El voto latino frente al 28M: "La política en España es un poco payasa"
Alrededor de 414.581 personas procedentes de otros países tienen derecho a votar en España en las elecciones municipales. Los que tienen la nacionalidad también pueden participar en las autonómicas.
El próximo 28 de mayo están llamadas a las urnas en las elecciones municipales y autonómicas 36.585.840 de personas, de las que una minoría de 414.581 son ciudadanos de otros países de la Unión Europea y estados con los que España tiene acuerdos para permitirles votar, según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE).
Los ciudadanos de Bolivia, Cabo Verde, Chile, Colombia, Corea del Sur, Ecuador, Islandia, Noruega, Nueva Zelanda, Paraguay, Perú, Reino Unido, Trinidad y Tobago que hayan solicitado participar en los comicios podrán hacerlo en las municipales, las únicas a las que tienen permitido votar. Los ciudadanos de la UE que lo hayan solicitado también podrán hacerlo.
Aún con todo, la cifra de votantes registrados de estos países resulta muy inferior a la cifra total de residentes que publica el INE. Esto se debe, principalmente, a que para votar no basta con ser residente en España, sino que también hay que llevar a cabo un proceso burocrático para solicitarlo. En el caso de los europeos, que podían hacerlo hasta el 30 de enero. Por tanto, para votar no basta solo con poder, sino también con querer y tener el tiempo y la información para tramitarlo.
Sin embargo, la historia no acaba ahí. El voto de los migrantes en España entró de lleno en la campaña cuando el Partido Popular celebró un acto con una pastora evangelista, Yadira Yáñez. La representante de esta rama del cristianismo, muy extendida en algunos países latinoamericanos, se interpretó como una maniobra para captar el voto latino. Un capítulo de la precampaña que los populares trataron de orillar al máximo debido a la radicalidad y la mala imagen que la religiosa dio al partido de Alberto Núñez Feijóo.
Pero, ¿por qué esta disputa por el voto latinoamericano ahora si ni siquiera países como Venezuela tienen convenio para poder votar en las elecciones? La respuesta iría más allá de los residentes legales antes mencionados, sino también de los nacionalizados. Aquellos que, tras años de exilio o mudanza han conseguido obtener la nacionalidad, lo que les permite participar en todas las elecciones que se celebren.
Y es que, solo entre 2010 y 2021, en España se han nacionalizado 43.130 cubanos y 40.681 venezolanos, además de 32.264 brasileños, país donde el evangelismo tiene una gran influencia. Entre ellos suman 116.075 ciudadanos, según los datos del Ministerio de Seguridad Social. El trauma que ha dejado en esos dos primeros países los regímenes izquierdistas que los gobiernan han convertido a sus ciudadanos en un caladero donde la derecha trata de pescar a toda costa.
No en vano la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, cuando no habla de ETA para incomodar hasta a su propio partido, señala a Venezuela o a Nicaragua, países donde el totalitarismo lleva años instaurado, como el modelo ideal del Gobierno de coalición del PSOE y Unidas Podemos. Algo que, hasta cierto punto, juega en las "fronteras del absurdo", según señalan sus contrincantes una y otra vez.
"Política payasa"
Más allá de que esas posiciones contrarias a la izquierda sean las que definen a Xavier Larrañaga Ojer (Caracas, 30 años), hispanovenezolano que lleva ya cinco años y medio en Madrid, opina que la "política en España es un poco payasa": "Siempre están peleando los unos y los otros en lugar de hacer propuestas formales, tirándose mierda los unos a los otros".
Larrañaga siempre ha votado a la derecha y afirma que tanto al Ayuntamiento como a la Asamblea optará por las candidaturas del Partido Popular. "Vengo de Venezuela, donde la política es una real mierda, y no puedo votar a la izquierda".
Sin embargo, huye del radicalismo, ya que considera que las propuestas de partidos ultraderechistas como Vox son "cuadriculadas" y no le gusta que vayan "contra los inmigrantes o el colectivo LGTBI". Sin embargo, tampoco cree que en España pudiera llegar a instaurarse un régimen como el venezolano por "el marco" de garantías que otorga la Unión Europea, aunque admite que tampoco quiere "mojarse" en este tema.
Rosmary Rodrigues atiende a El HuffPost desde Ourense, donde reside con su marido. No tiene la nacionalidad española pero sí la portuguesa, que le viene de sus padres, por lo que solo puede votar en las municipales.
Pero este año no lo hará porque el proceso electoral le ha pillado de mudanza desde A Coruña, donde sí votó en 2019: "Lo hice por Alianza dos Veciños, pero ahora si pudiera votaría al PP". La une a Larrañaga la experiencia de la izquierda en Venezuela, y sostiene que el simple hecho de votar a la izquierda le "aterra".
Por el contrario José Ángel, que huyó de Venezuela, se define de centro derecha y reside en la Comunidad de Madrid, aunque se mantiene "con la mente abierta". Siempre que pudo votó a Ciudadanos, hasta 2021 que se pasó al bando de Ayuso. Ahora, aunque cree que lo más probable es que vuelva a votarla, duda. "El PSOE no me espanta del todo, estoy abierto a ideas, a leer su programa y ver lo que plantea", cuenta.
Su caso es particular, ya que existe "una influencia muy potente" en casa. Su esposa es de Podemos, lo que él califica como "extrema izquierda": "Hablamos y debatimos mucho, procuro mantener la mente abierta y escuchar un poco lo que dice todo el mundo". De hecho, si se le pregunta si hay medidas de la izquierda que le hayan parecido correctas, responde que serían la subida del Salario Mínimo Interprofesional o lo avances en materia de feminismo, "aunque se hayan ido de las manos" por los efectos de la 'ley del solo sí es sí'.
Rara avis: un venezolano republicano y socialista
¿Son todos los venezolanos, a priori, de derechas? Para conocer el dato se requeriría de un amplio sondeo, pero lo que sí se puede asegurar es que al menos uno, no lo es. Se llama José Ignacio Rojas Portas, vive en un pueblo de la Comunidad de Madrid y se considera "republicano y socialista", como la gran mayoría de sus familiares y allegados.
Pero, ¿cómo puede ser? Posiblemente la gran diferencia que aleja a Rojas del resto de los sus compatriotas que han participado en este reportaje es que él no llegó a vivir en Venezuela durante los años del chavismo. Se mudó a España en 1997, cuando Chávez apenas había empezado a postularse para las presidenciales.
"Yo al no haber vivido la experiencia de Chávez no tengo ese odio directo hacia la ideología en sí. Entonces claro, aquí me considero de izquierdas, de hecho socialista, sí", apunta Rojas. La nacionalidad española y su izquierdismo, de hecho, va ligado al hilo rojo de la historia, pues sus abuelos fueron republicanos españoles exiliados en el país suramericano.
Siempre que ha podido ha votado, en la gran mayoría de ocasiones por el PSOE, aunque en 2021 votó por Más Madrid. Este 28M repetirá por el partido de Mónica García a la Asamblea, pero en su pueblo optará por la candidatura del PSOE "porque aquí voto más al candidato que a las siglas", concluye.
Considera que la presidenta madrileña y el PP se "están cargando la sanidad, en el pueblo estamos sin médico, están jodiendo las urgencias...", enumera al tiempo que califica de "populista" los argumentos de Ayuso por traer a ETA y Bildu a unas elecciones en las que, opina, no viene a cuento.
"Predominaba la izquierda y ahora la ultraderecha está al alza"
América y su pareja llegaron a España para cumplir con un plan que llevaban diseñando 14 años en su México natal, concretamente desde la ciudad de Mérida, en el Estado de Yucatán. Aunque los dos solicitaron la nacionalidad tras los primeros años de residencia, solo ella podrá votar en las próximas elecciones.
Vive en Sevilla y solo podrá votar en las municipales. "Noto que existe un ambiente muy tenso. Antes predominaba la izquierda y ahora la ultraderecha ha tomado mucha fuerza, no solo en España, sino también en otros países europeos como Italia", cuenta a El HuffPost en conversación telefónica.
Ella se decanta por las fuerzas de centro izquierda, y afirma que probablemente votará al candidato socialista a la alcaldía de la capital andaluza, Antonio Muñoz. "Lo prefiero porque no me gusta la izquierda y el conservadurismo", una posición que, asegura, comparte con su pareja.
El proceso de que han vivido los venezolanos en sus países es justo el contrario del vivido en México. "Ganó la izquierda en 2018 después de 100 años de gobiernos de otros partidos", narra América. Tanto ella como su pareja estuvieron vinculados a las campañas del actual presidente del país azteca, Andrés Manuel López Obrador: "Hay cosas de él que no me gustan, pero mi apego pasa más por los partidos de la izquierda".