La ‘ley Mordaza Esquerra-Bildu’ y los ‘seatfillers’ de Abascal
Se han acuñado dos nuevos 'palabros' en el Congreso sin necesidad del beneplácito de la RAE.
Hay disgusto e indignación entre los socios de legislatura por el fracaso de la reforma de la ley Mordaza, que en Moncloa es aún mayor porque su modificación representaba una de las promesas icónicas de Pedro Sánchez. “Hay que empezar a llamarla como lo que es, la ‘Ley Mordaza Esquerra-Bildu’ porque ahora son los responsables de que siga en vigor y deben asumir el papel que han jugado. 36 de los 54 artículos se han modificado. Pero llega un momento que hay que decir ‘hasta aquí ‘, porque todo tiene un límite”, explica un miembro del Gobierno consciente de la trascendencia simbólica de esta ley.
Hoy, la frustración por el fiasco de la ley Mordaza se abría paso en los corrillos a la expectación sobre cómo será la segunda moción de censura de Vox. Algunos de los socios comentaban que más que lamentarse había que tratar de buscar cómo avanzar. Un deseo poco factible. No había lugar para las sonrisas, ni siquiera la moción de censura de Vox era ya motivo de bromas. Según se acerca la fecha, crece la inquietud. Hay que tomarsela en serio.
Los 'seatfillers' con todos ustedes
Esta misma semana y gracias a los Oscar ya se ha puesto nombre a los diputados que se sientan en el sillón casi siempre vacío de Abascal, ‘seatfillers’. Así se conoce a los hombres y mujeres anónimos que durante la ceremonia de entrega de premios cinematográficos ocupan los asientos de las estrellas mientras salen a hacerse fotos para que no se vean vacíos. Resulta que en la bancada de Vox pasa lo mismo. Hasta que se aprueben hologramas para que los políticos ausentes simulen estar en su escaño, el partido de extrema derecha ha decidido ocultar el absentismo laboral de su líder y sobre todo evitar imágenes que evidencian el tiempo que dedica Abascal a trabajar. El planillo de turnos para sustituir al presidente de Vox, debe llevar más tarea que preparar la moción del próximo martes.
Entre los diputados y portavoces, no hace ni pizca de gracia, más bien despierta preocupación. Nadie quiere contribuir a que la estrategia de Abascal para arañar votos al PP, se convierta en un circo y que el Congreso se muestre a ojos de la opinión pública como una especie de Club de la Comedia. “El uso torticero de las instituciones que hace Vox persigue una ocasión con eco de arremeter y llamar criminal a Pedro Sánchez. Al principio pretendió hacer un discurso en el que Tamames y él se pudieran complementar, quizá porque no calibró que Tamames siempre ha tenido una vocación de protagonismo extraordinario. “Ramón siempre se ha sentido por encima del resto de los mortales y pero no he tenido ocasión de que el país le quiera y le valore como considera que merece Tamames tiene el límite de lo que es su propia historia”, explica un destacado político que ha tratado mucho con el economista.
En los pasillos del Congreso, la portavoz del PP, Cuca Gamarra, lanza los mensajes del partido sin variar una coma. No para de colocar dos conceptos que considera claves. El primero que el PP es “el principal partido de la oposición” como si fuese prioritario defender su statu quo ahora que Vox intensifica la guerra por los votos en la derecha. El segundo decir “desgobierno" siempre que cita al Gobierno, aunque no encaje en el discurso aprendido. Hay desazón entre los populares.
“Vox se centrará en la destrucción de España, en la traición a la patria y al terrorismo durante el discurso inicial de la moción. Son los temas clásicos del PP, que ahora nos disputan. Le interesa arremeter contra Feijóo. Su objetivo es el contrario al nuestro, porque Feijóo quiere convencer a quienes se han ido del PP para que vuelvan. Y Vox, conseguir que se reequilibre el peso entre los dos”, analiza un diputado popular.
El resto de partidos, tienen aún menos clara la estrategía a seguir. Hasta Gabriel Rufián de ERC, ha desistido de su idea de convencer a los demás grupos de elaborar una respuesta común que se irìa repitiendo durante los dos días que dura la moción. “Estamos reevaluando nuestra respuesta”, decía hoy. Mientras, Ione Belarra tomaba el relevo de las ocurrencias proponiendo que solo intervengan mujeres durante la moción porque al ser Vox un partido machista, nada más ofensivo que tener que responder a diputadas. En el Gobierno ni se han molestado en entrar al tema. “Es una propuesta más” ha dicho un ministro que reconocía que su respuesta causará sorpresa.
Ahora la prioridad de cada grupo político es no entrar al trapo a Tamames, evitar el ataque directo por mucho que saque su ego a pasear y tratar de responder a Abascal en lugar de al veterano economista. Hay que lograr el equilibrio para no ningunearle y evitar las situaciones patéticas. En eso coinciden todos. Al final, el resultado entre costes y beneficios se repartirá en la derecha.