Martínez-Almeida, la gran incógnita de Feijóo para el 28-M
El alcalde de Madrid ha virado su perfil desde que se dio a conocer: de duro a conciliador y viceversa. Tratará de evitar que la izquierda le arrebate la Alcaldía.
Afable, campechano, gracioso, majo. En definitiva, cae bien. Eso es lo que, probablemente, la gran mayoría de la ciudadanía respondería de primeras al ser preguntada por José Luis Martínez-Almeida, alcalde de Madrid, que aspira a reeditar su mandato a partir del 28 de mayo tras las elecciones municipales y autonómicas que se celebran ese día.
Ese carácter que mucha gente reconoce, lo forjó tras ganar las elecciones en 2019, cuando consiguió recuperar para el PP la Alcaldía de Madrid, que desde 2015 estaba en manos de Manuela Carmena. La jueza y entonces regidora ganó los comicios, pero no consiguió sumar más que la derecha. Ciudadanos y Vox auparon a Almeida al sillón de alcalde.
Con la vara de mando en su poder, a los pocos meses estalló la pandemia de coronavirus, que Almeida usó como una oportunidad para moldear su carácter. Porque todos esos adjetivos amables no habrían sido utilizados durante la campaña electoral con la que llegó al cargo, ni mucho menos. Como candidato, el ahora regidor fue muy duro, hasta "macarra" como algunos llegaron a decir.
La llegada del virus lo moderó. Sus mensajes de conciliación y entendimiento le hicieron ser visto como un personaje amable, en contraste con su líder nacional, Pablo Casado, y especialmente con la presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso, igual de dura entonces que ahora.
Llegó a protagonizar momentos de cordialidad como este con Rita Maestre, que hizo a muchos preguntarse si los políticos del Congreso —a tortas hasta en pandemia— vivían en el mismo país que los del Ayuntamiento de Madrid.
“Es muy inteligente, le está dando a la gente lo que necesita en un momento muy complicado. Es consciente de que es el alcalde de una ciudad asolada por la muerte y tiene que estar a la altura. No está haciendo como Ayuso, que es la opositora de Sánchez, él se ha granjeado el respeto de parte de la sociedad que le detestaba”, explicaba entonces a El HuffPost un concejal socialista.
Hasta personajes públicos no sospechosos de simpatizar con el PP, como Jorge Javier Vázquez o el actor Dani Rovira, alabaron la figura y el tono de Martínez-Almeida.
“Como persona que vive en Madrid, para mí José Luis Martínez-Almeida ha sido una agradable sorpresa. Le agradezco muchísimo desde aquí la discreción de su gestión”, le llegó a decir en directo el presentador de Sálvame.
"Es de recibo reconocer la altura política y humana de este señor en estos días tan complicados. Gracias", escribió en Twitter el intérprete después de que el regidor atendiera una petición de PACMA sobre la perrera municipal madrileña.
Al personaje que mejor caía del PP había que tenerlo en la dirección, así que Pablo Casado, entonces presidente del partido, decidió llevárselo de portavoz. Pero su tono contrastaba con el del líder, por lo que Almeida regresó a sus orígenes y se convirtió en el eco de quien mandaba.
No fue esto lo que afectó a su imagen, sino verse envuelto en la guerra entre Ayuso y Casado, que perdió este último, y en la que Almeida acabó poniéndose de perfil a última hora, salvándose de la quema pese a las informaciones que apuntaban a un intento de espionaje a la presidenta madrileña desde el propio Ayuntamiento.
También le ha afectado el caso de las comisiones millonarias en la compra de material sanitario en el Ayuntamiento de Madrid, por los que ahora la Fiscalía pide 15 años para el empresario Alberto Luceño y 9 para el aristócrata Luis Medina.
Un año después, ya con Ayuso en la dirección del PP madrileño, Almeida mantiene un perfil bajo, aun incluso en campaña. Así lo apunta la que será su gran rival el 28 de mayo, Rita Maestre, candidata de Más Madrid, quien asegura que el alcalde programa actos casi sin anunciarlos y tirando de asesores.
Y aun así, mantiene intactas sus opciones de retener el bastón de mando. Porque las encuestas apuntan a que el PP ganaría las elecciones y que podría tener mayoría. Eso sí, dependiendo de la ultraderecha. Sin el concurso de Ciudadanos, que parece condenado a desaparecer —salvo que Villacís obre milagro—, Almeida tendrá que contar de un modo u otro con Vox y Ortega Smith, con quien se ha dedicado en los últimos meses a zurrarse en público.
Pero la cosa pende de un hilo, ya que los últimos sondeos dejan el vuelco electoral en apenas un escaño. Los "pocos miles de votos" que Maestre asegura que podrían decantar la balanza en favor de la izquierda para que se produjera lo que ya sucedió en 2015 con Carmena.
En ese alambre vive la campaña Almeida, que llegó a portavoz municipal del PP en Madrid en 2017 tras "ganar el pulso a la sucesión natural", como indicaron las crónicas por aquel entonces. Ese heredero natural era Íñigo Herníquez de Luna, ahora diputado en la Asamblea por Vox. Cifuentes, que antes de dimitir era líder del PP madrileño, apostó por él como sucesor de Aguirre en la portavocía del Ayuntamiento.
Afiliado al PP desde los 18 años, el actual alcalde de Madrid hizo de todo hasta llegar a portavoz municipal del PP. Director general de Patrimonio Histórico de la Comunidad de Madrid de 2007 a 2011. Secretario del Consejo de Gobierno de la Comunidad de Madrid de 2011 a 2013. Responsable jurídico de la AIReF desde 2014. Miembro de la Secretaría General y del Consejo de la empresa pública SEPIDES (Sociedad Estatal de Participaciones Industriales y Desarrollo Empresarial) hasta 2015.
Entonces Aguirre se lo llevó al Ayuntamiento al incorporarlo en su lista para el Ayuntamiento como 'número tres'. Y desde entonces, hasta ahora.
De Almeida conocemos su faceta política pero también, y mucho, su lado más personal. Futbolero y muy del Atleti, se las ha tenido en público con jugadores del Madrid como Courtois, el portero blanco, con el que mantuvo este insólito cruce durante una recepción en el Ayuntamiento.
También es motero. De hecho, hizo gala de ello durante la campaña contra Carmena en 2019, cuando se comprometió a acabar con Madrid Central. Al final, ha tenido que remozar levemente el proyecto de su predecesora sin apenas cambios, cabreando con ello a Vox.
Pero de lo que más habla en toda entrevista que concede es de su soltería. De hecho, en 2019 llegó a decir que no usaba aplicaciones para ligar con este argumento: "Tengo éxito por mí mismo como para ir a una 'app' para ligar".