No está el horno para bollos: la polarización política se dispara en España

No está el horno para bollos: la polarización política se dispara en España 

Un nuevo estudio advierte del auge de la crispación y una mayor antipatía hacia PSOE y Sumar. Los españoles también se muestran "bastante partidarios" de que los líderes puedan adoptar acciones que transgredan los procedimientos democráticos.

Concentración cerca de la sede del PSOE en FerrazEuropa Press via Getty Images

El término "polarización" se convirtió el año pasado en la palabra del año, según la FundéuRAE, "por su amplia presencia en los medios de comunicación y por la evolución que ha experimentado su significado". No cabe duda de que su elección sobre otras once palabras se debió al momento de máxima confrontración y clima tenso que se respira en el mundo de la política, especialmente tras las últimas elecciones generales. La complicada artimética parlamentaria, la conformación de un primer Ejecutivo en el que no gobierna el partido más votado y la irrupción de nuevos actores políticos forjados en el bulo y la desinformación han transformado el actual panorama hasta ampliar los extremos ideológicos y barnizar el discurso político de insultos, desprecios o amenazas.

Pero esta realidad no sólo se circunscribe al ámbito parlamentario o de la dialéctica política. También toca la calle. Sirvan como ejemplos, de esta misma semana, las cartas con ofensas machistas que han recibido diputadas y senadoras del PP, así como el ataque vandálico con pegatinas nazis al coche de la ministra de Sanidad, Mónica García. Un clima "irrespirable" que favorece y se alimenta de la erosión y de la pérdida de credibilidad de las instituciones, como también de un populismo descontrolado que no conoce de líneas rojas y que ha permitido que algunas plataformas, como 'Se Acabó la Fiesta' del agitador Alvise Pérez, llegara a sumar 800.000 votos en las últimas elecciones europeas.

"Hay momentos en los que llegas a sentir vergüenza ajena y te revuelves por lo que tienes que escuchar desde tu escaño", señala un diputado que lleva poco tiempo en la Cámara Baja. Otro, con más experiencia, cree que se ha perdido "elegancia". "Siempre ha habido bronca y crispación, no es algo nuevo, pero ahora algunos se quieren lucir para subir un vídeo de treinta segundos a las redes sociales y hacerse virales", añade.

  Feijóo contesta a Sánchez en el Congreso.Juan Carlos Rojas/picture alliance via Getty Images

El Centro de Estudios Murciano de Opinión Pública de la Universidad de Murcia (CEMOP), con el apoyo del proyecto Polariza financiado por la Fundación Séneca, presentó este viernes una encuesta nacional sobre polarización política que confirma esta creciente ola de irritación y convulsión: el 82% de las personas entrevistadas considera que la crispación política ha aumentado en España respecto a hace cuatro años.

Lo curioso es que esa mayor percepción de crispación la tienen principalmente personas ubicadas ideológicamente en la derecha y extrema derecha (es decir, votantes del PP y de Vox en las elecciones generales de julio de 2023), cuando precisamente esa parte del electorado fue la encargada de liderar las repetidas concentraciones (algunas violentas) frente a sedes socialistas como la de Ferraz para protestar por la ley de amnistía o por la propia investidura de Pedro Sánchez como presidente del Gobierno. 

"Tras un proceso electoral y la subsiguiente formación de gobiernos siempre se da una dinámica de ganadores y perdedores, y los contextos de crispación política alimentan esta dinámica. En este sentido, los que se reconocen perdedores suelen ser los más enfadados y crispados, y además acusan a los adversarios de ser los responsables del clima político y social. Si se intercambiaran los roles de ganadores y perdedores, se mantendría una lógica similar", explica Alberto Mora, director técnico del CEMOP.

El estudio también demuestra que la polarización afectiva (definida como la distancia emocional entre el afecto que despiertan quienes simpatizan con nuestras mismas ideas políticas en contraposición con el rechazo hacia quienes tienen opiniones distintas) ha aumentado casi un 30% en cuatro años y es mayor a medida que avanza la edad de las personas encuestadas. Es decir, las personas mayores son las que desarrollan identificaciones y lineamientos ideológicos y partidistas más fuertes, mientras que los jóvenes presentan unos niveles de adhesión partidista menos sólidos.

  Un hombre porta un megáfono durante una protesta políticaEuropa Press via Getty Images

En todo caso, según matiza Mora, esta mayor polarización afectiva entre personas de avanzada edad se debe en buena parte al rechazo que muestran hacia los partidos no tradicionales, como pueden ser Sumar o Vox. "De alguna forma, parece que los mayores penalizan incluso socialmente a quienes dan soporte a formaciones que discrepan o ponen en duda ciertos consensos alcanzados", subraya.

Más antipatía hacia los partidos de izquierda

En lo que se refiere estrictamente a partidos, la antipatía hacia el PSOE y Sumar ha aumentado considerablemente, hasta los diez puntos porcentuales; mientras que hacia PP y Vox se mantienen estables o disminuyen ligeramente. De hecho, los niveles de antipatía hacia Vox en 2024 (64,0%) son los más bajos de la serie. Hace un año, el 70% de los entrevistados manifestaba rechazo hacia este partido.

Pero lo más sorprendente de este estudio, sin embargo, es que los españoles se muestran "bastante partidarios de que los líderes puedan adoptar acciones que transgredan los procedimientos democráticos si el país se encuentra en un claro peligro". Una situación resultante de los altos niveles de crispación que podría explicar el auge de figuras tan controvertidas como la de Alvise Pérez. "El creciente apoyo a perfiles transgresores, e incluso a liderazgos de estilo cesarista, puede explicarse por la percepción de que la situación es insostenible y se necesitan con urgencia liderazgos más contundentes y decididos", señala uno de los autores del estudio.

  Protestas por la amnistía frente a la sede del PSOE en FerrazEuropa Press via Getty Images

Pero, ¿están los ciudadanos cómodos con este nivel de crispación? ¿Hemos pasado de criticarlo a buscarlo? Para Mora, hay un aumento del hastío frente a este clima y una polarización con dos caras: "por un lado, un creciente hooliganismo político entre quienes sostienen identidades ideológicas y partidistas muy marcadas; por el otro, un segmento de la población cada vez más cansado y desencantado de la política". 

Por último, y aunque la ciudadanía también es culpable de esta situación, el doctor en Ciencia Política por la Universidad de Murcia cree que los procesos de comunicación política que últimamente están desplegando nuestras élites "no ayudan a frenar el incremento de la crispación y de la polarización". "Más al contrario, el uso de algunas narrativas y denostación del adversario, así como el abuso de la personalización de la política, favorecen que tengamos una sociedad más polarizada afectivamente", concluye.

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Licenciado en periodismo por la Universidad Carlos III. Actualmente, es jefe de política en El Huffington Post, tras nueve años como coordinador en ABC, cuatro como director digital en el grupo COPE y seis meses en Mediaset. Puedes contactar con él en javier.escartin@huffpost.es