Los Presupuestos, también en la negociación con los independentistas

El rey Felipe ya despacha con los representantes de las formaciones políticas que han aceptado su invitación a Zarzuela. En principio, Pedro Sánchez trasladará al jefe del Estado que, esta vez sí, cree que cuenta con los apoyos necesarios para ser presidente el Gobierno. Esto es, que puede convencer al independentismo catalán y al resto de sus socios potenciales. Si bien, la exigencia de avanzar hacia un referéndum de autodeterminación ha contrariado al equipo del candidato socialista, que ahora ya no descarta demorar los plazos.

Para el PP, la autodeterminación es un “cebo” para no hablar de la ley de amnistía, que está encima de la mesa negociadora. “La amnistía por sí sola ya es un chantaje inaceptable para cualquier constitucionalista y ningún partido debería estar dispuesto a ceder ante esta exigencia”, según Alberto Núñez Feijóo, que finalmente ha confirmado su asistencia a la protesta convocada el próximo día 9 en Barcelona por Sociedad Civil Catalana, y a la que también irá Santiago Abascal.

Las hipotéticas cesiones de Sánchez y sus consecuencias prácticamente monopolizaron el primer Comité de Dirección de los populares tras la investidura fallida de su líder. “Hay que estar en la calle. En Barcelona y donde haga falta”, insisten desde un sector del partido, capitaneado por Isabel Díaz Ayuso, que también estará en la Ciudad Condal. “Sánchez tiene que salir del escondite en el que está y decir cuáles son los límites”, reclamaron públicamente en el PP, convencidos de que se está cerrando los detalles de la amnistía.

Ciertamente, las partes implicadas admiten que, se llame como finalmente se llame, se está trabajando en una ley de amnistía. El único que se resiste a referirse expresamente a ella es el presidente en funciones. El problema para el PSOE es que el mundo independentista ya ha dado por descontado que esto ocurrirá y continúa pidiendo más. Al menos, públicamente. “El conflicto solo se puede resolver en las urnas”, avisó Pere Aragonés el domingo, en el marco del aniversario del referéndum ilegal del 1 de octubre de 2017.

“Van más allá en público que en privado”, deslizan las fuentes consultadas por El HuffPost. A juicio del Gobierno, Junts y ERC están construyendo su propio relato aunque con ello torpedeen las negociaciones e incluso puedan atrasar el calendario de investidura. Varios ministros han trasladado en privado su enfado, no sin recordar los enormes riesgos que está asumiendo Sánchez, con la vieja guardia del PSOE clamando contra sus intenciones.

Ante esta realidad política, el equipo del presidente en funciones no quiere que el pacto quede limitado a superar la votación de investidura, ya sea a finales de octubre o en noviembre, como ahora se sugiere. Sánchez no quiere que la legislatura se convierta en una tortura y por ello pretende dejar apalabrados varios hitos políticos, principalmente los Presupuestos Generales del Estado.

“Si apruebas dos Presupuestos, tienes prácticamente una legislatura completa”, resumen en el Gobierno. Y de ahí que Sánchez busque cerrar el apoyo parlamentario de sus socios, aunque después tengan que negociar el detalle de determinadas partidas. El PNV incidía en la necesidad de un pacto solido ya que, en palabras Íñigo Urkullu, el PSOE necesitará “todos los votos todo el tiempo”.

“Sería lo mejor para dotar a la legislatura de cierta estabilidad”, según las fuentes consultadas, evitando confirmar el detalle de unas negociaciones que prosiguen pese a los órdagos independentistas. “Sí, continuamos trabajando. Pero ERC y Junts saben que no podemos admitir una consulta ilegal porque está fuera de la Constitución. Está en su mano que todo termine bien”. Sumar volvió a solicitar discreción para asegurar que la de Sánchez no se convierta en otra investidura fallida.