El último sueño de Feijóo dura menos de 24 horas: el PNV le hace otra cobra
Génova ha intentado desde el 23-J hacer viable una investidura imposible por la incapacidad del PP para pactar con la "anti-España"
Calabaza tras calabaza. La investidura como presidente del gobierno se antoja cada vez más difícil para Alberto Núñez Feijóo, aunque él se obstine en pensar lo contrario. Una vez que la suma de PP y Vox no alcanzó la mayoría absoluta en las elecciones generales celebradas el pasado 23 de julio, el intento de doblegar al PSOE para una abstención o el de conquistar al PNV para votar a su favor han acabado fracasando.
Los populares, aturdidos al comprobar que los resultados del 23-J no coincidían con lo augurado por la demoscopia, han aprovechado estas tres últimas semanas para madurar unas opciones de investidura que siempre han sido imposibles por su incapacidad para explorar acuerdos con las formaciones que ha situado reiteradamente en la 'anti-España' o por sus pactos con Vox.
El día 26 de julio, ante la Ejecutiva de su partido, Feijóo aseguró que había comenzado a mantener contactos con otros partidos para armar su mayoría en el Congreso. Sólo escasos minutos después, el PNV descartaba su apoyo. No le iban a coger ni el teléfono.
La histeria por intentar aupar al líder del PP hasta la Moncloa llevó después al propio Feijóo a querer hablar con el PSOE para intentar un pacto entre los dos “partidos de Estado” a través de una misiva dirigida directamente a Sánchez encabezada con un llamativo "Estimado Pedro" que el presidente respondió con una negativa elegante pero cargada de ironía.
Con un pacto imposible con las fuerzas independentistas (ERC, JxCat y Bildu) a las que el PP siempre ha despreciado y con un PSOE preparando su propia investidura, a Feijóo sólo le ha quedado, por tanto, seducir al PNV dejando a Vox fuera del gobierno.
Los de Abascal movieron ficha: este domingo, Vox afirmó estar dispuesto a apoyar una mayoría constitucional en el Congreso que permitiera formar Gobierno sin el respaldo de "quienes pretenden destruir los fundamentos de la Constitución". Es decir, apoyar a Feijóo sin la exigencia de ministerios.
Una decisión que choca con la postura mantenido por los de Abascal en Castilla y León, Comunidad Valenciana, Extremadura o Aragón, donde el PP ha tenido que 'tragar' con gobiernos de coalición con Vox para evitar la repetición electoral. Moncloa, por su parte, cree que este movimiento de Vox obedece a una estrategia "pactada" por ambos en las "reuniones secretas" que Feijóo y Abascal han tenido en las últimas semanas.
En todo caso, el intento ha sido infructuoso. A través de un tuit, la dirección del PNV ha reafirmado este lunes en su decisión de no facilitar una hipotética investidura de Feijóo. "El 24 de julio, el Euzkadi Buru Batzar fijó su posición con meridiana claridad. Ante el intento de algunos actores políticos y mediáticos, tanto en Euskadi como en España, de construir una realidad alternativa, estimamos oportuno y conveniente refrescar su memoria", señalaba.
Su posición no es una novedad. Durante las semanas anteriores, los máximos dirigentes jeltzales ya habían advertido de que el PNV no entraría, "de ninguna manera", en la ecuación PP-Vox. Incluso, tras las elecciones autonómicas y municipales del pasado 28 de mayo, el PNV cerró esta puerta una vez que el PP comenzó a "meter en las instituciones" a Vox. "Han cruzado una línea roja", aseguraron.
La postura del PNV se entiende al tirar de hemeroteca y recordar algunas declaraciones que los socios preferentes del PP han hecho sobre ellos. En 2014, Abascal llegó a escribir en Twitter: "Otra vez el 'moderado' y 'demócrata' PNV orina sobre la sangre de nuestros muertos desfilando junto a mafia terrorista para exigir impunidad".
Mientras, en televisión, Javier Ortega-Smith le dijo a la cara a Aitor Esteban que el PNV era "quien recogía las nueces de los palos que agitaba la ETA" y que su interés iba a ser ilegalizar el partido una vez tocaran poder.
Abascal, incluso, aseguró hace menos de un año que el PNV le "repugnaba" y que Feijóo tendría que decidir entre su apoyo o el de los nacionalistas vascos en una investidura. "Al señor Feijóo parece que le gusta el PNV. A mi me repugna el PNV. Tendrá que elegir", dijo. Un veto que Abascal ahora ha levantado tras pasar de 52 a 33 diputados en la nueva legislatura y siendo consciente de que cualquier oferta al PP acabaría resultando inútil. Porque la investidura de Feijóo tras el 23-J siempre ha sido una 'misión imposible'.