Orgullo de ser español
En los días previos al desfile del 12 de octubre muchos políticos se lamentaban de la falta de orgullo de los españoles. Dejando aparte las alusiones al tema catalán, lo que realmente molesta a muchos políticos no es la falta de orgullo sino que no es el tipo de orgullo que les conviene.
Ser español es una característica que no se elige sino con la que se nace, como ser moreno o tener los ojos azules o el pelo rizado. Por eso, sentirse orgulloso de algo que nos viene impuesto por el azar, es un tanto absurdo. A pesar de eso, existen muchas formas de sentirse orgulloso de pertenecer a un lugar, tantas como culturas, ideologías y personas. Aunque hay dos que a mí me llaman especialmente la atención.
Por una parte tenemos una que podríamos denominar estadounidense. En esta forma de sentir no se cuestiona el objeto de orgullo, simplemente se le sigue ciegamente, como si de un acto de fe se tratara. Recuerdo un capítulo de la teleserie americana para adolescentes iCarly donde se vendía esta idea incluyendo un cameo de Michelle Obama. Al final del capítulo los protagonismas de la serie, en un tono muy sentido, piden el apoyo a las tropas americanas, porque, ya se sabe, el ejército americano siempre lucha por la libertad, sea donde sea; el presidente americano no se equivoca y es justo; y no es de buen americano cuestionar estos preceptos. No afirmo que todos los estadounidenses piensen lo mismo, pero allí lo políticamente correcto es este tipo de orgullo ciego.
Por otra parte, tenemos otra forma de sentirse orgulloso que podríamos denominar a la española, aunque de hecho es una forma muy común en el sur de Europa. Según este sentir, el estar orgulloso de ser de un lugar no está cerca del acto de fe sino más bien de la reflexión. Es decir, no se acepta al país tal y como es sino que se prefiere mejorarlo mediante la crítica. De esta forma mostramos la importancia que tiene para nosotros. Así, no pensamos en qué podríamos hacer por nuestro país porque ya lo sabemos: pagar impuestos y cumplir con las leyes. Lo que queremos es que nuestro país cumpla con su parte para hacernos sentir orgullosos de él. Si iCarly se hubiera rodado en España, sus protagonistas se hubieran cuestionado la necesidad de que el ejército español se fuera a defender la libertad de nuestro país a Afganistán o Iraq. Y el cameo de la mujer de Rajoy hubiera sido imposible. Básicamente porque no tiene ni de lejos la gracia de Michelle Obama.
En los días previos al desfile militar del 12 de octubre muchos políticos se lamentaban de la falta de orgullo de los españoles. Dejando aparte las alusiones al tema catalán, lo que realmente molesta a muchos políticos no es la falta de orgullo sino que no es el tipo de orgullo que les conviene. No es un orgullo aborregado fácil de manejar para los políticos sino un orgullo reivindicativo en el que el aprecio por el lugar del que te sientes te obliga a querer que sea un lugar mejor.
Por cierto, a modo de curiosidad, la palabra orgullo proviene de la catalana orgull.