividad. Merece la pena reflexionar sobre lo que es y no es salud para mí. La definición social de salud, la que encarnan los héroes y heroínas sociales (futbolistas, modelos, artistas de cine y multimillonarios) es totalmente falsa.
- Al igual que la vida lleva implícita la muerte, la salud lleva implícita la enfermedad. Recordarlo tal vez me libre de más de un quebradero de cabeza. Asumir como normal un cierto nivel de carga de enfermedad y tolerar pequeños problemas de salud parece un camino sensato.
- No delegaré mi salud en nadie. Las enfermeras, médicas y demás profesionales, los sistemas sanitarios, las aseguradoras... tal vez tengan buenas intenciones, pero la responsabilidad final de mi salud es únicamente mía.
- Lo importante no es saber que hacer ejercicio me viene bien o que comer menos es más sano para mí, sino transformar el conocimiento en acción y convertir toda mi vida en un movimiento saludable y no en una inmovilidad perturbadora.
- Seré crítico con aquellos que traten de venderme una salud total o remedios para cualquier icomodidad, tristeza o desazón. Tengo claro que persiguen otros intereses que no son los míos.
- Mi salud está relacionada con la de mi entorno personal, social y ambiental. Recordaré que mi modo de comer, moverme, consumir... influyen en esa salud multiconectada.