La reducción de la jornada laboral se estanca: ¿qué está pasando?
El Gobierno se da tiempo para lograr el consenso mientras la patronal reniega de la medida y los sindicatos advierten de movilizaciones.
No es ficción, pero el guion podrían haberlo escrito Danny Rubin y Harold Ramis, situando de nuevo a Bill Murray en el papel de un Phil Connors atrapado en un bucle temporal. Así es, de hecho, como el secretario general de Comisiones Obreras, Unai Sordo, ha definido la mesa del diálogo social para reducir la jornada laboral de las 40 a las 37,5 horas. “La negociación ha entrado en bucle”, declaraba a la Cadena SER.
Hace 41 años, cuando el Gobierno aprobó la jornada laboral de 40 horas semanales, el entonces presidente, Felipe González, se topó con la negativa indómita de la patronal. Si la gente quería trabajar menos, tendría que cobrar menos, decía en aquellos años la CEOE. Quizás el lenguaje actual sea menos violento, pero el fondo no difiere demasiado. Como hace más de 40 años, la patronal no comparte la reducción propuesta. “Si cambias de 40 horas a 37,5 horas significa que las cotizaciones y salarios van a subir un 6,2%”, se quejaba este jueves Lorenzo Amor, vicepresidente nacional de la CEOE, quien pedía “medidas compensatorias” y recordaba que para limitar la jornada ya estaban las negociaciones colectivas. Lo mismo que argumentaban en 1982. El bucle.
La reducción de la jornada laboral a las 37,5 horas es una de las medidas estrella del pacto de Gobierno que firmaron PSOE y Sumar. Se trata de una modificación que, como señalaba el secretario de Estado de Trabajo, Joaquín Pérez Rey, servirá “para el próximo medio siglo”. “Es una medida que no se volverá a tocar en casi lo que queda de siglo”, por lo que desde el Ministerio de Trabajo entienden que no hay “por qué incorporarla de manera abrupta”. Es uno de los motivos por los que Trabajo ha pasado del ultimátum a la intención de, sea cuando sea, anunciar la nueva norma con el consenso de todos los agentes implicados, tanto sindicatos como patronal.
Si hace unas semanas la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, dejaba caer que la nueva normativa saldría adelante con o sin el apoyo de CEOE y Cepyme, este jueves reconocía que no estaba tan preocupada por el tiempo: “Me preocupa que lo encaucemos y que seamos capaces de darnos la mano. Si hay que dedicarle muchas horas y muchas semanas, no tengo inconveniente, ya lo he demostrado”, afirmaba.
Pero los sindicatos, CCOO y UGT, se impacientan. De hecho, el propio Unai Sordo ha avisado de que en septiembre comenzarán las movilizaciones. Para CCOO, la propuesta inicial del Gobierno estaba bien y, aunque consideran “importante que una medida de estas características pueda salir con consenso”, lamentan que desde la patronal “se haga un mundo” cuando la realidad es que, gracias a la negociación colectiva, muchos trabajadores y trabajadoras ya tienen una jornada menor. Lo mismo opinan desde UGT: “Llegar al objetivo de las 1.712 horas anuales son 48 horas menos al año; no parece lógico pensar que reducir 48 horas al año vaya a suponer la grave crisis de las empresas”.
Reuniones desde enero
Este miércoles se produjo la última de las mesas de diálogo social que comenzaron el pasado mes de enero con el objetivo de acordar la reducción de la jornada. Aunque todavía no hay consenso, el secretario de Estado de Trabajo consideró “muy constructivo” el encuentro. Según avanzó, en estos momentos son tres los elementos que están en discusión: la incorporación paulatina de las empresas a las 37,5 horas, con plazos flexibles, algo a lo que está dispuesto el Gobierno; la posibilidad de que algunos sectores puedan distribuir irregularmente el tiempo de trabajo, una petición de la patronal; y el derecho a la desconexión digital, de manera que no solo se trabaje menos, sino que los trabajadores tampoco puedan ser “molestados” fuera de su horario laboral.
Aunque el secretario general de CCOO no ve ningún movimiento que demuestre que la CEOE esté “ni remotamente” cerca de querer alcanzar un acuerdo, la mesa de diálogo social volverá a reunirse el próximo 29 de julio. Si bien nada apunta a que exista entonces un acuerdo, la "convicción" de Pérez Rey "es que no hay ninguna objeción de calado que impida que CCOO, UGT, CEOE y Cepyme se sumen a la reducción de la jornada”.
Tanto CEOE como Cepyme no han querido hacer declaraciones respecto a su posicionamiento en la negociación. De hecho, no suelen comparecer nunca tras las mesas de diálogo, como sí hacen Gobierno y sindicatos. No obstante, atendiendo a sus afirmaciones en diferentes actos, no parece, por ahora, que estén a favor de la medida. Además de lo expresado por Lorenzo Amor, el presidente de la CEOE, Antonio Garamendi, despreció hace unos días la idea apoyándose en que supondría que las empresas tendrían que “regalar” doce días de vacaciones al año a cada trabajador.
La reflexión regresó hacia Garamendi en forma de búmeran con la respuesta del secretario general de UGT, Pepe Álvarez. Este recordó a la patronal que, según sus cálculos, serían 16 y no doce los días que se reduciría la jornada para quienes trabajan 40 horas a la semana. Y le devolvió una pregunta: "¿Por qué no hablan del regalo que hacen los trabajadores de nuestro país a las empresas españolas en relación con las horas extraordinarias que se realizan gratis, que nos roban a los trabajadores?"
La reducción de la jornada cuenta con el apoyo social
Según una encuesta realizada por el instituto 40dB. para El País y la Cadena SER, dos de cada tres españoles apoyan la reducción de la jornada que plantea el Gobierno, siendo las personas jóvenes y los votantes de Sumar y PSOE quienes más apuestan por su implementación. No obstante, en el caso del PP y Vox tan solo un 24% y un 29% respectivamente reniegan de la idea.
Y no solo eso. Tal y como recoge la encuesta, un 66% de las personas encuestadas considera muy o bastante positiva la reducción de un día completo de jornada, es decir, trabajar cuatro días a la semana. Lo apoyan, entre otras cosas, porque “mejora la conciliación entre la vida laboral y personal, mejora la salud física y mental e impulsa el consumo al tener más tiempo libre”.