Si Sánchez es investido, una ley de Montoro de 2012 le puede amargar la legislatura
El PP podría valerse de su mayoría absoluta en el Senado para ello.
La sombra de Cristóbal Montoro, exministro de Hacienda, es alargada. Y llega hasta hoy en día, pese a que dejó la política en 2018, cuando Pedro Sánchez logró derrocar al Gobierno de Mariano Rajoy merced a una histórica moción de censura.
Aquel Ejecutivo ya vivió a la sombra del exministro durante un largo rato, ya que tuvo que ir prorrogando los Presupuestos de Montoro del año 2018. Hasta tres veces lo hizo. Son, hasta la fecha, los más longevos de la historia. Ya se lo vaticinó Rajoy a Pablo Iglesias durante el debate de la moción de censura: "Se los van a tener que comer con patatas".
Y ahora Sánchez, si resultase investido nuevamente presidente del Gobierno, puede volver a sufrir el trabajo que dejó hecho el exministro de Hacienda, esta vez en 2012.
Porque ese año se aprobó la reforma de la Ley de Estabilidad Presupuestaria que introducía una importante novedad: la capacidad de veto del Senado a los objetivos de estabilidad presupuestaria y de deuda pública. Es decir, la capacidad de tirar abajo el aumento de gasto en los Presupuestos Generales del Estado, las cuentas públicas que cada año tienen que aprobar los distintos gobiernos.
Así lo establece el artículo 15.6 de la norma:
6. El acuerdo del Consejo de Ministros en el que se contengan los objetivos de estabilidad presupuestaria y de deuda pública se remitirá a las Cortes Generales acompañado de las recomendaciones y del informe a los que se refieren los apartados 4 y 5 de este artículo. En forma sucesiva y tras el correspondiente debate en Pleno, el Congreso de los Diputados y el Senado se pronunciarán aprobando o rechazando los objetivos propuestos por el Gobierno.
Si el Congreso de los Diputados o el Senado rechazan los objetivos, el Gobierno, en el plazo máximo de un mes, remitirá un nuevo acuerdo que se someterá al mismo procedimiento.
Y el PP tiene mayoría absoluta en el Senado, que ya preside desde este jueves Pedro Rollán, y donde los populares cuentan con 120 de los 208 escaños de la cámara alta. Es decir, el PP tiene en su mano vetar una de las patas fundamentales de las cuentas públicas que presente un eventual gobierno progresista presidido por Pedro Sánchez.
¿Por qué no se ha cambiado antes?
El PSOE y el resto de partidos de izquierdas han tenido, durante esta legislatura, la oportunidad de cambiar esta norma.
Más aún teniendo en cuenta que, ya en el Ejecutivo, el PP ya le hizo esta 'jugarreta' a los socialistas en diciembre de 2018, cuando la mayoría absoluta de los populares tumbó el techo de gasto de los primeros Presupuestos que pretendía elaborar Sánchez para 2019, evitando que la senda de estabilidad pasase del 1,3% del PIB al 1,8%, pese a estar autorizada por Bruselas. Cinco décimas que suponían 6.000 millones más.
Mucho de ese dinero iba a ir a parar a las comunidades autónomas, algunas de ellas del PP, que se vieron afectadas por la decisión de su propio partido. "Las grandes perjudicadas serán las autonomías", dijo la ministra de Hacienda, ahora en funciones, María Jesús Montero.
¿Y por qué no lo ha cambiado la mayoría de izquierdas en el Senado? Lo cierto es que se ha intentado en dos ocasiones.
En la primera, en 2018, fue la Mesa del Congreso la que tumbó el intento de PSOE y Unidas Podemos de incluir una enmienda de reforma del veto del Senado en una proposición de ley de medidas contra la violencia machista.
El máximo órgano de la cámara baja, entonces controlado por PP y Ciudadanos, rechazó esta enmienda al considerar, como explicó su entonces presidenta, Ana Pastor, que no guardaba "la necesaria homogeneidad y congruencia" con la iniciativa legislativa presentada. O lo que es lo mismo, que tuviera algún tipo de relación con la ley a la que se adjunta la enmienda. Esta es la doctrina, explicó Pastor, que había marcado el Constitucional respecto a estos asuntos.
Tras conformarse el nuevo Gobierno a finales de 2019, el Ejecutivo quiso volver a hacerlo, pero llegó la pandemia y todo se dilató. Además, las reglas de déficit se relajaron en Europa y desde entonces no se ha vuelto a aprobar ningún objetivo de estabilidad presupuestaria sino las llamadas "tasas de referencia", que no requieren de votación en el Senado y que son orientativas.
Por lo tanto, la urgencia de hacer esta reforma decayó y el adelanto electoral ha hecho que sea un tema que ha quedado en el tintero. Ahora, el Senado ha cambiado de manos y, si sale un gobierno progresista, se va a encontrar con una traba importante —otra más— durante la legislatura.